Sonrió y se acercó a mí.
-¿Estás segura de que quieres que me quede?-preguntó.
-¿Quieres que me arrepienta de pedírtelo?-pregunté sonriendo.
Se mordió el labio inferior y me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja.
-¿Vamos al balcón?-preguntó.
Asentí y nos sentamos en las sillas del balcón.
-Bien y durante todo este tiempo, ¿qué has hecho?-preguntó acariciando con la yema de su dedo índice la boca de la botella de cerveza.
-Pues he hecho muchas cosas de mi lista de cosas que hacer antes de morir.-sonreí al recordarlo.-Me tiré en paracaídas, he aprendido a tocar el ukelele, he visto la final de la NBA y bueno, he conocido a gente.-dije poniéndome seria.
-Entra esa gente alguien especial intuyo.-dijo mirándome.
-Sí, aunque no sé hacia donde va todo esto, la verdad. En una semana vuelvo a España y su mundo está aquí y no sería justo arrebatárselo o condicionárselo por un mes.-dije respirando profundo.- Y tú... Lo tuyo no tiene nombre ni apellido, tiene huracán.-sonreí.-Me das rabia. Llegas y me inventas desastres en el pecho, remolinos en la garganta y pones a prueba de latido mi vida. Lo cambias todo. Eres capaz de iluminar incluso estando a oscuras y también de oscurecerlo todo en pleno amanecer. No sé qué hacer contigo, Martín...-dije cogiendo un cigarro de la cajetilla.
-Y me sobran ideas de cosas para hacer contigo.-dijo sonriendo y alzando las cejas.
Le miré y reí. Me encendí el cigarro y expulsé el humo.
-¿Puedo poner música?-preguntó mientras terminaba de expulsar todo el humo del cigarro.
-Obvio.-respondí sonriendo.
Puso Podría Ser, de Antonio Orozco, pero la versión con Bebe.
"Podría estar, toda la vida recogiendo las estrellas que,
Se te quedaron esparcidas por el cielo y yo,
Podría estar cantando hasta quedarme sin la voz,
Podría ser tu remo."Los primeros versos casi susurrados por Bebe me hicieron clavar la mirada en ella la cual me miraba sonriente. Su sonrisa a media luz, la yema de su dedo pulgar acariciando el contorno de la botella, su mirada dulce y mi suspiro. Ella sabía que había dado en el clavo, una vez más.
-Te echo de menos.-dijo con el rostro algo más serio.
La miré con detenimiento.
"Yo podría ser, la calma en la Gran Vía de algún día de este mes,
La marca de aquel libro que dejaste de leer,
Podría incluso ser, el que nunca lo fue.
Podría ser el tiempo en el descuento de un encuentro,
Donde siempre sabes que toca perder.
Podría ser el terco que repite los momentos
Aun sabiendo que otra vez se va a caer."-Lo peor es que yo a ti también.-dije dando una calada.
-No, lo peor es que quieres besarme y no lo haces.-dijo sin apartar su mirada de mí.
-Lo peor es que tu boca para mí es un salto al vacío.-respondí.
-¿Por eso cuando llegaste te tiraste en paracaídas?¿Echabas de menos saltar al vacío?-preguntó divertida.
Reí. Jamás lo había visto así. Pero en cierto modo, razón no le faltaba. Había sustituido la droga de su boca por cientos de actividades que me hacían vivir el instante y no me dejaban pensar.
-Eres idiota, Martín.-respondí negando con la cabeza.
-Pero llevo razón, Sánchez.-respondió.
La canción terminó y empezó a sonar Dibujas de Dani Martín.
-Cuidado no te enamores, Martín, menudo repertorio.-dije sonriendo.
Rió.
-¿Y qué pasa si llevo tiempo estándolo?-respondió.
-A eso yo no puedo responderte, es cosa de tu corazón.-dije dando otra calada.
-Por eso te pregunto a ti.-respondió mordiéndose el labio.
-Aduladora.-respondí sonriente.
-Y mira para qué me sirve.-respondió entre risas.
Poco a poco, el amanecer se fue haciendo un hueco entre aquella conversación, quiso iluminar la ciudad y devolvernos a la realidad. Mientras el sol poco a poco iba naciendo, el aleatorio de su teléfono saltó a Descubrí, su canción. Ella rápidamente intentó cambiarla.
-No, déjala.-repliqué.
-¿Segura?-preguntó.
-No me voy a arrepentir.-respondí.
Alzó las manos y sonrió. Se recostó un poco en la silla y yo la miraba, con esa preciosidad que había nacido de su pecho, con la tenue luz de las velas y el amanecer, con el recuerdo instalado en los ojos. Me acerqué a ella y me senté a su lado. Apoyé mi cabeza en su hombro y ella respondió rodeando mi cintura con su brazo. Me acurruqué en su cuello.
"A veces la vida improvisa
Te desordena y te desborda las tintas.
A veces te suda dentro
Sin enfados ni caricias.
Los besos, malditos los besos
Que a mi me encendieron pidiéndome más."Le di un beso en el cuello y se separó de mí. Yo la miré algo perpleja. No entendía esa reacción.
-Es mejor que me vaya.-dijo alzándose.
-No.-respondí levantándome.
-Malú, debes seguir con tu vida, yo... Yo ahora me sacaré un billete y volveré antes a España. Sé que no puedo recuperar nada porque yo misma decidí perderlo con mis decisiones de mierda. No puedo volver a arrastrarte conmigo, ni puedo ni debo. A ti te gusta este juego de ahora, pero no quiero herirte más, no quiero odiarme más...
Antes de que terminara le besé. No quería que se fuera, quería hacer eterno ese amanecer, esa noche, a ella.
-Quédate.-dije separándome de ella.
Apoyé mi frente en la suya. Rodeó mi cintura con sus brazos.
-¿Segura?-preguntó contra mis labios.
Sonreí.
-¿Quieres que me arrepienta de pedírtelo?-respondí.
Sonrió y me besó con dulzura.
Se quedó a dormir en mi habitación, yo me dormí nada más me acurruqué en su pecho y escuché su latir tranquilo. Aquella mañana dormí como hacía tiempo que no dormía. Tranquila, en nuestra burbuja, ajena a todo, importándome bien poco lo que pasara al cruzar la puerta de la habitación.
Cuando desperté, me encontré su cara a centímetros de la mía. Tenía los ojos cerrados, los labios entreabiertos, el respirar tranquilo que mecía su pecho, su pelo rebelde y sus brazos rodeando mi cuerpo. Le di un beso en los labios y cogí mi teléfono. Al desbloquearlo vi que tenía 7 llamadas perdidas de Lena y 10 mensajes. El último:
Me voy a California, espero que tengas suerte y no te la vuelva a jugar.
Y YA LLEVAMOS 21.
¿Qué os ha parecido este capítulo? ¿Cómo se ha enterado Lena de la llegada de Vanesa? ¿Qué os ha parecido la noche? ¿qué creéis que sucederá en el próximo?
¡BESOS!
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Cenizas.
Fanfiction"Se nos escapó el cielo entre las manos." A veces queremos tanto a alguien que se nos olvida mantenerlo, cuidar aquello que hemos creado, y se nos escapa, lo perdemos sin previo aviso. Entonces solo queda confiar en que el destino nos vuelva a unir...