Capítulo 3

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Después de tanto tiempo lo había visto, ¿qué diablos hacía Caleb en Hawai'i?

El miedo comenzaba a apoderarse de su cuerpo, de seguro venían por él y peor aún, ahora lo buscarían con más razón cuando se enteren de que acaba de convertirse en alfa. Caleb levantó la vista y miró a Bruno, al principio creyó que era un sueño, pero no, era Bruno, solo que había crecido mucho y era obvio porque la última vez en que lo vio fue cuando era un cachorro de dos años.

De inmediato, Bruno agachó la cabeza y corrió a su salón, no quería ser descubierto; además, todavía no tenía el suficiente coraje y la valentía como para enfrentarlo. Recordó que el timbre ya había sonado, por lo que maldijo por lo bajo y corrió hacia su salón. La puerta estaba cerrada, la golpeó suavemente y apegó su oído a la puerta, mientras cerraba sus ojos para poder concentrarse y poder escuchar lo que hablaban adentro.

—Debe ser Bruno, profesor —la voz de Phil retumbó en sus oídos

—Lleva casi 10 minutos de retraso —por el tono áspero de su voz supo que el que hablaba era el señor Miller, el profesor de química—, ¿cómo esperan que lo deje entrar?

—Tuvo un pequeño problema —esta vez habló Dwayne—. Ayer fuimos a la casa de Kameron y comimos arroz con menestra de frijoles y bueno...

—¡Ahora tiene diarrea explosiva! —Bruno golpeó su rostro ante la estúpida afirmación de Jimmy, la cual de seguro provocaría que todos se burlaran de él

—Está bien, déjenlo pasar

La puerta se abrió de inmediato y un Bruno completamente rojo dio un paso al frente para entrar a su salón.

—¿Puedo pasar? —preguntó manteniendo su mirada fija en el piso

—Claro señor Hernández, pero que esta sea la última vez. Ah sí y si me pregunta por la diarrea, mi abuelita solía hacer buenos remedios caseros —todos rieron a excepción de Bruno, quien le dedicó una falsa sonrisa a su maestro

—Bravo Jimmy, genial excusa —habló solo, con la esperanza de que lo haya escuchado

—Cuando quieras —al escuchar su voz, se dio cuenta de que sí lo había escuchado

Caminó hacia un lugar, pero se dio cuenta de que no habían más sillas para sentarse. Bruno se paró al lado de una chica, quien estaba sentada casi al lado de Phil.

—¿Por qué no me guardaste un asiento? —le dijo a su amigo

—No habían más. Cuando llegamos aquí, ella ya estaba sentada en el único asiento vacío

Genial. Pensó Bruno. Primero se había encontrado con Caleb y ahora ya no tenía en donde sentarse.

—Profe, no hay más mesas —dijo Bruno después de haber alzado la mano

—¿No hay? —el hombre lobo negó con la cabeza—. Rayos. Ehhh, más tarde voy a pedir una silla y una mesa. Por el momento siéntate en mi escritorio

Bruno rodó los ojos, si no fuera por esa chica ya estuviera sentado en su asiento. No era nada cómodo sentarse en el escritorio del profesor, el hecho de estar delante de cuarenta personas y que todos esos ochenta ojos lo estén mirando le ponía nervioso, era como un centro de atención.

El profesor no paraba de hablar, les decía sobre cómo será su método de enseñanza, lo cual a Bruno le parecía una completa estupidez, puesto que nunca cumplía nada de lo que decía al principio del año.

Estaba muy aburrido. Sin querer, miró a la chica que le había quitado su asiento, no se había dado cuenta de lo hermosa que era: piel blanca, mejillas ligeramente sonrojadas, cabello castaño en ondas hasta más abajo de su pecho, ojos grandes y oscuros y no podía faltar una bella sonrisa Colgate.

No se dio cuenta pero la había estado mirando mucho tiempo, ¿cuánto? ¿Treinta minutos? ¿Una hora? ¿Toda la clase? Ni siquiera lo sabía.

Pasó una hora más y el profesor fue a buscar una silla para Bruno.

Aún miraba a la chica, era perfecta, la chica más linda que había visto en toda su vida. Sin querer, ella lo miró y cruzaron miradas, de pronto sacó un cuaderno y comenzó a escribir algo; al cabo de unos segundos le enseñó el cuaderno a Bruno:

"Deja de mirarme"

Eso decía aquella hoja de papel, lo que había provocado que Bruno se sonrojara y mirara a otro lugar, pero era imposible, no con esa chica tan linda en frente suyo.

La puerta se abrió de golpe y todos fijaron su mirada en ella, el profesor había llegado con el pupitre de Bruno. El hombre le hizo una seña para que lo siguiera, para su buena suerte le puso detrás de ella, por lo que sonrió. Al colocar sus cosas, se sentó de inmediato, sin olvidarse de agradecer a su profesor.

Se sentó y el profesor salió del salón. No tenía nada que hacer, ni siquiera tenía deberes por adelantar. Miró al frente y se encontró con los hermosos cabellos de su compañera de adelante, olía a fresas, lo cual le fascinaba. Tomó uno de los mechones y comenzó a jugar con él.

—¡Qué diablos estás haciendo! –escuchó la voz de Phil y giró su cabeza para mirarlo, su amigo traía cara de confundido y solo le respondió encogiéndose de hombros

Al mirar a la chica moviéndose ligeramente en su asiento, soltó el mechón y miró hacia otro lugar.

—¿No tienes algo más que hacer aparte de molestarme? —sus hermosos ojos estaban clavados en él

—Estoy aburrido —dijo tímidamente, su mirada lo intimidaba

—Pues búcate a otra persona a quien molestar

Antes de que la chica pudiera darse la vuelta, la tomó del brazo haciendo que se detuviera.

—¡Espera!

—¿Qué?

—¿Cómo te llamas?

—No te importa

—¡Dime!

—¡No molestes!

—Eres cruel

—Y tú un chico fastidioso

—Sabré tu nombre en algún momento ya lo verás

En ese momento, escucharon que alguien tocó la puerta. Un muchacho gordo y con un montón de acné en su rostro se levantó a abrir dejando ver a la inspectora del colegio.

—Buenos días estudiantes, voy a tomar lista: ¿Alvarado Doménica?

N.A: Sí, puse mi nombre porque YOLO xD

—Presente —respondió una chica con lentes a la cual Bruno no dio importancia

Así continuó con los nombres, hasta que le tocó a Bruno.

—¿Hernández Bruno?

—Presente —respondió el chico guiñándole un ojo a la señora

—¿Nunca dejarás de ser tremendo, Bruno?

—Yo también la extrañé licenciada —la miró desafiante

Volvió a tomar lista y el deseo de Bruno se cumplió:

—¿Tate Rosaura?

—¡No Rosaura! ¡Soy ______! —gritó su compañera del frente—. Presente

—Te dije que iba a saber tu nombre, Rosaura—le susurró Bruno y ella le golpeó con su cuaderno

Entre mis garras (Bruno Mars)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora