Ya tenía el capítulo desde hace días, pero por un motivo o por otro, no lo había subido. Ojalá lo disfruten🩵
Gav
El cuerpo de Sasha no fue encontrado en las ruinas del almacén, tal cual ocurrió con el de Sergey, aunque este último sí que se hallaba retorciéndose en las llamas del infierno.
Por supuesto, hubo algunos resquicios de mi hermano, pero no se trataba de enteramente su persona. No podías acabar con alguien como Sasha de ese modo tan estúpido, además, yo no quería que nadie tomara lo que me correspondía; su muerte iba a llevarse a cabo por mis manos, mas no sería pronto, era incapaz de vivir sin mi hermano, me complementaba y hacía de todo esto más divertido.
Sasha Kozlov estaba y seguiría vivo.
Tan vivo y perdido como deduje que sucedería, la persona que se encargó de llevárselo ni siquiera contaba con la mínima consciencia de lo que estaba haciendo, solo se trató de un peón más en el tablero.
Mis piezas, mi juego, la continuidad de lo que Sergey inició, pero no concluyó.
Moví la muñeca, el líquido de mi vaso se osciló de un lado a otro, el reflejo de la luz mortecina que desprendía la lámpara encima de mi cabeza hizo brillar el contenido antes de que se precipitara por mi boca, entretanto, la figura de Mara se desplazaba de un lado a otro en la habitación. Su hijo, a quien ella ilusamente quería colocar en el lugar de Sasha, la miraba del mismo modo que yo lo hacía: aburrido.
—Dasha Kozlova —mencionó el nombre de mi sobrina con repugnancia—, convocó una reunión, los socios más poderosos asistieron.
Fumaba con desesperación, le temblaba el cuerpo por el nerviosismo, los espasmos se extendían hasta sus manos donde los finos dedos sacudían el cigarrillo. Miré la ceniza caer en la alfombra, un suspiro de desaprobación brotó de mi boca, enseguida Alexandra lo detectó, me pidió calma con la mirada.
—Le son leales, a una mujer —continuó. No le molestaba que Dasha le haya ganado territorio, le molestaba que la respetaran siendo mujer, cuando a ella nunca se le dio ese trato en la mafia—. Ni siquiera la conocen.
—No va a servirles de nada, mamá, tranquilízate —intervino Markov—, Alexandra va a matarla, ¿no es así? —Se dirigió a mi hermana.
Ella no respondió de inmediato, se acercó a mí a paso lento, mis ojos no la perdían de vista. Era como un ángel precioso, un ángel de la muerte, de cabellos de oro y piel lechosa, su andar inocente solo engañaba a quienes no eran capaces de observar más allá de su belleza letal.
—No quiero matarla —sus dedos se deslizaron a través de mi clavícula, la tenía postrada detrás de mí—, quiero romperla.
—Deseará estar muerta —susurré solo para nosotros. Alexandra rio y hundió levemente las uñas en mi torso.
—Como Tasya —se mofó.
Hacia tiempo que no traía a la pequeña bastarda a mi cabeza. Se hallaba prisionera en uno de nuestros laboratorios, la usábamos como un cuerpo de pruebas para el suero que creábamos, partiendo por supuesto del prototipo original que usó Sergey y se extendió hasta Pakistán. Aún no lo movía del todo por el mercado negro, pero comenzaría a hacerlo, claro, al momento en que los resultados fueran fatales y desastrosos. Me gustaba crear caos, la tranquilidad me aburría.
—Mientras la quites del camino, lo que suceda con ella no me importa —siseó Mara—, pero debe ser pronto, no puedo esperar a que gane más territorio, las familias no están contentas con esto.
Se detuvo, el cigarrillo casi se terminaba, un color amarillento producto de la nicotina se adhería a sus dedos aún trémulos.
—Erin...
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Despiadado ©
Romance[TERCER LIBRO SAGA AZUL] La vida siempre fue cruel, probablemente debía estar acostumbrado a sufrir, pero ¿por qué después de tantos años de felicidad, el destino y la vida volvían a conspirar para acabar con lo que tanto esfuerzo logré construir? V...