El Hospital Heavens quedaba a unos quince minutos de la casa de los Botherhood. Verdaderamente era inmenso. César y Alejandra llegaron inmediatamente.
—Buenas noches señorita.—Dijo César, apurado.—¿Me podría decir en qué habitación se encuentra la paciente Stella Botherhood?Somos sus padres.
—¡Sí claro, enseguida! Este...—Dijo la enfermera, clavada en el ordenador buscando lo solicitado por César entre los registros.—Está en la habitación número 210.
—¡Muy bien gracias!—Exclamó César, inmediatamente tomando a Alejandra y subiendo las escaleras hacia el segundo piso.
Entretanto en la habitación 210..
—Oh no...¡esta sensación no!—Stella en seguida se percató de que Yumi estaba en posesión de su cuerpo.
—¡Hola, Stella!—Dijo ella, muy emocionada.
Stella no respondió al saludo del espíritu.
—¡A mi me parece que pronto padecerás de dos enfermedades muy malas!—Le informó Yumi, con un tono demasiado feliz para el tema que estaba tocando.—Y antes de que digas que es una mentira y que sólo lo hago para molestarte, déjame decirte que tuve los mismos síntomas cuando estaba viva. ¿Qué te parece? ¡Esto será divertido!—Yumi de repente soltó unas carcajadas inmensas.
Desafortunadamente para Stella, César y Alejandra ya habían llegado a la habitación.
—¿Querido, oyes eso? Me parece que Stella se está riendo.—Dijo Alejandra a su esposo, que estaban precisamente a punto de entrar a la habitación.
—Ale, quedémonos aquí, quiero escuchar qué dice.—Le ordenó César.
Se notaba claramente que Yumi disfrutaba de la situación. Stella tenía un muy buen oído, por lo que Yumi a la lejanía pudo escuchar los pasos de la chica. Sin embargo Stella no pudo, pues estaba clavada en sus pensamientos.
Yumi se había ido, a lo que Stella se alivió. No obstante ella se había levantado de golpe y andaba un poco confundida. Vio a su profesor de matemáticas y a su mejor amigo recostados en el mueble, eso le preocupó. Para colmo le dolía la cabeza. No había manera de que las palabras de Yumi no le causaran efecto alguno.
—¡Eso no es verdad!—Exclamó Stella, la cual empezó a llorar. Se quería convencer de que todo esto era mentira.—¡Eso es mentira!—La chica lloraba muy fuerte. Sus padres pudieron oírla.
—Así que después de todo era cierto..—Susurró, decepcionado. Pero César lo había malentendido todo. Ahora creía que su suposición y la de su esposa acerca de que su hija sufría el trastorno bipolar era cierta.
Alejandra simplemente no lo podía creer, estaba atónita.
César buscó a una enfermera y en seguida se lo explicó todo. Buscaron la camilla de Stella y la trasladaron a un centro de tratados especiales.
Stella se encontraba muy confundida, veía a los doctores apresurados y a sus padres a su lado, ofreciéndole una cálida sonrisa. Simplemente se desmayó. Era mucha presión para ella.
Al día siguiente, comenzaron con el tratamiento. Stella insistía e insistía en cuanto a no tener el trastorno bipolar, pero a los doctores en realidad no les importaba lo que ella dijera.
Al cabo de tres días todos los exámenes habían concluido. Los exámenes en su totalidad dieron negativo. Desafortunadamente los doctores eran muy perseverantes —tercos— en cuanto a su caso, entonces siguieron buscando pruebas y pruebas.
Ya al mediodía la enfermera venía como siempre a traerle el almuerzo a Stella. La enfermera se retiró luego de dejarle la comida.
La chica fue a dar su primer bocado y mientras tragaba se ahogó. Por suerte una enfermera pasaba por ahí oyó todo el jaleo que armaba y de inmediato la ayudó.
—¿Querida, puedes hablar?—Le preguntó la enfermera después de ayudarla—Me gustaría hacerte algunas preguntas.
—Sí, adelante, pero antes debo tomar algo de agua.—Aclaró Stella.
Ella fue a agarrar el vaso con agua, pero no lo logró. Es como si estuviera viendo doble.
—¿Señorita, está bien?—Se aseguró la enfermera.
—Si, ¿cuáles preguntas quería hacerme?
La enfermera le preguntó todo lo que quería y Stella las respondió todas. A raíz de esto la llevó a hacerle una radiografía, otra vez.
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Este mundo despiadado
De TodoStella era una chica normal. Asistía a clases, en realidad era la mejor. Estaba en Karate, por ende, en el mes de septiembre, tenía un examen para pasar de cinta. "No puedo creer que una simple caída haya afectado mi vida entera", ese podría ser un...