Esta es la historia de una chica ordinaria, nada en particular. O así ella pensaba..
El nombre de esta chica de catorce años era Stella, Stella Botherhood. Había pasado a séptimo grado, y ahora se encontraba en las vacaciones de verano. Ella era siempre una chica muy activa, le fascinaban los deportes. Sus gustos no eran muy femeninos que digamos, pero no era varonil, en lo absoluto.
Todas las mañanas salía a hacer ejercicio con su madre, en el parque el cual estaba cerca de su casa. Le encantaba el anime, y amaba dibujar. Le fascinaba bailar y cantar. En la escuela siempre era una de las mejores en cuanto a calificaciones. Aunque no era una persona muy cariñosa, no era antipática.
Septiembre había pasado volando, y las clases ya comenzaban. Asistió a su primera semana de clases, esta chica no era muy sociable, en su grado tenía unos 3 o 4 amigos, entre estos chicos y chicas. El sábado tenía un examen de Karate, para pasar a cinta anaranjada. Ella no se había preparado tan bien como siempre lo hacía, pues el cambio de primaria hacia secundaria le había pegado, y bastante. El viernes, después de terminar sus respectivas tareas, a las 8:00 pm, se puso a practicar el Kata correspondiente a su examen, y algunos movimientos que le correspondían igual. A la mitad de su pequeño entrenamiento, algo raro sucede. Por un momento, Stella sintió como si su cuerpo no le perteneciera, pues no respondía. Se quedó paralizada por algunos segundos, y luego pudo retomar el control de este. Se asustó un poco, pero concluyó que tal vez era por el cansancio que ella sentía, pues la noche anterior había estado toda la noche estudiando para un examen, el cual creía que había pasado con buenas notas. Después de eso, siguió entrenando un poco más y subió exhausta hacia su habitación. Se duchó, se cambió, y cayó a la cama de inmediato, entró a su celular para poner su respectiva alarma, a las 5:15 de la mañana. Se durmió a penas cerró sus ojos.
—¡BEEP, BEEP, BEEP !—La alarma sonaba.
—¿¡Por qué he programado una alarma a finales de madrugada para un DOMINGO!?—Decía, medio dormida, molesta y confundida.—Oh, cierto, hoy tengo un examen de Karate.
La noche anterior ya había dejado todo preparado, su Karategi, su cinta, sus zapatos y su mochila.
Se paró de la cama de inmediato, lo cual hizo que se mareara. Fue directo al baño y prendió la luz, se duchó rápidamente y se cambió. Fue directo a la cocina, y le hizo el desayuno a su padre y a ella, pues este también practicaba Karate, y, por consiguiente, también tenía examen ese día. Comieron, se cepillaron los dientes y salieron directo al Dojo, pues era ahí donde todos siempre se reunían para los exámenes. Al parecer ellos eran los que primero habían llegado, pues nada más estaban El Shihan, los dos Sensei, y El Shiroi.
Su padre, César y ella, practicaban la disciplina Kyokushinkai del Karate, una de las más fuertes.
—Osu!—Dijeron su padre y ella, saludando a los 4 maestros.
Nota: "Osu", es un saludo el cual se hace hacia los maestros y compañeros en Karate. La palabra "Osu" significa: compromiso de hacer el mejor esfuerzo y resistir. La cual se puede interpretar como una promesa o una especie de compromiso hacia sus compañeros y maestros.
Estos les respondieron de igual forma.
Un par de minutos después, los demás compañeros fueron llegando. Cuando ya todos a los cuales les tocaba el examen estaban ahí, hicieron el respectivo chequeo para ver quién había pagado el examen. Después de verificar todo, el Shihan les explicó a todos el lugar y la ruta que tomarían, para evitar cualquier tipo de confusión o inconveniente. Luego salieron, cada uno se dirigió a sus respectivos autos, y partieron al lugar acordado. Stella nunca había visitado el parque al cual iban a ir, así que estaba ansiosa por llegar.
El parque se llamaba: "Parque Nacional Lincon", y era un lugar magnífico. Era muy amplio y tenía una arena que parecía de cuarzo. Era de ladrillos, pintados de blanco, y el lugar era muy grande, tanto, como para que 100 personas pudieran luchar. Así pues, sacaron los Tatami ( Es un tapiz acolchado sobre el cual se practican deportes como el Karate) y entre todos ayudaron para así hacer un gran cuadro sobre el piso blanco.
Hicieron a un lado ese cuadro, pues primero iban a calentar un poco. Practicaron movimientos básicos, defensas y patadas. Stella a veces se confundía con uno que otro movimiento, pero de resto lo hacía todo muy bien. A continuación los pusieron a avanzar con patadas. Stella sabía que ese era uno de los momentos cruciales de ese examen, pues en el anterior, se había sentido muy mal, y le había tenido que decir al Shiroi que sentía mareos...Una larga historia.
—Ichi! ( Número uno (1) en japonés )—Dijo el Sensei, el cual estaba dando la clase.
Stella hasta ahora lo estaba haciendo muy bien, pero cuando el Sensei dijo: "Mawatte" ( Dar la vuelta, girar, en japonés ) , lo cual significaba que venía otra "ronda" por así decirlo, un mal presentimiento le entró a la pobre.
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Este mundo despiadado
Ngẫu nhiênStella era una chica normal. Asistía a clases, en realidad era la mejor. Estaba en Karate, por ende, en el mes de septiembre, tenía un examen para pasar de cinta. "No puedo creer que una simple caída haya afectado mi vida entera", ese podría ser un...