Capítulo 9: La duda

29 4 0
                                    


—Sí, claro.—Dijo Stella, algo cortante, sin siquiera ver a la cara a su madre.

—¡Genial! Primero que todo quiero que sepas que me hace muy feliz poder hablar contigo después de tanto tiem—Su comentario se vio interrumpido por el hecho de que Stella había perdido el control de su cuerpo una vez más. No era esta vez a causa de Yumi.

—¿Por qué no te largas de una vez, buena para nada?—Stella se volteó a su madre. Su cara estaba algo pálida, y su voz no era la misma.

Alejandra quedó simplemente impactada. Recibir aquellas palabras de su hija sin duda era un golpe bajo. Lágrimas corrían por su rostro. Su hija le había roto el corazón. Se retiró del cuarto de Stella sin más, cerrando la puerta cuidadosamente.

 ¡¿Qué diablos?!—Stella pensó. ¡No otra vez esto! ¡Lo mismo pasó en aquel momento!. —Sin duda ella estaba bastante confundida.

Ella por lo general perdía el control de su cuerpo a causa de Yumi, pero esta vez NO era el caso. ¿Acaso tenía otra personalidad oculta? ¿Sufría de la condición de la doble personalidad? 

La chica, en la televisión, una que otra vez había escuchado de casos en los que personas con trastornos mentales desarrollaban diversas personalidades. No obstante estos casos eran muy raros. Primero la persona tenía que sufrir de algún otro trastorno mental para que el "impulso de la doble personalidad" se desarrollara, como por ejemplo el trastorno bipolar, la esquizofrenia, entre otros. Sin embargo no era estrictamente necesario que la persona sufriera de algún otro trastorno para desarrollar tal condición.  La mayoría de la gente, desafortunadamente, era muy propensa en cuanto a desarrollar estos trastornos. Ella no era la excepción.

Stella se quedó pensando un buen rato, y al final no pudo llegar a ninguna conclusión. Estaba tan confundida y asustada a la vez: pues a lo mejor ella ya había desarrollado aquellos trastornos y enfermedades ya nombrados, y ni siquiera se había dado cuenta. Estaba tan atemorizada que decidió esfumar esas ideas de su mente e irse a dormir.  

Alejandra, aquella noche, entre sollozos le contó a César lo ocurrido. Él se preocupó, pero su enojo mayor era. Esta vez, decidió no irla a regañar, pues él estaba agotado. Ambos se quedaron pensado en ello toda la noche. Hasta que por fin, a las tres de la mañana, pudieron conciliar el sueño. Ese día era domingo y Stella raramente decidió ir a la escuela. Se despertó a las cinco y media de la mañana. Se arregló, se hizo unas tostadas, y vio que el Autobús escolar había llegado.

Flashback

Stella, el sábado a las ocho de la noche, decidió dejarle una nota a su madre con la decisión de ir a la escuela. Esta nota se la dejaría en la cocina, pues Alejandra siempre bajaba para hacerle un "pequeño bocadillo nocturno" a César alrededor de las 8:30 de la noche. 

Hmm..Madre mía, que ya de tantos bocadillos me he quedado sin ideas—Pensaba Alejandra mientras bajaba las escaleras.  Se acercó a la isla de la cocina, pudo observar la nota, que decía: "Mañana voy a la escuela".Pensó en aquella decisión y rápidamente se puso a cocinar.

Pasados unos veinte minutos, Alejandra subía las escaleras con el inmenso pero delicioso emparedado el cual le había preparado a su esposo. 

—Con permiso, cariño.—Dijo ella, entrando al estudio de César.

—Sí, adelante Ale, pasa.—Le respondió él, ayudándola con el vaso gigante que contenía la soda Doctor Peper.—¡Gracias por todo querida!

Alejandra se retiró, cerrando la puerta del estudio.

Diablos...está claro que sigue triste por lo de hace un rato...Esa cría se va a enterar...—César pensó, mientras se deleitaba con el delicioso plato que su esposa le había preparado.

Después de eso, ya en la noche, Alejandra le coemntó a César:

—Querido, Stella ha decidido ir a la escuela mañana. Todavía estoy algo triste, y me sentiría incómoda llevándola. ¿Podrías llamar al señor del transporte para ver si la puede recoger y traer mañana?

—Si, claro. Lo haré—César afirmó.

Fin del Flashback

Al ver esto, Stella se sintió mal. Pero entendía perfectamente por qué.

La casa de Stella es una de las que está más lejos de su escuela, por consiguiente, ella es una de las primeras a recoger por el transporte.

Stella buscó el asiento que siempre fue suyo. Delante estaba el asiento de su mejor amigo, Asrael. A él lo buscaban a continuación.

Por desgracia para Stella, después de Asrael, buscaban a dos gemelas insoportables. Eran de lo peor. Ellas no se llevaban bien ni con Asrael, ni con Stella. 

—¡Hola Stella!—Dijo Asrael, dirigiéndose hacia ella, haciendo un cálido gesto con su mano.

—Ah, hola, Asrael.—Stella trató de no actuar muy rara, pues no quería que uno de los pocos amigos que tiene se distanciara de ella.

—¿A que no sabes qué tengo acá?—Dijo Asrael, escondiendo algo.—¡Me ha salido un cromo de la última transformación, el Súper Saiyajin Azul!—Exclamó él, muy emocionado, enseñándole el cromo reluciente a Stella.

Ambos pre-adolescentes habían prometido desde que se conocieron coleccionar cromos de su serie favorita como símbolo de su amistad. Cromos de Dragon Ball Z. Stella se había olvidado por completo de tal promesa, pues desde el incidente de Yamato ya no era la misma.

Al observar la carta, un brillo especial apareció en los ojos de Stella. Había olvidado lo divertido que era pasarla con su mejor amigo. Y además, ¡era un Súper Saiyajin Azúl, por Dios! ¡Esas son limitadas!




Este mundo despiadadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora