Amor imposible.

Fuera orgullo.

Damian abrió la puerta, tenía el cabello desarreglado, estaba en pijama y tenía la nariz roja, me recordó a rodolfo el reno y quería reírme pero era un momento serio. Sonrió y me dijo que pasara. Nos sentamos en el sillón y agarró mis manos.
– Fui un tonto Jade, por favor disculp...–lo interrumpí
–Tranquilo, debí haberme dado cuenta de lo falsa que es Laura y que desde un principio planeó todo esto, en fin, no pensé en el daño que te hice al no haber confiado en ti.
– ¿Entonces me perdonas?–dijo y apretó levemente mis manos. Asentí con la cabeza y me abrazó, su respiración era relajada, como si no hubiese preocupación alguna.
– Te amo Jade.
– Y yo más a ti. No me vuelvas a lastimar.–dije en un susurro mientras me recargaba en su pecho.
– Te prometo que no lo haré.

Tenía miedo, porque así como puedes prometer cosas, también puedes romper esas promesas. Tenía miedo, que de repente todo cambiara, que alguno de los dos cometiera un error y todo se fuera por la borda. Decidí dejar de pensar en ese tipo de cosas y me concentré en él, quería distraerlo un rato, decidí preguntarle sobre su vida.

– Y...¿conociste a tu papá alguna vez?–pregunté, él nunca me habló sobre su padre ni nada.
– Mi mamá dice que sólo lo conocí de pequeño pero la verdad no recuerdo, él murió de cáncer.–dijo y su sonrisa se borró.
– Lamento haber preguntado y también lo siento mucho por tu pérdida. –dije apenada. Aveces hablo de más.
– No te preocupes, sigue preguntando.
– Bien...–pensé– ¿Qué tienes planeado estudiar?
– Quisiera estudiar leyes, ya sabes, ser un gran abogado y ganar buen dinero.
– Interesante, ¿planeas tener hijos?
– Si mi esposa quiere sí.
– ...
– ¿Entonces tendremos hijos o no Jade?
Me sonrojé y asentí, aunque en el fondo la verdad no quiero hijos, no los veo necesarios en ningún aspecto, tal vez con el tiempo cambie de opinión.

– Ya no se me ocurre nada, ¿qué hacemos?
– No sé pero quiero que me abrazes.
Sonreí y lo abracé, acaricio mi cabello y nos besamos, las cosas empezaron a subir de tono y metió su mano en mi playera, lo peor de todo es que me lo estaba imaginando.

– ¿En qué piensas Jade?

– Nada...–dije sonrojada.

Después de un rato de estar acostados en el sillón, llegó su mamá y me saludó, se miraba alegre de verme, la verdad aprecio mucho a su mamá. Su hijo es todo un ángel.

Señora, soy su fan.