Capítulo 14: No es lo que parecía

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Inmediatamente buscaron al señor Harrison, quien conducía el transporte escolar, para ver si les podía hacer el favor de llevarlos al hospital más cercano. Este aceptó gentilmente. 

Después de unos veinte minutos llegaron a la sala de emergencias en el hospital. Los recibieron de inmediato.

—Buenas, doctor.—El profesor Jackson parecía apurado.

—Buenas, señor. ¿Cuál es el problema?—Preguntó este, intrigado.

—Primero necesito una camilla para esta pequeña.—Le informó mientras cargaba a Stella.

—Puede recostarla allí.—El doctor le señaló la camilla, luego de esto ayudó a Jackson a recostarla.

—Se llama Stella Botherhood, es mi alumna, soy profesor de matemáticas en el Colegia Leads.—O'Bryan recuperaba el aliento.—Estábamos realizando unos ejercicios de ecuaciones, ella se paró a entregármelos. Los corregí pero..bueno, esos son otros detalles. El caso es que ella después de cierto hecho se quedó mirándome y se desmayó de repente. No pude atraparla en el acto, por lo que se golpeó fuertemente la nuca, incluso le realizaron radiografías en la enfermería de la escuela, pero el resultado no fue muy bueno: al parecer su cerebelo está dañado. Aquí tengo las radiografías.—El profesor se las entregó.

—Es...horrible.—Manifestó el doctor mientras miraba asombrado las dichas radiografías.—Solo para asegurarnos le realizaremos unas cuantas radiografías más.

—Perfecto, pero también le tienen que tratar el golpe que tiene.

—Ciertamente.—Aseguró el doctor.—De inmediato la llevaremos a la sala de—Asrael interrumpió al doctor.

—Disculpe doctor, pero hay algo que ustedes no saben. Hace una semana, más o menos, Stella me contó que se había desmayado en un examen de Karate. Nadie la atrapó en el acto como ocurre en este caso, pero cuando ella despertó me dijo que la revisaron y que, al parecer, no tenía ninguna herida.—Informó el chico.

—Entonces ya la situación no es grave, es gravísima.—Aseguró el profesional de bata blanca.—La trasladaremos a la sala de radiografías, realizaremos una revisión general y trataremos su herida, síganme.—Dijo el doctor.

Asrael y Jackson ayudaron al doctor a llevar la camilla a la sala que afortunadamente se encontraba en el mismo piso.

—Pueden esperar aquí.—El doctor señaló con la mirada las frías sillas de metal que se encontraban al lado de la entrada de la sala.

Ambos se sentaron allí a esperar a la chica.

Después de media hora sacaron a Stella de la sala. Tanto al profesor como a Asrael se les dibujó una sonrisa cuando vieron tal acto. Asrael de inmediato corrió a verla.

—Profesor, déjeme decirle que no fue nada serio, sólo unos pequeños golpes. Puede estar tranquilo.—El doctor les informó.

O'Bryan sonrió, aliviado.

—Alto, ¿la enfermera de la escuela no había dicho que su cerebelo estaba dañado?—Asrael estaba confundido.

—Descuida amigo, a lo mejor fue un error. Ciertamente vi las radiografías con mis propios ojos, pero en nuestras radiografías no salió nada fuera de lo normal.—Le dijo el doctor a Asrael, poco convencido.

Asrael prefirió no reprochar a las palabras del doctor, pues no quería armar jaleo en un hospital.

Este luego les dio un formulario médico en el cual decía el medicamento que tendría que tomar si sentía contusiones, entre otras cosas. También contenía el nombre de una pomada para el golpe y algunas pastillas para el dolor de cabeza.

—Me temo que tendremos que tener a Stella aquí en observación hasta mañana, para asegurarnos definitivamente de que está fuera de todo peligro.—Informó.

—Entiendo, doctor. Me quedaré con ella.—O'Bryan declaró.

—¡Yo también me quedaré!—Exclamó Asrael.—Luego les avisaré a mis padres.—Aseguró.

A Stella la hospitalizaron en la habitación número 210. A Jackson se le había olvidado avisar a los padres de Botherhood acerca de lo que había sucedido, estaba muy cansado el pobre hombre.

Por su parte, Stella no despertaba. Era raro y preocupante.

 Asrael fue quien se durmió primero, a las 8 de la noche. Luego fue O'Bryan, media hora después.

Dos horas más tarde, Yumi llegó a la habitación. Inmediatamente se apoderó del cuerpo de esta, despertándola.

Mientras tanto, los padres de Stella pasaban por una preocupación grandísima.

—¿¡Ya llamaste a la policía a ver si la han visto!?—Le decía César a Alejandra preocupado, desde su estudio.


—¡Sí, lo he hecho! Me han dicho que han llamado al Hospital Heavens. ¡Está allí, hospitalizada!—Exclamó Alejandra, preocupada.

Su padre sentía lo mismo, tan solo una preocupación inmensa. César inmediatamente agarró las llaves de su auto y salió con su esposa directo al hospital.

Los dos habían llegado del trabajo a las seis de la tarde. No encontraron a Stella. Se preocuparon, ambos. Buscaron por todo el vecindario, llamaron a toda su lista de amigos a ver si se había quedado en casa de alguno, pero nada. Así que decidieron llamar a la policía, así fue que supieron su ubicación.

Este mundo despiadadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora