Di tumbos por toda la casa, pero nada, tan solo quedaba de ella su aroma en mi cama. Me dolía saber que ya no era mía, a pesar de todo. Dolía saber que ella era alguien sin rumbo que daba tumbos por la vida y que taba tantos que jamás hacía noche dos veces en el mismo puerto. Dolía que fuera tan libre en ese ámbito porque justo yo me enamoré de eso, de su libertad y por la carencia de esta, todo se esfumó de la noche a la mañana. Pasamos de ser fundamentales a dos desconocidas que no se miraban por no perderse de nuevo.
Llegó el día de concierto, llegó la hora de Utiel. Fue mágico. Mi Valencia, como siempre tan leal y especial. Valencia siempre me regalaba noches de ensueño. Los valencianos siempre me arropaban con su calor. No habían sido pocas las veces que Valencia me había sacado una sonrisa cuando el pasado me golpeaba, cuando las cosas se torcían, cuando la vida me era adversa, Valencia estaba ahí, con su caloret. Dejé un cachito de mí en el escenario, tiras de mi deshilachada alma, desgastada de tanto querer. Aunque no había elegido aquella profesión realmente me llenaba, me permitía sacar todo lo que llevaba dentro, todo aquello que tal vez no me atrevía a expresar con palabras.
Al salir del concierto me fui directa al camerino, allí me encontré a mi ahijada Carla, mi pequeña terremoto. Ahora que ya era algo más mayor disfrutaba de los conciertos sin decirme aquello de 'Tata, canta bajito" porque le molestaba tanto ruido. La pequeña saltó a mis brazos emocionada. Cuando nos sentamos en una de las sillas de mi camerino pude ver a Vero mirándonos con dulzura. La pequeña me contó cómo había sido su verano y las pocas ganas que tenía de volver al colegio, todo esto hasta que mi guarda espaldas entró interrumpiendo.-Malú, ¿doy el aviso de irnos? Es tarde.-dijo mirándome fijamente.
-No, tranquilo, me quedo con ellas.-respondí sonriente.
Asintió y se marchó. Vero me llevó a su casa y la pequeña se quedó dormida durante el camino. Al llegar dejamos cuidadosamente a Carla en su cama. Una vez la pequeña ya estaba descansando fuimos al salón. Allí le conté a Vero lo que había sucedido con Vanesa pocos días antes. Vero dejó de sonreír en cuanto empecé a contarle lo sucedido, es más, mostraba enfado.
-Me parece increíble lo tuyo, Malú.-dijo dando un soplido.
-¿Y qué hago si ella me pierde tanto que no puedo negarme?-respondí.
-No, claro, no hagas nada, no vaya a ser que no la cagues.-dijo Vero enfadada.
-Pero ¿y a ti qué te pasa?-dije alterándome.
-¿A mí? Será a ti, Malú. Para ti dejamos de existir el resto en el instante en el que apareció Vanesa.-dijo levantándose y dirigiéndose al jardín.
-Así que es eso, ¿estás celosa?- dije acercándome a ella.
-Estoy cansada de que te dejes utilizar tanto por ella y seas incapaz de dejarte querer por otras personas.-dijo apartando su mirada de mí.
-Verónica, habla claro, ¿qué es exactamente lo que te molesta?-dije seria.
-Por nosotras no hiciste ni la mitad, no luchas ni un cuarto, Malú.-me reprochó.
-Lo sabía. Sabía que me lo ibas a reprochar. Vero, lo nuestro duró el mismo tiempo que dura una golosina en la puerta de un colegio.-dije enfadada.
-Que tú no sintieras nada no significa que los demás tampoco.-dijo cortante.
-Hemos hablado esto millones de veces, hace cinco años de aquello, ¿de verdad, Vero?¿de verdad sigues guardándome rencor?¿de verdad continúas sintiendo algo?-le pregunté algo alterada.
-No tienes ni idea, Malú.-dijo marchándose hacia el balcón.
Fui tras ella, no podía permitir que se enfadara por algo que yo creía solucionado. Cuando llegué al balcón la vi apoyada a la barandilla dándole una calada al cigarro que tenía entre los labios. Me coloqué a su lado y le coloqué un mechón detrás de la oreja, sacó el aire pesadamente.
-¿Tan complicado es quererte?-preguntó rompiendo el silencio.
-Vero... Yo... No puedo corresponderte...-dije agachando la cabeza.
Resopló, me miró, apagó el cigarro y me abrazó. Me acurruqué en su pecho, sentí como sus manos envolvían con ternura mi cuerpo, como ligeramente lo apretaba contra el suyo, yo me limité a disfrutar de su contacto. A pesar de todo era como mi hermana, la quería como si llevara mi sangre, sé que ella nunca estuvo del todo conforme con Vanesa porque sabía que me dañaba y eso a ella le rompía pero lo respetaba porque sabía que le quería a rabiar y pese a todo, yo era feliz.
-Lo siento.-susurró.
-Yo también lo siento.-dije contra su cuello.
-No lo hagas... No tienes la culpa de que solo contigo me sienta en casa.-respondió.
-Me vas a tener siempre y lo sabes.-dije acariciando su espalda.
Noté como asintió y se alejó de mí. Aquella noche pasó entre confesiones, charlas e intentos por arreglar el mundo. Al día siguiente tocaba en Villarrubia de los ojos y al siguiente en Úbeda, todos ellos impresionantes, estaba siendo una gira bonita, estábamos llegando a lugares que nunca había pisado y eso era lo bonito, tocar en lugares donde ves caras nuevas, ilusiones diferentes pero las mismas ganas de pasar una noche inolvidable.
Poco a poco el tiempo pasaba, iba avanzando, volví a tener noticias de ella el viernes 16 de septiembre, estrenó single, Complicidad. No era una canción cualquiera, ni mucho menos, era otra de las que se clavaban como cuchillas porque la letra dolía porque era la realidad que nos había tocado vivir durante mucho tiempo pero no lograba distinguir qué era peor, si no hablarnos pero vernos y saber la una de la otra o no vernos pero tampoco saber nada de ella. Odiaba su cobardía, sus maneras, nuestra conexión que me impedía hacerme fuerte y echarla de mi vida. Aún así, no fue aquel otoñal viernes cuando volví a verla. Nuestros pasos nos llevaron a la misma tienda de discos, yo iba en busca de la reedición de Cambio de piel, el disco de Bebe. Al entrar en la tienda vi a lo lejos su melena, esta vez iba sola. Pasé por su lado, noté como su mirada se clavaba en mí.
-¿Ya no saludas?-dijo detrás de mí.
-Y tú ya no te despides.-dije dándome la vuelta.
Pero antes de que empezara a andar, noté sus brazos rodeando mi cintura. Apreté los dientes marcando mi mandíbula.
-Tal vez porque de ti jamás me quiera despedir.-susurró en mi oreja.
Uno más, ya van 6, ¿qué os ha parecido? Dejad en los comentarios lo que os haya parecido y lo que OS gustaría que pasara en los próximos, no olvidéis votar. Abrazo fuerte!!
ESTÁS LEYENDO
Cenizas.
Fanfiction"Se nos escapó el cielo entre las manos." A veces queremos tanto a alguien que se nos olvida mantenerlo, cuidar aquello que hemos creado, y se nos escapa, lo perdemos sin previo aviso. Entonces solo queda confiar en que el destino nos vuelva a unir...