Miss Hyuga

Todos se enamoran de la miss de inglés. Eso es lo que siempre he escuchado ¿Y cómo no? Mi profesora esta realmente buena, cuerpo perfecto, unas piernas bien torneadas, unas caderas hechas a la medida. Uff y su trasero, es redondo y tan, tan ... ¡agh! Mejor me controlo. Su abdomen es plano y su cintura pequeña. Sus pechos son grandes pero no tanto. Si me preguntan los describiría como: Deliciosos.

Su piel es blanca y parece muy tersa, simplemente exquisita. Te incita a tocarla.

Su cara es preciosa, tiene unas facciones muy finas. Su nariz es respingada y pequeña. Sus ojos son grises, grandes y un poco rasgados, en rasgo un tanto felino. Su boca ¡oh, por Dios! Es pequeña, sus labios son delgados y se ven taaan suaves ¡lo qué no haría con ellos!

Su cabello tiene un gran brillo y se ve muy sedoso, le llega hasta la cintura, es negro, de un tono entre azul y morado, liso, completamente liso.

Puedo decir que no es muy alta, tal vez mida 1.63 m. pero dicen que lo mejor viene en envases pequeños ¡Grrr!

Estaba tan ensimismado que no noté cuando la profesora se acercó.

-¡Namikaze!- gritó al mismo tiempo que golpeaba mi mesa.

-¿Sí?- pregunté levantándome.

-Nothing, mejor siéntese- dijo ella. Pude ver un leve sonrojo en sus mejillas y un leve tic con una vena sobre su frente.

No sabía lo que pasaba hasta que mi amigo Sasuke. Este me miraba de manera un tanto despectiva, con una ceja levantada. Estaba señalando con el dedo hacia mi pantalón. Fue entonces que me lo noté ¡Tenía una erección! Sí, mi querido amigo estaba despierto. Sólo atiné a sentarme rápidamente, dejando caer mi cara sobre el pupitre. Pude escuchar las risas de algunos, los murmullo de otros y ¿el timbre? ¡Sí, gracias al cielo!

Todos salieron poco a poco.

-Hey, dobe ¿Ya se apaciguó Naruto jr? O ¿quieres que los deje a solas?- susurró Sasuke

- Ya, teme- le dije- Sabes cómo son de salvajes e incontrolables. Pero será mejor...

-Uchiha, podría dejarnos a solas, por favor- fui interrumpido por la profesora. Ni siquiera la había notado. Sasuke me guiñó el ojo y se fue. Dejándonos a solas a Miss Hyuga y a mí.

-Namikaze, acérquese por favor- me dijo.

Asentí y me dirigí al escritorio. Me senté en el pupitre que estaba al frente.

-Podría decirme qué estaba pensando durante la clase- comenzó a hablar la profesora.

-Na-nada, miss- mentí. Pero que le iba a decir. Que estaba fantaseando con ella. Que me veía poniéndola en cuatro sobre mi cama. Que escuchaba su linda voz jadeante y que gemía mi nombre. Por supuesto que no.

-Señor Namikaze, sé que está en una edad difícil y que su cuerpo está pasando por muchos cambios-decía. ¿En serio me hablará de sexualidad?- pero debe concentrarse en la clases- eso me alivió un poco- y por lo que veo sus notas no son las mejores.

-Lo siento mucho, profesora. Fue algo involuntario y con respecto a mis notas, me gustaría mejorarlas. Sabe, mis padres no están muy contentos- dije haciendo cara de cachorro triste, esa que uso con la chicas para obtener algunas cuantas caricias.

- parece que de verdad le interesa mejorar así que le propongo un trato- dijo. Mi técnica funcionó- le daré clases extra pero sólo si esta dispuesto a tomarlas con seriedad y se compromete ¿Le parece bien?

¡No puedo creerlo! La linda profesora quiere darme clases extras ¡Oh, Dios, sí! Parece que poner la cara de perrito abandonado hizo que se ablandará.

-Claro que sí, sería magnífico, muchas gracias, profesora- sonreí y salí del salón. Estoy que desbordo de alegría. Pero... ¡Qué! Clases extras, lo que me faltaba. Al menos tendré más tiempo para estar con la profesora y hacer que ceda ante mí.