1. Fotosíntesis

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3 de junio

'Un prado, todo acolchado por césped y decorado con flores silvestres. Rodeado de árboles que dan variedad de frutas, iba comiendo una a una, disfrutando de la relajante naturaleza que me rodeaba, de la paz... tranquilidad...'

Pero no, estaba sentada en una incomoda silla de instituto, escuchando hablar al aburrido profesor de matemáticas, rezando para que el tiempo pasara rápido, mientras me hacía trencitas en el pelo. Miré el reloj con desesperación y suspiré. Como odio esto, comencé a dar golpecitos en la mesa con la yema de los dedos. Me deshice la trenza y me quedé mirando ese mechón de pelo. Volví a suspirar cansada. El timbre sonó como si de una campana celestial se tratase, tan rapido como pude me levanté de mi sitio y me dirigí hacia la puerta. Viernes, por fin viernes. ¿Qué sería de mí sin los viernes?. Las 14:30 de un precioso viernes de sol a la hora de comer, esperando a las tardonas de mis queridas amigas que parece que no quieren salir de clase. O eso o que yo me he dado demasiada prisa en salir, bueno, es comprensible. De todas formas no sé que se esperan los profesores, ¿que atendamos a la última hora de clase un viernes? ¡Y encima francés! Odio el instituto.

-¡CARLAAAA!- Se escuchó un grito por todo el instituto, me encogí de hombros mientras ponía cara de agobio y miraba hacia atrás. Como no, venía ella toda feliz.

-María no pienso gritar, haz como que no me conoces hasta salir de aqui por dios. -Dije poniendome una mano en la cara intentando que la gente no me viera

-Oh, vamos si en el fondo me amas- Dijo ella persiguiéndome -¿Has visto a las otras pedorras?

-Te he oído, eh- dijo nuestra amiga Clauda acercandose por detrás

-Bueno, no es nada que no supieras de todas formas.- rió María

-Andrea ha salido pitando y Ana está castigada, así que nos vamos- dijo Claudia colgandose de nuestros hombros

El camino de vuelta a casa fue... interesante, siempre lo era, íbamos haciendo el tonto, escuchando musica mientras la gente nos miraba, pero da igual, eramos felices. Eramos, para aclarar, adolescentes empavadas con las hormonas revueltas. ¿Quién no quiere una de esas en su casa? Mis padres están encantados. Síp. Les tengo loquita. Subimos la última cuesta juntas, y armando más drama del necesario, nos dimos un efusivo abrazo y nos despedimos. Cuando me di la vuelta para irme a casa, pude ver que una señora mayor nos estaba mirando fijamente, la saludé feliz y seguí mi camino.

Al llegar a casa, un tufo inmenso a colifror me inunda las fosas nasales. Buaj. Puse la mano en mi estómago y puedo jurar como noté que se encogía ante semejante olor. Sin hacer ningun ruido me escapé hacia mi cuarto, ahi tengo que tener chocolatinas o algo así consistente para comer. Saco la cajita en la que mis padres creen que tengo ahorros para la Universidad, y saco un par de kinder bueno. La mochila de clase, tirada de forma sensual en la cama grita para que la abra y la saque todo lo que lleva dentro. Ahora que caigo, debería ponerme a estudiar. Cogí el libro de biología y me senté en la mesa de estudio intentando no pringar nada de chocolate. La fotosíntesis es realmente interesante, os lo puedo asegurar. Sí, sí. Solo llevo la mitad de mi vida estudiándola y aun no me canso. Posdata, mentira. Hice una bolita con el envoltorio del kinder y encesté en la papelera. Dotes de baloncesto.

Mientras dibujaba unas pequeñas reliquias de la muerte en la esquina superior del libro, llamaron a la puerta. Suspiré y me levanté, sin ningún remordimiento de dejar de estudiar. Avancé sin ganas hasta la entrada y, cuando descolgué el telefonillo, casi me quedo sin tímpano.

-¡QUE PASA! -gritó mi querida amiga Ana. Pasé de su cara y abrí la puerta del portal, y esperé a que subiera.

Llegó, me empujó y entró a mi casa.

-Tu pasa, estás en tu casa!

-Déjala, ya sabes cómo la dejan los chutes de lejía.- dijo María riendose, Ana se giró y la miró con odio. María hizo lo mismo. Wow, guerra de miradas.

Me aburrí y me fui a por una CocaCola.

-Oye, ya han abierto las piscinas,¿ vamos mañana que no tenemos nada mejor que hacer? -dijo Ana quitandome el bote.

-Serás tú la que no tiene cosas que hacer. Las partes de las plantas son más interesantes.

-Por mi vale, y comemos alli, y pasamos alli el día, que no me apetece ver a mi hermana- dijo María tirandose al sofá e ignorando por completo mi comentario.- A todo esto, ¿y tus padres?

-Este finde salían a no sé donde, me siento abandonada- dije con pucheritos y volviendole a robar el bote a Ana.

-Sí, sí, eres feliz, no lo niegues, boba- dijo Ana encenciendo la tele.- Siéntete importante, todas las películas de Hollywood tienen como protagonista a una chica que se queda sola en casa. Esto es el inicio de algo grande.

La miré ladeando la cabeza. Negué para mis adentros preguntándome por qué me rodeo de gente así. En el fondo las quiero, supongo. María se hizo con el mando de la tele y directamente puso Boing. Estában echándo Pokémon. Se la iluminó la cara de felicidad y se sentó encima del mando para no dejarnos cambiar de canal.

-¡Wohooho invencible soy!

Sí, nos tuvimos que tragar el hermoso capítulo de batallas de gimnasio. Me miré las uñas, hacía un tiempo que me las había dejado de morder. Están bonitas. Se han regenarado como una planta en su fotosíntesis. ¡Toma ya! Comparo los apuntes, eso es que me lo sé perfectamente y voy a sacar un diez en el examen. Las podría pintar de verde para ir a clase, serían una chuleta que nadie sabría que tengo.

Que mente tan brillante la mía.

María cambió de postura y, sin querer, de canal con el culo. Ana aprovechó para noquearla y que no volviese a poner los dibujitos. Entonces señalé a la pantalla y me reí

-Hostia déjalo, que el Matías Prats, habla raro y mola. Es mi ídolo.- dije aplaudiendo como una niña pequeña mientras las otras dos seguían peleando.

-"Se ha encontrado el cuerpo de la chica desaparecida hacía un par de días en la localidad de Toledo. No hay ningún tipo de rastro por parte de los criminales que andan detrás de ello. La policía sigue en busca de estos malechores que ya dejan rastro de cadáveres por la mitad de provincias españolas." -dijo el presentador con voz rara por la tele.

-Pues mira tu que bien, una menos para casarme con Harry-dijo María comiendose una palomita, esta tia esta loca- ¿Qué? Dejame soñar

-¿Pero tu no querías ahora a Christian Grey?- dijo Ana burlandose de ella

-Yo lo quiero todo.-dijo ella, poniendo pose de diva.- Y lo quiero ahora.

-I WANT IT AAALL- grité, intentando entonar un tono decente de canto.

Y esa es la historia de cómo mi lata de CocaCola acabó rodando por el sofá y de cómo mis padres echaron a mis amigas de casa para ponerme a limpiar sin distracciones. Malditas bastardas, ya podrían haberse quedado para ayudar. Pero claro, vosotas no quiteis la televisión ni me deseeis ayuda. Solo iros. Iros como el sol cuando amanece. Libres, y yo aquí encerrada en mi casa sin poder ver el mar. Como un pájaro en su prisión que no puede volar. Como una flor que no puede realizar su fotosíntesis.

Qué triste es mi vida.


Síndrome de Estocolmo {David (Auryn)}-EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora