Miradas que se encuentran

462 41 12
                                    

La voz de Jorge resonó por toda la habitación, gritando que era la hora de levantarse. James gruñó para si mismo cuando notó como alguien descorría las cortinas, dejando que la luz que pasaba por la ventana golpease en el rostro y le cegase momentáneamente. Con desgana se tapó el rostro con una mano para proteger sus ojos.

—¡Os quiero arriba y aseados en 5 minutos! —Dicho esto Jorge salió por la puerta y pronto se comenzaron a oír los mismos gritos en la habitación continua. James se levantó de la incómoda cama y sin muchas ganas anduvo hasta la habitación que compartían todos los nuevos, donde los barreños que solían poner por las mañanas ya estaban repletos de agua. Que cualquier parte de su cuerpo tuviese el menor contacto con aquella agua helada cuando empezaba a llegar el invierno le producía un fuerte rechazo, pero no se lo pensó mucho y se limitó a asearse con rapidez, tiritando cuando cogió por fin una toalla roída y sucia de las que había en una estantería. El resto de muchachos también se había movilizado, la mayoría andaban medio dormidos, pero enseguida despertaban al sentir el frío de la mañana. James no pudo evitar sonreír divertido al ver como Gray corría por toda la habitación empeñado en secar el pelo a Oscar con su toalla para evitar que cogiese una pulmonía mientras el niño corría de un lado a otro negándose a mojar la toalla del muchacho porque solo se les permitía usar una por chico.

Cuando pasó el tiempo necesario para que todos estuviesen listos uno de los chicos supervisores les mando salir de la habitación rumbo al comedor. Una vez ahí James y Gray se sentaron en la mesa que ya por costumbre siempre ocupaban, aunque un poco más alejados del resto y con un aura mucho más apagada de lo habitual. Hasta Nayra, que usualmente solía correr a su lado junto a Oscar para disfrutar de los pocos minutos de descanso en los que podía estar junto a sus amigos pareció entender que ambos chicos tenían demasiadas cosas en la cabeza que pensar y les dejo su espacio. Los chicos comieron el escaso desayuno en silencio, hasta que Gray se decidió a hablar, poniendo en palabras aquel pensamiento que había estado ocupando la mente de ambos desde que salieron de la habitación.

—Mañana es viernes —En un principio James siguió comiendo, sin mostrar el mínimo signo de haberle escuchado, pero tras unos segundos acabó por responder.

—Lo se —Demonios que lo sabía, era lo único en lo que había estado pensando desde que se acostó el día anterior en aquel incómodo colchón. El viernes era el día clave para poder mantener él contacto con Jenna y Dan. Su hermano le había dicho que siempre habría alguien esperando en la taberna donde se alojaba Gray para que pudiesen revelar toda la información que pudiesen sacar de aquella organización. James estaba seguro que solo con los actos que habían presenciado en aquellos primeros días ya podían tener pruebas suficientes para al menos encarcelar a los cabecillas, pero si no podían salir de la casa su posibilidad de comunicarse con los demás se iba al traste.

—Tenemos que buscar la manera de salir de aquí mañana por la noche  —Continuó el rubio. Mientras hablaba mantenía un tono de voz indiferente, y si alguien se hubiese dedicado a observarles desde la distancia habría parecido que tenían una conversación monótona y aburrida sin ningún tipo de trascendencia —. Si no contactamos con ellos en nuestra primera semana se alarmarán.

James asintió, sabía que tenía que mostrar algún tipo de prueba para demostrar que aquel trabajo no había sido tan solo un capricho injustificado suyo.

—Esta noche intentaré escabullirme después del trabajo para descubrir donde está la salida de este maldito edificio —Hasta ahora lo poco que conocían de él eran la mugrienta habitación que compartían con el resto de chicos y el patio donde les obligaban a cargar trastos —, será mejor que tú te quedes, si faltases al comedor muchos de los niños se darían cuenta.

Gray asintió dandole la razón, en el poco tiempo que llevaban ahí los pequeños del edificio parecían haber desarrollado una especie de admiración hacia su persona gracias a las noches de trucos de magia que les había regalado.

Sin rumbo (BL) (Rumbo a la guillotina 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora