No se olviden de las advertencias del libro. Sasha es quien es, no va a ser dulce siempre, no puede, así que, si no pueden con su personalidad, mejor no lean. Estoy en una etapa donde quiero escribir personajes más oscuros y lo van a comprobar conforme sigan leyéndome, si se quedan.
Sasha
Mis botas se enterraban en la nieve mientras avanzaba hacia uno de los almacenes de la Bratvá. Carlos iba a mi lado, ambos fumábamos un cigarrillo, dentro nos esperaban dos de los miembros del Consejo que me servía, aunque creían tener voz y voto, aquí la única ley que valía, era la mía, lo sabían, pero fingir que tenían un poco de poder les brindaba cierto esbozo de tranquilidad y mantenía en pie el orgullo que se negaban a soltar.
—¿Cuándo vas a decírselo? No quiero ser partícipe de esto por mucho tiempo, Sasha. —Di una larga calada—. Mide un metro con cincuenta y cinco.
—¿La has visto enojada? —Expulsé el humo con una leve sonrisa surcando mi boca—, es bastante... peligrosa cuando se lo propone.
—Entenderá.
—Erin es tan celosa como yo, el que lo entienda, no evitará que se forme una fractura en mi matrimonio, que no quiero.
Nos detuvimos antes de ingresar al almacén, seguía nevando, estábamos a finales de octubre y el clima empeoraba. La nieve y el frio me devolvían a los días en Yakutsk y contaminaba mis emociones. Quería decir que no me afectaba, pero siempre lo haría, la vida que he tenido no se trataba de cualquier cosa.
—Ella va a saberlo, tarde o temprano tendrás que decírselo, algo así no lo puedes ocultar.
—Quisiera hacerlo, encontrar la maldita falla en esto —arrojé la colilla al suelo y la apagué con la punta de mi bota, enterrándola con fuerza—, algo que me diga que Markos no es mi hijo.
—Dices que todas las pruebas fueron positivas —asentí—, puedes tomar más muestras y enviármelas, las llevaré a Polonia, conozco a un buen bioquímico, podrá realizar otra prueba con mayor precisión.
Esperaba que sirviera de algo, no era el tipo de hombre que tenía esperanzas, pero justo ahora ponía todas ellas en esto. Necesitaba deshacer ese maldito lazo que existía entre Mara y yo y el cual me evitaba poner una bala en su cabeza, porque matarla significaba echarme encima a su hijo y si resultaba ser mío también, los códigos me impedían derramar mi sangre; haber matado a Sergey aún me pesaba y si mi gente no se volvió contra mí por matar a mi padre y su Pakhan, era porque así funcionaba la cadena del más fuerte, pero con Markos era diferente, ya que él no peleaba por mi puesto.
Entrar a una guerra constante no me convenía, la lucha por venganza entre padre e hijo, rusos e italianos, era malo para los negocios.
De lograr desmentir a Mara, sería el hombre más feliz de poder cortar su cabeza y la de su hijo.
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Despiadado ©
Romance[TERCER LIBRO SAGA AZUL] La vida siempre fue cruel, probablemente debía estar acostumbrado a sufrir, pero ¿por qué después de tantos años de felicidad, el destino y la vida volvían a conspirar para acabar con lo que tanto esfuerzo logré construir? V...