—¿Cariño, ya lo viste?—Preguntó Alejandra, retomando el aliento.
—No, esto tarda un poco.—Él le respondió, quejándose.
Pasados unos diez minutos, las imágenes por fin cargaron.
Ambos padres observaron la tiranía de su propia "hija" hacia el animal, lo que les partió el corazón a los dos. Pero sin duda alguna, la persona que estaba más dolida era César.
—Yo sólo no puedo creer esto.—Dijo él, mientras lágrimas corrían por sus mejillas.
—¡Es imposible!—Exclamó Alejandra.
—¡¡STELLA BOTHERHOOD VEN A MI ESTUDIO INMEDIATAMENTE!!—Le gritó a la hija desde su despacho.
Por fin Yumi había tenido completo control de el cuerpo de Stella. Normalmente, si Stella hubiese escuchado eso en posesión de su cuerpo, se le hubiera erizado la piel, pero Yumi era más temeraria de lo que aparentaba.
—¡Sí, padre!—Respondió al atemorizante llamado del padre de Stella, en un tono algo sarcástico.
Yumi caminó hacia el estudio de César, con una sonrisa en la cara que no auguraba nada bueno.
—¡DIME QUÉ ES ESTO!—Le exclamó su padre, quien todavía lloraba, volteando de golpe su monitor, en el que se podía observar las pruebas del asesinato.
—Mira, viejo, así son las cosas. ¿Quieres saber la verdad?, yo odiaba a ése canino. Siempre fue una molestia para mí—Decía Yumi.—Siempre se llevaba la atención de todos, ¿y yo qué recibía?eso es, ¡nada!—Exclamó.
Cada palabra que Yumi decía, hacía estallar de rabia cada vez más a Stella. Quería deshacerse de Yumi, pero aún no tenía la fuerza de voluntad suficiente para poder hacerlo. Todavía no.
Cuando por fin Yumi terminó de hablar, toda la casa se quedó en silencio. Alejandra estaba sólo atónita de lo que acababa de oír. César....digamos que César estaba mal.
—¿Te vas a quedar ahí callado, vie—La voz seca de César había interrumpido a Yumi.
—Con que eso, ¿eh?..ya veo...Así que después de todo este tiempo estuviste mintiendo.—Dijo, poniéndose de pie el alto hombre. Su figura inminente emanaba un aura de tristeza, confusión y sobretodo mucha rabia.—¿Todo este tiempo sólo decías mentiras? "¡Yo amo a Yamato!" "¡Yamato lo es todo para mí!". Mentira tras mentira...¿Cómo pudiste haberme hecho esto, Stella?—Concluyó.—¡ERES UNA MENTIROSA! ¡NO TE CONSIDERARÉ MI HIJA!—Concluyó con esa destructiva frase para Stella.
—¡No! se equivocan, yo no hice eso, ¡fue ella, no yo! Tienen que entenderme...—La rabia y frustración de Stella eran tan grandes que por fin había logrado tener posesión de su cuerpo otra vez, aunque sólo fuera por unos minutos.
—NO SALDRÁS DE TU CUARTO EN UN MES, ¡¿¡ME OÍSTE!?!—Exclamó el padre.
—¡¡CÉSAR TE EQUIVOCAS!!—Dijo la niña de un sólo grito. Después se arrodilló ante este.—¡Yo no lo hice! ¿¡Cuántas veces tengo que decírtelo!? ¡FUE ELLA! ¡FUE YUMI! ¡Ella poseyó mi cuerpo!—Luego de estas palabras sin cordura, Stella empezó a llorar.
—¡JA!—César soltó una carcajada— claro, como si fuera a confiar en ti de nuevo, Botherhood—Ni siquiera la llamaba por su nombre.
—Tienes...tienes que creerme.—Stella le rogaba, con una voz que no parecía de ella. Algo había cambiado.—¡¡Tú TIENES que creerme!!—Le trató de arrojar un puño hacia la cara, pero este en seguida lo paró.
Retiró su puño con desagrado de la mano de su padre, y se retorció de dolor arrodillada, pues algo andaba mal en su cabeza.
Después de unos diez segundos, Stella se sentía algo mejor. Volvió a ser ella. Se dirigió a su cuarto sin intercambiar una sola palabra con ambos, aunque fuera con su madre, quien siempre la apoyaba en sus argumentos con su padre, puesto que a veces se pasaba en cuanto a los regaños.
Se dirigió a su cuarto, y se encerró de nuevo. Se tumbó en la cama. Lloraba, y maldecía a Yumi susurrando. Yumi estaba flotando en el aire, y se veía claramente que gozaba de la situación.
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Este mundo despiadado
De TodoStella era una chica normal. Asistía a clases, en realidad era la mejor. Estaba en Karate, por ende, en el mes de septiembre, tenía un examen para pasar de cinta. "No puedo creer que una simple caída haya afectado mi vida entera", ese podría ser un...