Capitulo 28.

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Después de haber tenido una larga platica con mi padre sobre nuestros amoríos, ambos decidimos dormir un poco, había sido una larga noche y sobre todo porque mañana tenía escuela.
Damian me llamó y finalmente quedamos de vernos después de la escuela, él no iría pero me vendría a recoger a la escuela, teníamos pensado salir a tomar café y platicar sobre lo que pasó.

Me quedé dormida.

Desperté antes de que la alarma sonara y me vestí, tenía mucho sueño como costumbre y le mandé un mensaje de buenos días a Damian. Respondió y me dijo que estaba muy emocionado por volver a verme, me quedé confundida pues ayer también nos habíamos visto y nos quedamos casi toda la noche juntos en el hospital. Simplemente decidí responderle que yo igual y pensé, Damian era así de cursi y la verdad es que me encantaba que fuese así.
Estaba desesperada para que fuera por fin la salida y poder salir con él y poder platicar con más calma sobre lo que pasó. Y si se lo preguntan porqué no simplemente falté y ponerle fin a tanta desesperación es porque estoy en riesgo de reprobar la materia del profesor Romo, mi maestro de Ciencias, falté por accidente a varias de sus clases sin darme cuenta y hoy tuve que aplicar mi examen extraordinario y así me salvaría.
Tocaron el timbre para indicar que por fin eramos libres de aquella prisión llamada escuela. Salí de ahí y lo vi parado en un árbol, sonrió al verme, su sonrisa siempre me pareció tan bonita desde que lo conocí, estaba muy enamorada de él.
Me encantas demasiado, Damian.
Me invadieron mis pensamientos y no reaccioné cuando me abrazó.
Sentí su aroma, un olor peculiar a lavanda y loción, me quedé hipnotizada, olía bastante bien, ¿qué rayos me haces Damian?
Agarró mi mochila y se la puso para cargarla.
– Gracias...
– No hay de qué, linda.

Me quedé callada, seguía pensando en cómo pasó todo tan rápido y lo enamorada que estaba de él, vino a darle luz a mi vida cuando estaba en completa oscuridad.

– ¿En qué piensas?–pregunta mientras me acerca a él y toma mi mano.
– En ti.
– ¿Qué piensas de mí?
– Es secreto.
– Oh vamos Jade... Dímelo.
– Nop.
– ¿Te obligo?
– Oh no, no me hagas cosqui...¡JAJAJAJA!¡BASTA!¡NO! ¡PARA!
– Dímelo entonces enana.–dijo mientras me sonreía con maldad.
– Pero dejame, te lo diré en su momento, tengo hambre.
– Tú siempre tienes hambre.
– Shhh.–dije y puse un dedo en sus labios. Solamente me sonrió y acarició mi mejilla.

Llegamos a casa y nos dio flojera ir a tomar un café así que mejor nos quedamos, y comenzamos a hablar.

–¿Quién crees que haya sido?–preguntó Damian tomando mi mano.
– No lo sé pero espero que pague por lo que hizo.–dije y el miedo me consumió. Empecé a cuestionarme en mi cabeza.

¿Y si esa cosa regresaba y nos hacía daño a los dos?

¿Y si ahora nos pasa algo mucho más horrible?

Por alguna extraña razón se me vino a la mente a la enferma de Laura. Aunque es muy raro porque hoy no la vi en la escuela y ella no es de los que faltan a clases. Por un momento pensé si fue ella y quiso tomar venganza por lo que le dije aquella vez en el pasillo. ¿Sería capaz de hacerme daño a mí y a los que quiero sólo por eso?

De pronto tocaron el timbre e interrumpieron mis pensamientos.

–¿Quién es?–pregunté y todo se quedó en absoluto silencio, pasó un rato hasta que tocaron la puerta con más insistencia.


Amor imposible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora