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Un beso con sabor a fresa

Creí que era un sueño pero no, era la realidad, nuestra realidad dattebayo. Después de haber confesado mis sentimientos y que ella aceptara, porque era más que obvio que me aceptaba. Sus labios cálidos se había unido a los míos, en un beso de entrega y aceptación. Pasados unos minutos de ese largo y casi interminable beso, nos separamos. Ambos con la respiración agitada y hambrientos de más. Sin embargo sabíamos que ese no era el lugar ni el momento. Además ella no había dicho palabra, hasta que el aire de sus pulmones se estabilizó.

—Naruto, quiero pedirte perdón —sus labios estaban rojos y fruncidos.

—No sé porqué deberías.

—Creí que eras un donjuán —parecía una niña pequeña a quien habían regañado.

—Lo era, dijiste que no quieres mentiras y pues esa era la verdad, era un donjuán —la sorpresa que tenía se desvaneció y dio pase a una tenue alegría.

—¿Qué pasó con la entrenadora Terumi? —de un momento a otro me puse nervioso, a lo mejor y no me creía.

—Pues verás —me rasqué la nuca y ella endureció la mirada, aunque para mi se veía más tierna que intimidante —La verdad es que creo que le gusto —viró los ojos —esa fue la única vez que me ha besado. Tal vez crees que una mujer no acosa a un chico pero lo cierto es que sí lo hacen —sus labios se torcieron hacia la derecha y hacia arriba —la verdad me ha tocado —me dio escalofrío sólo de recordar la primera vez que lo hizo —Todo empezó hace unas semanas, aunque creo que desde antes me deseaba. Pues aquél día después de nuestro primer encuentro en la clase de Lady Tsunade, ese día fue de los peores de mi vida, tu estabas distante y todo me salía mal —recordar eso no era agradable, Hinata prefirió sentarse a escuchar y yo la imité —entonces en la práctica mi bañador se rompió, justo después de salir de la piscina, quise correr y me resbalé. Fue cuando ella se acercó y me tendió una toalla para cubrir, esa zona. —ahora se le veía algo apenada —Entonces cuando me levanté, me acarició ahí —y ahora el que tenía las mejillas como tomate era yo.

—¿Le dijiste algo?

—Sí, claro que sí, le dije que no era correcto. Que era mi entrenadora pero me ignoró y esa no fue la única vez. En otra ocasión me salvó Shino.

—¿Aburame?

—Sí, y lo de hoy pues fue una jugada de ella. Para mantenerme alejado me lancé a la nadar, pero luego se metió y me rodeó por atrás. Puse todas mis fuerzas en los brazos para salir, lo logré pero ella se quedó con mi ropa —no sabía bien a donde mirar, era bastante incómodo para ambos —y pues sabes que soy descoordinado, a veces —asintió —pues me resbalé, otra vez y ahí aprovechó para subir y besarme. La verdad es que tiene mas fuerza de la que pensé ttebayo, porque me inmovilizó.

—Pero te oí, pues ya sabes. Haciendo sonidos placenteros. —reí —No le veo la gracia.

—Es que no eran de placer, trataba de pedir auxilio.

—Ya veo, ahora es tiempo de que tu me escuches. Yo también quiero ser sincera.

—No tienes que hacerlo, veo que en verdad me quieres tteba —Sonreí.

—Tal vez no pero quiero hacerlo así que Keep quiet —simulé cerrar mi boca con un zipper —A diferencia de ti, a mi no me interesaban mucho los chicos, tuve propuestas desde los 12 años pero nunca acepté. Mi primer besó, tal vez y supo a limón pero no lo recuerdo, tenía 14 años y un pequeño me lo robó —canalla aquel que tomó su primer beso —Haha, fue lindo pero muy desconcertante, yo estaba con mi madre en un prado y este niño solo llegó así de la nada —esa anécdota parecía divertirla —primero acarició mi cabello y luego prensó mi rostro con sus manitas llenas de tierra y césped y soltó el beso. Me dio ternura y cuando sonreí aprovechó para hacer el beso más intenso —maldito mocoso — Y él metió la lengua.

Miss HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora