16. Sin luz que perseguir.

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Cuando vi a Inma aparecer mi pecho se encogió, sentí mil dardos dentro, miré a Vanesa, miraba sus zapatos, negué con la cabeza, no me cabía en la cabeza como podía ser capaz de reprocharme mi pasado con Rocío y mis palabras cuando ella tenía en su casa a su ex.

-Ven esta tarde a por tus cosas.-dije antes de irme.

Ella no dijo nada. Se quedó ahí, seria y cabizbaja, Inma se acercó a ella y le abrazó por la espalda, preferí dejar de mirar aquella estampa porque sino me acabaría rompiendo.

Arranqué el coche y puse rumbo a casa, llamé a Portu, Rubén y a mi madre. Saqué la maleta grande de la buhardilla, metí bastantes mudas, todo tipo de calzado y los objetos suficientes para subsistir durante un viaje un tanto largo, encendí el portátil y saqué el billete del avión con el siguiente concepto: MADRID-MIAMI. 

Quería respirar profundo, coger aire de nuevo y volver a ser esencia. Quería enfrentarme a los miedos que un día tuve, ponerme cara a cara con la vida, mirar a los ojos de mis miedos y ganar, no por fuerza, sino por corazón. Quería volver a recuperar la fuerza, la energía, las ganas. Quería caminar por nuevos senderos, salir de mi zona de confort, viajar sin más objetivo que perderme, porque solo perdiéndome me encuentro. Quería volar, desaparecer, iniciar una nueva ruta, ponerle un punto y aparte a mi vida. 

Llegó la tarde, y a las 17 clavadas como un reloj, sonó el timbre. Fui a abrir y ahí estaba ella, con gafas de sol, una coleta y una sudadera gris ancha.

-Vengo a por mis cosas.-dijo cabizbaja.

-Perfecto, pasa.-dije dejándole pasar hacia el interior de la casa.

Pasó por mi lado, llevaba cajas, parecía que esta vez era la definitiva.

-Si necesitas ayuda estaré en la buhardilla.-dije subiendo las escaleras.

Ella asintió y empezó a montar las cajas.

No podía ver como se llevaba sus cosas, como realmente se iba y no sabía si quería que regresara. Me senté en el pequeño balcón de la buhardilla, saqué un cigarro del paquete y lo encendí, cuando di la primera calada lo saqué de mis labios exhalando todo el humo, cerré los ojos y se me escapó una lágrima. Una parte de mí quería que ella subiera, me abrazara por la espalda y me dijera que volviéramos a empezar, que alguna de las veces tendrá que salir bien, pero no. Pasaban los minutos y yo seguía ahí, fumando y ella allí, metiendo en cajas un amor que abarca ciudades. Miré el reloj, 17:30. Decidí bajar, pero no la encontré, solo encontré una nota encima de la mesa y una foto al lado, era la primera foto que nos hicimos como pareja. En esta salía Vanesa detrás de mí dándome un beso en la sien y yo con sus manos entrelazas con las mías a la altura de mi barriga, sonriendo, siendo feliz solo por tenerla junto a mí. La nostalgia se me metió en el pecho. Cogí la nota y me senté en el sofá.

No sé muy bien si esto será lo último que te diga, pero si es así, quiero desearte una feliz vida, aunque me duela verte feliz sin mí. 

He visto tu billete con destino a Miami sobre la mesa, sé que te voy a echar de menos y sé que no, no iré al aeropuerto antes de que embarques para besarte, pedirte perdón y que no te vayas, porque no soy tan valiente como para hacerlo y no merezco impedir que vueles hacia nuevos horizontes. 

"Soy consciente de que aquí ninguna lleva la etiqueta de culpable, tal vez es cierto y somos nosotras pero no el momento, tal vez debamos coger aire, viajar, separarnos, echarnos de menos, mirarnos desde lejos y entonces, volvernos a encontrar. 

Sé que me odiarás, que te preguntarás por qué estaba Inma en mi casa cuando viniste, no te mentiré, busqué consuelo en ella porque me mataba la idea de que me hubieras sustituido, porque la vi, la vi en tu puerta porque yo también iba hacia tu casa, pero la vi y sentí los dardos que tú has sentido al ver a Inma.

No quiero alargarme más. Espero que la vida te haga volar alto y te cuide.

Te quiero, aunque no sepa hacerlo bien.

Vanesa."

Sentí mil balas atravesando mi corazón, todo aquello dolía porque fuimos demasiada verdad dentro de tanto caos. Entre lágrimas guardé la fotografía y la carta en un sobre, cogí el billete a Miami y lo dejé sobre la mesilla. Continué haciendo la maleta, pensativa. Una vez terminé salí a la terraza a ver anochecer, Danka como siempre a mi lado yo le acariciaba el lomo y ella descansaba su cabeza sobre mis piernas. Le iba a echar mucho de menos, ella era mi fiel compañera, nos salvamos la vida mutuamente el día que llegó a mí.

Llegó el momento. Me encontraba en la puerta de embarque, billete en mano a punto de entregárselo a la azafata. Suspiré. Una parte de mí quería que sucediera, que apareciera, me besara y me pidiera que no me fuera o que había reservado asiento en el mismo vuelo porque quería vivir esa aventura conmigo. Pero no, estaba allí, sola.

Respiré profundo, tocaba asumir la vida.

OTRO MÁS.
No me matéis mucho.
¿Qué creéis que sucederá en Miami? ¿Aparecerá Vanesa por sorpresa? ¿Encontrará Malú un nuevo amor?
Dejad vuestras respuestas en los comentarios, espero que os haya gustado el capítulo!!

Besazo fuerte.

Cenizas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora