25-Un Nuevo Comienzo.

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Desde el punto de vista de Derek
Había ido a casa de Lyssandro para hablar sobre Kiara y otro tema más.
Una vez llegué toqué la puerta y me recibió con una sonrisa.
-Hombre Derek, pasa no te quedes ahí.
-Gracias Lyssandro. – dije mientras me adentraba en su casa.
-¿Ha ocurrido algo?
-No, solo quiero hablar.
-Entonces ponte cómodo.
Nos sentamos en su sofá y me dispuse a hablar.
-¿Qué está pasando con Kiara y tu?
El me miró y luego agachó la cabeza.
-No lo se...
-¿Qué no sabes?
-No se que está pasando, ya nada es como antes.
-¿Y porqué no vas con ella?
-Estará con Jason, se han hecho muy amigos.
-Tío, te aseguro que Kiara ve a Jason como un amigo por haberla defendido.
-Sí, pero he visto la mirada de él, tiene los mismo ojos que tengo yo cada vez que la miro.
-Entonces te daré un consejo, debes ser más rápido, el no se cansará hasta ver que uno de los dos ha ganado.
-Eso haré.
-Bien, ahora te pido ayuda yo.
-¿Para qué?
-Llevo unas semanas siendo...novio de una chica y no se como decírselo a Kiara.
-Ella lo aceptará créeme.
-Pero, el problema es que es una loba, y no podrá acercarse a ella...
-Habla de nuevo con Jacob, que anule ese estúpido tratado que la prohíbe veros.
-Será complicado.
-Pero no imposible.
Solté un último suspiro para levantarme y seguido de mi se levantó Lys quien me estrechó la mano en señal de apoyo.
-¿Necesitas algo más Derek?
-Nada hermano, muchas gracias.
-No hay de que, ahora veré como hago para que Kiara vuelva conmigo.
-Una cena romántica en la charca.
-Es una genial idea, la haré esta noche.
Sonreí y fui a la salida seguido de Lys que venía a despedirme.

Luego decidí ir a visitar a Rafael. El necesitaba estar con gente.

Desde el punto de vista de Lyssandro
Estaba preparando todo para la cena, eran casi las once y la charca tenía una mesa con troncos, velas, un mantel rojo, muchas flores de colores rodeando donde se cenaría y un bol con pasta y ensalada, ahora solo falta Kiara...

Fui a su casa y las luces estaban apagadas, pensé que estaba durmiendo así que forcé la entrada y subí hasta su cuarto, y ahí estaba ella, durmiendo tan tranquila como si nada pasase, la desperté despacio y cuando abrió los ojos miró los míos.
-¿Lyssandro?
-Hola Kiara.
-¿Ha pasado algo? – dijo mientras se levantaba rápido.
-No tranquila, solo quiero que veas algo.
-Pero es muy tarde...
-Por favor Kia.
Ella lo estaba pensado y al final me dio una sonrisa, esa sonrisa que te llena de fuerzas.
-¿Algún vestuario?
-Es lo de menos, estas hermosa de cualquier manera.
Ella se sonrojó y se levantó de la cama, fue a su armario y sacó un vestido negro y azul.
-¿Te podrías...girar?
-Oh sí claro, perdona.
Me gire y pude escuchar cómo se iba cambiando la ropa.
-Ya.
Me giré y quedé alucinado, su vestido dejaba ver sus piernas que terminaban en unas bailarinas azules marino.
-Vamos. – dije ofreciendo mi mano.
Ella me agarró y antes de llegar a la cita, la tape los ojos y la llevé hasta ahí.
-Bien, ahora, abre los ojos.
Kiara abrió sus claros ojos mirando fijamente todo lo que había preparado.
-Esto es...maravilloso.
Sonreí ampliamente para invitarla a sentarse.
Empezamos a cenar aunque ella ya había cenado y no pusimos a hablar de todo un poco, me sentía en paz con ella, no la quería perder.
-Kiara, me gustaría volver contigo.
-Lyssandro, yo también te echo de menos, pero...
-Es Jason....
Ella me miró fijamente y contesto rápido.
-No, no es el.
-¿Entonces?
-Hay cosas de mi que no sabes...
-Entonces cuéntamelas, por favor.
Ella suspiro, seguramente pensando cómo empezar.
-Mis mareos me han mostrado visiones, y a veces me han dado cosas.
-¿Cosas?
-Sí, recuerdas el día de la iglesia, que me habían dañado con la mano de la muerte. – asentí- pues cuando me curé fue por una pócima que apareció en mi bolsillo, que me había dado en mi visión.
Yo me quedé plasmado.
-También una daga con la que maté a Nora...un broche que sigo sin saber para qué sirve, un anillo, me aparecieron dos tatuajes...
Yo estaba asombrado, eso no eras mareos normales, ni visiones, estaba viajando.
-Un viaje astral...
-No es posible, no es un poder de bruja, ni loba...
-Si no de ángel, yo tenía razón.
Ella miró abajo, miró sus muñecas.
-¿Puedo?
Ella me acercó sus manos y pude ver en una muñeca el tatuaje de un corazón, pero está negro, en la otra no conseguía saber que era, como si se estuviera formando y se viera a través de una capa de agua.
-El corazón me salió el día que me pediste salir, y se volvió negro cuando lo de Matilde....
Recordar aquello me apretaba el corazón, la hice mucho daño en aquel momento.
-Y el otro, ¿cuándo fue?
-Más o menos cuando pasó lo de la iglesia.
No entendía ninguna relación con el segundo tatuaje, pero con el primero una idea se hizo presente. Me levanté y me puse enfrente de Kiara, la agarré suavemente la cara y la besé, echaba de menos sus cálidos labios, ella se agarró a mi nuca y yo bajé mis brazos hasta su cintura, apretándola contra mi.
Cuando nos separamos vi su muñeca y el corazón era rojo intenso.
-Lyssandro.
-Dime Kiara.
-Quiero volver contigo.
Aquello me sacó una gran sonrisa y la volví a besar con todas mis ganas, pero aún tenía una duda, ¿Cuáles eran los avisos que ella me había dicho?
-Kiara.
-Dime.
-¿Cuáles fueron los avisos?
Ella se silenció un momento para después mirarme triste a los ojos.
-Voy a morir...

Brujas y Lobos.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora