Cap 43

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-¿Y ahora qué?- Hans miró a los otros dos mientras tiraba su arma descargada al suelo. Dorian se agachó en silencio, llevándose las manos a los cuernos, conteniéndose para no salir corriendo tras el coche.


- No os preocupéis, tengo la matrícula y conseguiremos localizarla pero por muchas ganas que tenga de ir tras ellos... no es inteligente hacerlo en estas condiciones.- Lo sabía por experiencia propia, sus años como mercenario le habían enseñado un par de lecciones de vida, puso su mano en el hombro de Dorian y le apretó para que se centrara.- Por el momento buscaremos medicinas, ropa y un coche para salir de este maldito lugar.


- Me pido ir a por las medicinas... no me apetece rebuscar entre cadáveres.- Hans desapareció en el umbral de la puerta principal sin darles tiempo a los otros de protestar.


-Hagámoslo cuanto antes...- Dorian entró también en el edificio, pasando entre todas las personas apiladas en la entrada que hasta hace unos minutos habían estado vivas.- Iré a buscar ropa.- Se detuvo y miró a Cóndor.- Sígueme, sé dónde está el armario de los aparcacoches... solo espero que no se los hayan llevado los supervivientes.


-No lo creo, la mayoría han salido corriendo sin más o no han llegado a salir de aquí, los guardias hicieron su trabajo hasta el final.- Cóndor lo siguió por los pasillos, esta vez recordando por donde habían venido.- Oye, ¿puedo preguntarte algo?


-Claro, aunque a mí también me gustaría saber un par de cosas.- Llegaron a la zona del servicio, no había ni cadáveres ahí, miró a Cóndor de reojo.- ¿Qué relación tienes tú con Dan?


-Justo es lo que iba a decir... Lo nuestro es historia antigua casi...- Entraron en una habitación y forzaron un armario metálico de la pared hasta abrirlo, había un sin número de llaves de coches costosos.


-¿Viejos amigos? No, no lo creo... Pocos llegarían tan lejos por un simple amigo.


-Hace diez años fue mi primer amor, desapareció de la faz de la tierra y cuando volví a verlo me encontré a un Dan que había perdido la memoria y era una persona completamente diferente... Le debo demasiado como para abandonarlo. - La expresión de Cóndor se tornó triste por un momento pero rápidamente la cambió para mirar a Dorian.- Ahora te toca a ti.- Cogió varios pares de llaves por si las moscas.


-Bueno, no sé lo que somos realmente pero... yo quiero a Dan, el Dan actual.- Notó la tensión que desprendía Cóndor pero no se acobardó ni un poco.- No sé cómo sería en el pasado pero no me importa tampoco y creo que deberías empezar a asumir que no volverá.


Dorian salió de la habitación, buscando los vestidores de los empleados, allí seguro que encontrarían ropa normal. Abrió varias taquillas reventando las cerraduras a base de golpes y no tardó mucho en encontrar lo que necesitaba. Dorian se quedó con unos vaqueros oscuros, una camisa negra que encontró bien doblada en la última taquilla que revisó y unas botas militares negras, lo demás lo eligió sin mirar solo asegurándose que no les llevaba ropa de mujer ni nada demasiado pequeño.


-Heeeeeeeeeey.- Escucharon a Hans en la lejanía gritando a pleno pulmón.- ¡Tengo muchas habilidades pero la clarividencia no está entre ellas!- tanto Cóndor como Dorian salieron al pasillo reídos.- ¡Venid de una vez que me siento solo!


Una vez estuvieron los tres en el hall recibieron las medicinas de Hans y se colocaron la ropa que trajo Dorian y mientras este se vendaba sus heridas sentía las miradas asesinas de Hans en la nuca.


-¿Acaso no había nada más feo?- Hans se quejaba mientras se ponía una camisa a cuadros rojos.- Parezco un leñador medio muerto, espera, ¿por qué Cóndor tiene ropa normal?- señaló acusador y Dorian se rió por lo bajo.


-Porque no habían más empleados de tu tamaño.- Cóndor iba todo de negro y sin quejas, sacó el puñado de llaves y los llevó fuera, en busca del aparcamiento... que no estaba en la superficie, había una entrada oculta que permitía la salida de los vehículos de forma discreta. Se colaron y ante sus ojos se desplegó un maldito concesionario de coches de lujo, todos perfectamente cuidados y alineados. Cóndor empezó a probar las diferentes llaves pero se decantó por el todoterreno más cercano.


-Esperad.- Cóndor sacó un teléfono que había encontrado y escribió un mensaje con las coordenadas a un lugar donde sabía que no lo ignorarían.- Ahora sí que está acabado este lugar de mierda.


Los tres se subieron al coche y Cóndor pisó el acelerador con ganas, salieron del lugar sin mirar atrás, por fin se alejarían de ese maldito lugar.


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Dan se despertó gracias a las voces que le rodeaban o al menos tuvo esa impresión, al abrir los ojos no vio a nadie a su alrededor... pero tampoco tenía idea de donde estaba. Por lo que podía observar estaba en una casa muy lujosa o quizás un hotel... y era como un piso completamente unido salvo por el baño, desde la gran cama en la que estaba podía ver casi todo el lugar. Se fijó en que no estaba solo, un par de guardias custodiaban la entrada como si fueran estatuas guardianas de un templo y al otro lado de la puerta escuchó movimiento.


La puerta se abrió dejando entrar a Edgar seguido de otro par de guardias y un hombre más que Dan no tardó en reconocer como el médico que lo había atendido cuando llegó a su prisión anterior.


-Señor... no creo poder hacer algo así, mis habilidades no cubren ese campo del todo.- John trataba de persuadir de algo a Edgar pero este le dirigió una mirada fría.


-Lo harás o morirás, no hay más discusión y sabías que algo así podría ocurrir cuando te encontré en medio del camino, ¿por qué si no te habría ayudado si no es para obtener beneficio?- Edgar se giró y descubrió a Dan despierto, observándolos.- Buenos días Dante... me alegro de que ya estés despierto, vamos a ayudarte con tu problema, no te preocupes.


-¿Qué problema? Y no te acerques a mí...- Dan se incorporó y se pegó al cabecero de la cama, estaba completamente a la defensiva y muy enfadado.


-Tu memoria, por supuesto...- Edgar obligó a avanzar al médico y le hizo colocarse junto a la cama mientras él se sentaba cómodamente e uno de los sillones de la sala.


-No... es imposible...- No sabía si creerle pero los sentimientos de Dan empezaron a confundirse al tener la posibilidad de recuperar su pasado. Edgar notó esa confusión y miró al doctor para que empezara.


-Pero...- se calló antes de recibir otra mirada de advertencia.- Túmbate con cuidado y cierra los ojos...- Dan lo hizo aún con aquella duda, por una parte quería saber quién era pero por otra... se lo estaba ofreciendo Edgar. Finalmente se dejó hacer, de todas formas no moriría, se rió un poco con ese pensamiento mientras sentía las cálidas manos del médico en su cabeza.


-Esto puede doler un poco...- John no estaba seguro... pero no le quedaba otra.


Dan sintió como si le agujerearan el cerebro y todo se volvió negro mientras perdía la percepción de su cuerpo.

Averno (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora