Dar la mano a veces significa más de lo que piensas

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El capítulo iba a ser bastante más largo, pero dado que llevo un mes y medio de profunda crisis de inspiración, alargarlo más iba a ser torturarme a mí sin motivo. Lo dejo aquí y que sea lo que Dios quiera. Lamento la tardanza y lo poco que pasa en el capítulo :(  

Pronto empezaran a pasar cosas más... fuertes (?)

—Deberíamos volver —murmuró James, aunque lo último que quería en aquel momento era levantarse y volver a aquella horrible casa.

Christian asintió débilmente con la cabeza, pero no hizo ningún amago de levantarse, y James tampoco lo hizo. Permaneció sentado, observando el gesto pensativo del pelinegro. Inconscientemente paseó sus ojos su rostro y su piel blanca, siempre había sentido envidia por aquella piel libre de pecas. Recordó la noche, hacía ya muchos meses, en la que que aquel mismo pensamiento le había venido por primera vez a la cabeza, cuando observaba furtivamente al pelinegro dormir mientras ambos se ocultaban de los bandidos en un árbol.

James sacudió la cabeza, abochornado de volver a esa clase de recuerdos. Internamente agradeció que el ladrón se decidiese a hablar en ese momento, sirviéndole de perfecta distracción.

—James, tengo que decirte algo importante, prevenirte. Uno de los chicos de la casa te conoce.

James se tensó inmediatamente, no esperaba aquel cambio de tema.

—¿Quién?—No pudo evitar sonar demasiado brusco.

—Nico— El castaño sintió una sensación fría recorrerle la columna al escuchar ese nombre, había estado el suficiente tiempo en la casa para saber que aquel a quién llamaban Nico era peligroso—. Es la mano derecha de Axel. Ha estado fuera estos días y por eso no caí en la cuenta, pero volvió ayer.

James pasó los brazos alrededor de su propio cuerpo y se froto inconscientemente los antebrazos, como si tuviese demasiado frío.

—Pero... no entiendo ¿Cómo puede...?

Christian se pasó la mano por los cabellos negros, sin ocultar una mueca de remordimiento y culpabilidad.

—Lo siento, es mi culpa. Nos vio en la taberna el día que celebramos tu cumpleaños. Todo es culpa mía—La expresión de James no cambio y tampoco intentó desmentir la frase del pelinegro. Aún seguía guardando demasiado rencor como para no sentir ganas de echarle en cara todo, aunque cada vez empezaba a comprender que Christian no había tenido otra opción—. Escúchame James. No puedes acercarte a él, no puede verte. Si te descubre no tardará ni un minuto en entregarte a Axel

—De acuerdo —A James le incomodaba ver aquella muestra de preocupación de Christian por él—. Me mantendré alejado.

—No lo entiendes. No basta con mantenerse alejado. Nico lo sabe todo, tienes que pasar totalmente desapercibido. Escenas como la de esta mañana con mi hermano pueden ser catastróficas.

El menor hizo una mueca y clavó la vista en sus manos, agarradas con fuerza a la hierba que crecía en aquel pequeño patio.

—Eso va a ser más difícil. Está claro que a tu hermano no le caigo precisamente bien.

Ahora fue el turno del pelinegro de desviar la mirada.

— Lo siento. Es difícil de tratar, pero solo busca lo mejor para su familia sin ser consciente de lo mucho que puede perder por el camino.

James suspiró y se levantó del suelo. Con un par de palmadas se sacudió el polvo del pantalón productor de haber permanecido tanto tiempo contra aquel muro sucio y descuidado.

—No tienes de que preocuparte. Seré discreto y no permitiré que los desafíos de tu hermano me afecten. Se necesitan dos para iniciar una pelea.

Sin rumbo (BL) (Rumbo a la guillotina 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora