23-Inevitable.

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Ahora podía hacer una cosa, lo más importante...encontrar a Nora.
-Lys.
Se dirigió a mí y me preguntó si necesitaba algo, parece ser que ahora eran más cordiales conmigo.
-Lo primero pediros a todos que me tratéis como una bruja más, no como si al mínimo fallo os fuera a matar.
Todos me miraban en silencio mientras veía caras sonriendo.
-Y lo segundo, tenemos que encontrar a Nora.
-¿Por qué? – preguntó alguien que no lograba distinguir.
-Ella ha estado jugando con demonios. – Dije alzando la voz haciendo que la gente hiciera mucho ruido.
-Por favor....
Pedía permiso pero con el ruido no me escuchaban y pude notar como mis pulmones se empezaban a llenar de aire para dar un grito...bueno, el grito.
-¡Callaos! – la sala completa dejó de hablar de golpe.
-Bien, gracias, a lo que iba, necesito que la busquéis y me la entreguéis.
-¿Y los lobos? – preguntó Howard.
Estuve pensando en hacer una alianza, se venían tiempos oscuros y debíamos estar juntos.
-Una alianza.
Los brujos me miraban expectantes.
-Es la única solución.
-Los lobos te odian. – dijo Farrés.
Era cierto, soy la última persona que quieren ver...excepto...
-Jason...
Me miraban interrogantes.
-Hay un lobo, cuyo vínculo conmigo es bastante grande.
-¿Entonces a qué esperamos?
-Me voy a reunir lo antes posible, mientras buscad a Nora por vuestra cuenta.

La concentración de brujos se disolvió dejando la sala vacía, menos Lys, él se quedó ahí, quieto.
-¿Qué harás con Nora?
Me pensé la respuesta, no quería parecer malvada pero...
-Acabar con ella.
-Lo veo justo con todo lo que nos ha hecho pasar.
-Es mi decisión y lamento mucho si a alguien le molesta.
Me dirigía a la puerta cuando noto que Lys me agarra del brazo.
-El lobo del que hablas no es tu hermano, ¿cierto?
-No, no es el.
Me giré de nuevo pero Lys siguió hablando.
-Es el chico rubio, el que estaba en tu casa...
-Sí.
Después me soltó y me fui dejándolo solo.
Pude notar su tristeza y creo que se ha rendido.

Pasó media hora cuando me encontraba en la entrada de la fábrica, y ahí lo vi, sentado en un escombro mirando como la Luna se escondía tras las nubes.
-Jason.
Me miró y se levantó para después abrazarme.
-¿Qué tal Kia?
-Un poco mal, para serte sincera.
-¿Y puedo ayudar en algo?
-Quiero hablar con Jacob.
Me miró con los ojos abiertos.
-El no quiere verte a ti, lo sabes...
-No vengo como Kiara Bane, si no como la líder de los brujos.
Me miró fijamente a los ojos.
-George murió, y necesito vuestra ayuda.
Me agarró de la mano y me llevó a dentro de la fábrica, pude notar las caras de desprecio de la manada.
Llegué arriba, en la azotea había una pequeña tienda donde creo que estaba Jacob.
-Espera aquí.
Jason entró en la tienda y pasaron dos minutos salieron ambos.

-Con qué bruja maestra.
-Sí.
-Y que se le ofrece.
-Necesito encontrar a uno de mis brujos.
Me miraron interrogantes.
-Se llama Nora Hank.
-¿Y porqué deberíamos ayudar?
-Ha traído a un demonio a nuestro mundo, y cuando acabe conmigo irá a por vosotros.
-¿Nosotros?
-Busca poder, y exterminar las razas mágicas.
-Eso es un problema si...
-Necesito una alianza para que la encontremos.
-¿Y una vez después de encontrarla?
-Yo me encargaré del resto.
-Hablaré con mis lobos, mañana a las doce de la mañana, quedaremos en el matadero, tendré tu respuesta.
Me despedí de él y me fui en dirección a mi casa, quería dormir y que aquella hora llegase pronto.

Sin cenar siquiera me dormí, y caí profundamente dormida, no me enteré si Derek había llegado a casa.

A la mañana siguiente eran las nueve cuando me levanté, comí una manzana, me arreglé y se me hicieron las once.
-Derek sabes algo sobre Jacob.
-¿Sobre la alianza?
-Sí.
-No me ha comentado nada, sabían que yo estaría de tu lado.
-Bueno, pues entonces me voy a ir ya, no quiero llegar tarde.
-Suerte pequeña.
Me dio un beso en la frente y fui al matadero.
Cuando llegué eran las once y media, no había usado un portal esta vez.

Eran las doce y cuarto y ellos no llegaban.
Cuando me levanté para ir a buscarlos me empezó a arder la nuca.
Me giré repentinamente y pude ver una parte de la capa de Nora.
-Nora, sal de donde sea que estés.
No recibía respuesta.
-Esto solo alargará las cosas.
Un frío me atravesó el costado, era una pequeña daga de hierro.
-El hierro no me mata deberías haber estudiado más.
Mis ojos se llenaron de niebla y pude ver a mi abuela ahí, mirándome.

-Iris.
-Mi pequeña está aquí...
-Deja de atraparme debo matar a Nora.
-Y lo harás, vengo a avisarte de algo
-¿Qué?
-Tu fin se acerca.
La mire a los ojos viendo más detalladamente el tono rojizo de estos.
-Alguien es como tu sombra, te está observando y...te matará...
-Soy la bruja maestra, podré con ello.
-Mi preciosa nieta, para abrir los ojos hay que cerrarlos antes...
-Quieres decir...¿Qué debo dejarme morir?
-En efecto.
-Pero, ¿y Lys, Derek, Jason...? ¿Qué pasará con ellos?
-Serán fuertes.
Notaba como la niebla se iba disipando, volvía a ver el bosque.
-Abuela dime, quien me matará, rápido.
-Katherine y Luis lo saben...
El cazador...

Desperté pero no abrí los ojos, escuchaba pasos, era Nora.
Era mi oportunidad.
-Tu turno llegó Kiara, despídete de esto.
Abrí los ojos y pude ver la cara de sorpresa de Nora.
-Después del tuyo.
Saqué la daga de mi madre y se la incrusté en el cuello.
Había acabado con mi enemigo, pero aún no estábamos a salvo, no mientras Math estuviera fuera y mucho menos sabiendo mi destino.

Brujas y Lobos.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora