Capítulo 25

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—¡LA CAGUÉ! —chilló golpeando la pared

—Eres un idiota, ¿cómo pudiste hacerle eso? —le gritó su hermana Tahití para después darle un golpe en el estómago, acto seguido Bruno soltó un quejido—. Ella que te trata tan bien —otro golpe y otro quejido—, y tú te comportas como un maldito inmaduro —un golpe más, un quejido más—. Mamá estuviera decepcionada de ti —comenzó a darle varios golpes en la espalda

Bruno, cansado, le enseñó sus colmillos mientras le rugía fuertemente, ella imitó su acción.

—¡Cállense lobos idiotas! —escucharon la voz de Eric desde la sala

Bruno hizo el sonido de un perrito llorando y se acostó en su cama boca abajo; su hermana, haciendo una mueca de frustración, acarició lentamente la cabeza del hombre lobo.

—¿Qué hago?

—Discúlpate con ella

—¡Eso haré! ¡Iré a pedirle perdón y... —Bruno brincó en su sitio al escuchar un rayo caer del cielo; soltó un sonido de frustración y se acercó a la ventana—. ¡NO MAMES ESTÚPIDA LLUVIA! —chilló golpeando repetidas veces su cabeza en la ventana

—Ve mañana

—No, con o sin lluvia iré con ella. Fui un idiota y debo arreglarlo

—¿Y si no te perdona?

—Pues más vale que tengas unos pañuelos desechables listos para cuando regrese, y vas a tener que escuchar mis sollozos mientras comemos helado

Tahití rió y abrazó a su hermano.

—Suerte pequeño

Bruno salió corriendo de su casa, se estaba mojando, pero no le importaba, llueve, truene o relampaguee iría a diculparse, sabía que había sido un idiota completo, ni siquiera sabía por qué correspondió al beso. Tal vez su lado mujeriego lo obligó a que lo hiciera, sí, de seguro era eso.

La gente corría desesperada, intentando aguarecerse o cubrirse de la lluvia con sus enormes paraguas, Bruno no le veía el chiste de hacer eso, a la final, el agua no los mataba.

Humanos ridículos. Pensó mirando a todos.

Por fin había llegado a la casa de su novia, decidió trepar por el techo para evitar escenas con su cuñada, así como había pasado hace unos meses.

Llegó al balcón y observó la habitación: _______ estaba acostada en su cama, con las cobijas hasta sus hombros, le estaba dando la espalda. Con cuidado, abrió la ventana y entró sin intentar hacer algún ruido. Se subió a la cama y se acostó al lado de ella mientras la abrazaba.

—Vete —dijo ella con la voz quebrada

—Lo siento

—No quiero que estés aquí, ándate por favor

Bruno torció los labios y rodeó la cama, se acercó a ella y se arrodilló para estar a su altura; de inmediato, la castaña escondió sus manos debajo de las cobijas.

—_______...

—Vete —lo interrumpió y un sollozo se escapó de sus labios mientras las lágrimas salían sin control de sus ojos

—Nena, no... no llores por favor —dijo limpiando las lágrimas de sus mejillas—. Lo siento mucho, no quise hacerlo. Sé que no es una gran excusa, pero no tengo otra, es decir no la tengo, me declaro culpable, lo hice ya, por eso estoy aceptando mi error y quiero que me perdones

______ no dijo palabra alguna, simplemente tomó las cobijas y se cubrió con estas hasta la cabeza. Bruno suspiró y se sentó en el suelo mirando a la nada y escuchando el llanto de ella.

Entre mis garras (Bruno Mars)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora