Mi corazón se paró. Tenía una batalla interna. Mi cabeza debatía y debatía, no sabía qué hacer, mientras mi corazón me gritaba que lo cogiera, que esta vez sí. No me quise demorar mucho más, suspiré y me dije a mí misma "que sea lo que Dios quiera". Cogí la llamada nerviosa.
-¿Diga?-pregunté intentando disimular el nerviosismo.
-Soy Vanesa.-dijo con cierto nerviosismo.
-Dime Vanesa.-dije sonriendo.
-Quería hablar de la invitación.-dijo todavía más nerviosa.
-¿Vendrás?-pregunté rápidamente.-Quiero decir, ¿has recibido bien la invitación?-dije intentando no sonar desesperada.
-Quisiera antes quedar para cenar, si te parece.-dijo con una pequeña carcajada al principio.
No la tenía al lado pero sabía que ella también estaba sonriendo. No sabía por qué pero ese día mi corazón se levantó sin ganas de esconder la ilusión que realmente sentía. Tal vez se había cansado de latir porque sí y quería ponerle un motivo con nombre y apellidos que quisiera hacerlo latir.
-Me parece genial, ¿dónde quedamos?-pregunté.
-Mejor te paso yo a buscar, a las 9 te recogeré en tu casa.-dijo algo más calmada.
-Genial...-dije algo sonrojada.
-Sí, genial...-repitió.
-Bueno... ¿Y qué tal has estado todo este mes?-pregunté intentando alargar la conversación.
-Bien, de promoción. Sobretodo por Argentina. Sé que esperabas una llamada pero creo que era mejor que nos alejáramos un poco para poder pensar y ver todo desde otros prismas.-dijo con calma.
-No te mentiré y te diré que al principio me pareció maravilloso no saber de ti. Me desquicié, no quise saber de nadie porque entendí aquello como que tú no querías saber de mí. Pero bueno, me ha servido para quererme y recuperar el tiempo perdido conmigo misma. Estuve una semana en Argentina y Chile y la verdad es que he cargado muchísimo las pilas.-dije sonriente.
-No sabes cuanto me alegro de que estés bien, Malú.-dijo casi en un susurro.
Se escuchó el timbre de su puerta.
-Me están llamando, tengo que colgar. Recuerda que esta noche paso a por ti. No me falles, por favor.-dijo antes de colgar.
No me dio tiempo a contestar que ya había colgado. No iba a fallarle. Quería verla. Me jodía reconocer que le echaba de menos pero era así.
Las horas iban pasando y pasando. Llegó el momento de elegir la ropa. No sabía muy bien que ponerme. Mira y miraba por mi armario. Nada. Me agobiaba. Veía pasar las horas en el reloj y mi nerviosismo e indecisión aumentaba. Me maquillé para alejarme un poco de los montones de ropa. Me maquillé con sencillez, me hice la raya, un poco de rímmel, colorete, pintalabios rosa claro y un poco de sombra de ojos oscura. Una vez acabé, me peiné. Le di un poco de volumen a mis ondulaciones y lista. Al terminar, respiré profundo. Volví a acercarme al armario. Cogí mi chupa negra, mi infalible, mi compañera. Cogí una blusa blanca que tenía escondida entre las camisas. Finalmente cogí un pantalón negro que me compré hacía un año, era un pantalón negro de traje pero en lugar de ser pitillo era más holgado. Fui al zapatero y cogí mis tacones negros favoritos. Me puse mi reloj marrón oscuro y sonó el timbre. Sonreí, sabía que era ella. Metí en el bolso el teléfono y la cartera. Fui hacia la puerta y efectivamente, allí estaba ella.
-Uy, que guapa te has puesto, ¿no?-dijo sonriente.
Me sonrojé ligeramente.
-Tú tampoco es que te hayas quedado corta.-dije guiñánole el ojo.
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Cenizas.
Fanfic"Se nos escapó el cielo entre las manos." A veces queremos tanto a alguien que se nos olvida mantenerlo, cuidar aquello que hemos creado, y se nos escapa, lo perdemos sin previo aviso. Entonces solo queda confiar en que el destino nos vuelva a unir...