Entrada al infierno.

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Llegamos al colegio, salí del auto y me despedí de mamá con un beso en la mejilla y caminé rápidamente a la entrada de la escuela, mi estómago empezó a revolverse, quería vomitar y sinceramente no sabía si era por los nervios o por el desayuno.
Entré a mi primera clase, Artes; decidí sentarme hasta atrás y ponerme a escuchar música, sin embargo, mi paz se destruyó cuando vi entrar a la profesora, que tenía pinta de ser gruñona y la persona más maldita del mundo.
—¿Jade Collins? –Dijo la profesora buscándome por el salón.
J:—Presente profesora.
Profesora:—Oh vaya... ¿eres de nuevo ingreso no?–Dijo con un tono sarcástico.
J:—Así es, si quiere me presento frente al grupo.–respondí.
La verdad es que no me incomoda hablar frente a todos, así que, me sería fácil hacerlo.
Profesora: Perfecto, pues...hágalo.

Me levanté y caminé hacia enfrente, y puse una leve sonrisa.
Bueno, mi nombre es Jade Collins, tengo 16 años, soy de nuevo ingreso y me acabo de mudar a esta ciudad, espero hacer amigos aquí y pues nada, si quieren saber algo más, pueden preguntarme.

De repente, un chico moreno con cabello lacio color negro y bastante atractivo, alzó la mano.

Profesora: ¿Qué es lo que quiere decir joven Myers?
Myers: Quería preguntarle a Jade algo, ¿qué música te gusta?
J: Me gusta la electrónica y sus derivados, también el rock alternativo, aunque me gusta escuchar casi de todo.
Profesora: ¿Alguien más?
—Yo...
Una chica de cabello castaño y ojos color avellana, dijo en voz baja.
Profesora: Dígalo rápido que no tenemos mucho tiempo.
—Está bien...¿Porqué te mudaste a esta ciudad? –preguntó la chica con algo de timidez.
J: Porque mis padres están divorciados y me vine a vivir con mi madre acá, pienso que era necesario el cambio.
La chica asintió con la cabeza y se puso a escribir algo en su cuaderno, la profesora no dijo su nombre y la verdad se me hizo raro que fuera tan tímida, no sé. Decidí ignorar eso y la profesora me mandó a sentarme.
Profesora: Muy bien chicos, la señorita Collins ya se presentó así que ¡a trabajar!, abran sus cuadernos y escriban lo que les dictaré.
Todos abuchearon y la profesora los mandó a callar, me reí en voz baja.
Profesora: Señorita Collins, ¿quiere contarnos el chiste?
J: Solamente me burlé de que abuchearon.
Profesora: Vaya, primer día y ya retando a sus profesores, ¿no le da vergüenza?
J: Profesora, yo no soy así, simplemente me causó gracia y ya.
Profesora: Bien, entonces para la otra, guardese sus risitas que en mi clase, no está permitido.
Asentí con la cabeza y rodé los ojos, lo bueno que no me miró porque seguro me hubiera dado otro regaño.
Se pasaron rápido las horas, ya en la última clase me tocaba Ciencias, me senté hasta adelante y  miraba a los chic@s que llegaban hasta que entró el profesor.
Profesor:—Buenas tardes muchachos, yo soy el profesor Romo y les daré la materia de Ciencias, espero que sean aptos en el trabajo y que todos aprueben.–Dijo con un tono divertido.
La verdad es que se veía muy buena onda el profesor, su clase no era aburrida, aunque se la pasaba hablando más de su vida que de la materia.

Ya era la salida y decidí ir a comer algo antes de llegar a casa, fui a Burger King y pedí un combo grande, estaba hambrienta.
Estaba apreciando mi hamburguesa hasta que vi entrar a un chico...su cara se me hacía conocida, creo que era mi vecino.

Amor imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora