Epilogo.

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La castaña esperaba en su habitación al doctor, dentro de ella se encontraba su padre, solamente él. Sus amigos se habían ido a decisión de ella. Quería que la dejaran sola con su padre. Annel tenía una idea de lo que el doctor le iba a decir, su padre también lo sabía pero no quería hacerse a tal idea. La castaña se revolvió entre las sabanas de la incómoda camilla que sostenía su cuerpo, llevaba una semana y todavía no la daban de alta. No había podido visitar al pequeño Thomas, de quien era madrina, Beatrice había confiado en que si ella moría quería que ella lo cuidara. El pequeño Thomas había sido un guerrero y logró salir del riesgo de muerte, ahora estaba luchando por su vida. Esa actitud le recordaba a su madre, quien no había corrido con la misma suerte, una lágrima cayó de sus mejilla al recordar el momento en el que le dijeron “Beatrice logró estabilizarse, pero… cayó en coma” al parecer la pérdida de sangre había sido demasiado que a su cerebro se le hizo imposible reaccionar. Le dolía saber que su mejor amiga estaba en esa situación pero más le dolía saber que el hombre que amaba, se encontraba en las mismas que su amiga. Así era, Annel podía perder a las dos personas que más amaba. Y por si fuera poco el doctor acababa de entrar a la habitación con la cara que ella conocía. 

-Los estudios lo dicen todo Annel, volvió y no sólo eso, tu corazón recibió muchos impactos fuertes, no creo que soporte una operación – trató de decir el doctor Helfies. El doctor había acompañado a la joven durante todo su proceso y cuando se enteró que el cáncer había calmado su paso se alegró tanto por la chica, pero verla en esta situación a punto de perder a dos personas importantes para ella y perder su vida, lo devastaba. El padre de la joven estalló en lágrimas y apretó la mano de su hija. Su padre jamás dejo de lado la enfermedad de su hija, cuando el doctor les dijo que había parado el cáncer, se alegró demasiado y su corazón comenzó a latir normal, pero ahora, sentaba cabeza, su hija moriría. Mientras que la castaña aún no podía procesar la información, por su mente venían los recuerdos de su niñez, en los hospitales, como moría cada uno de sus amigos, como había tenido que mentir a sus amigas aquel verano en el que se sintió mal y desapareció. Les había hecho creer que se había ido de vacaciones cuando la verdad es que había pasado cada minuto del día recostada en una camilla. Lo único que pudo articular la joven fue…

-¿Cuánto tiempo? – preguntó en susurró y su voz entre cortada.

-Aún no es muy preciso, podría alargarse… - intentó disimular y dar esperanzas a la chica pero ella no lo dejo continuar.

-¿Cuánto queda? – pidió en un mar de lágrimas. El doctor limpió sus ojos y se limitó a decir.

-Un año Annel, puede ser menos o puede ser más, pero no más de dos años – finalizó. La chica no sólo tenía que renunciar a su juventud, en un momento tendría que renunciar a sus seres queridos, a su padre, a su mejor amiga, a su Ashton. 

La chica estalló en lágrimas y cubrió su rostro con sus manos, su padre la tomó en sus brazos mientras su hija sacaba las lágrimas. El doctor no pudo evitar llorar y se soltó en lágrimas, Annel no solo era su paciente, era su sobrina y como tío le dolía verla sufrir. Se acercó al abrazo y se dignó a tomar lugar entre los dos y el abrazo duró por mucho tiempo, hasta que la chica pidió visitar a su mejor amiga y al amor de su vida, quienes compartían habitación, el que el doctor fuera familiar de Annel había facilitado la idea de ponerlos juntos. Aunque no se di mucho problema, pues ambas familias aceptaron aquel trató y dos pacientes en coma no tendrían mucho problema. La joven fue llevada por su mejor amigo hasta la habitación, le dolería dejar a Calum, siempre estuvo para él, pero ella nunca se atrevió a comentarle que ella tenía una enfermedad que para su caso, era mortal. Suspiró antes de entrar y empezó a caminar. 
Creyó haberse equivocado de habitación. Pero miró unos segundos a las personas que estaban rodeadas de tubos y máquinas, y efectivamente eran su novio y su mejor amiga. Pitidos y ruidos constantes de las máquinas llenaban el ambiente. En la boca de ambos, habían dos tubos largos que conectaban a otra máquina, además de todos los cables del brazo de su novio y estómago. La cabeza de su amiga estaba vendada y la pierna de su novio estaba en las mismas condiciones que su brazo y estómago. El impacto había sido demasiado fuerte para su cuerpo y los doctores decían que era un milagro que siguiera respirando. Un chillido se escapó de sus labios al verlos en tal estado. Pero más le dolía que tal vez, ella no estuviera para cuando ellos decidieran abrir sus ojos. 

-Este es el trato – susurró la chica mientras tomaba la mano de ambos. -Ustedes despertaran y yo…- comenzó a decir, pero un nudo en su garganta la hizo detener sus palabras-…fingiré que no moriré – susurró para estallar en lágrimas y perder el control. Su amigo quien la miraba raro desde la entrada por lo que acababa de decir, se acercó a ella y la tomó en sus brazos para no lastimarse más. Calum trataba de calmarla, verla así le dolía demasiado. Sus cuerpos aún estaban en el piso, Annel sintió la necesidad de contarle, no podía seguir mintiéndole, no podía fallarle a él. Elevó su rostro hasta poder ver al de su mejor amigo.

-Calum…- arrastró en un susurró y con dificultad pronunció su más guardado secreto-…tengo leucemia 

Diez pasos para enamorar a Ashton Irwin [1era. Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora