Capítulo 30

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Abrió lentamente sus ojos y vio a sus familiares a su alrededor. No podía escuchar nada con claridad, simplemente le dolía la cabeza cada que escuchaba un murmullo. Sintió ganas de vomitar y todo se volvió negro otra vez.

***

Escuchó un rugido a lo lejos, por lo que sus ojos se abrieron como platos mientras se encendían en un bello color rojo. Se sentó y su respiración comenzó a hacerse cada vez más agitada.

Miró a su alrededor y se encontró con su padre sentado en una roca y dándole la espalda.

—¿Qué... qué pasó?

—¿Qué más va a pasar? —Peter giró y caminó hacia él—. Te desmayaste durante dos horas, sólo porque te enteraste de que el que quiere matarte ya está aquí en Hawaii —Bruno no respondió, simplemente permaneció el silencio mirando a su padre—. Todavía no entiendo cómo rayos te convertiste en un alfa con esa maldita cobardía

Bruno no dijo palabra alguna, el muchacho tenía la mirada clavada en el suelo. Se sentía mal por lo que le había dicho su padre segundos atrás, le dolía el hecho de que pensara eso de él, que era un cobarde.

Cobarde. Detestaba que lo llamaran así.

—No le digas así, cuñado, mira la cara que ha puesto el cachorro —Bruno giró su cabeza hacia la derecha y vio a John, su tío materno

—¡No es cierto! —chilló y corrió a abrazar a su tío—. ¡TÍO JOOOOHN! —gritó alargando la O

—Calma, parece que no me has visto en años, pequeño

—En realidad sí. No te veo desde que cumplí nueve años

—Pero volví, pequeño diablillo, volví para estar contigo

—Perdón por arruinar su momento cursi de sobrino y tío, pero... alguien quiere asesinar a mi hijo por robar el poder a un desconocido

—Lo sé Peter, pero, ¡¿es cierto que ya eres un alfa?! —le gritó contento a su sobrino y este asintió—. A ver, enséñame un rugido de alfa

Bruno obedeció. Con una sonrisa en su rostro, dejó que sus colmillos crecieran, y cuando estos ya tenían un tamaño adecuado, rugió con todas sus fuerzas.

—¡Bruno, Bruno! —chilló Peter—. ¡Vas a despertar a todo el barrio!

—¿Qué barrio? —escupió John—. ¿Hablas de los animales?

—Ok, no sé cómo mi mujer te lograba soportar

—Ya Peter, no seas amargado

—¡No soy amargado! ¡Sino a ti no te preocupa lo que pueda llegar a suceder!

—¿Con Ian? ¡Pfff! Ese idiota fue conmigo a la secundaria, se ve rudo, pero en realidad no lo es. Si viene hasta aquí a querer asesinar a Bruno, se las verá conmigo

—Querido John, ¿debo mencionarte que ese hombre es el doble de fuerte que tú?

—No me hará nada. Él y yo fuimos amigos, si quiere venganza, nos las arreglaremos

—Ok, di lo que quieras, yo me voy a trabajar

—Suerte cuñado

Entre mis garras (Bruno Mars)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora