Cap 56

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Después de ver al guardia alejarse con lentitud Carter le propinó un codazo a Dan como venganza... aunque Dan se lo devolvió con propina.

-Auch... bueno, creo que si a cambio de no ir al frente ni estar en la guardia tienes que ver más seguido al capitán.... Te han timado Dan, yo pediría el tiquet y lo devolvería.

-Ja ja que gracioso...-Dan a punto estuvo de golpearlo de nuevo pero su humor se vio gravemente herido al saber que tendría que volver a ver a Edgar tan pronto, no quería y eso era evidente al comprobar que estaba tratando de ganar tiempo molestando a Carter.

-Si tardas más se enfadará...- le canturreó Carter con malicia en la oreja, justo después el karma hizo justicia haciéndolo tropezar y tragar tierra con una de las piedras que sobresalían en el camino.- ¡Joder!

-Bueno, no pierdas mucho el tiempo en el suelo y haz algo productivo con tu vida.- Dan se escapó mientras escuchaba a Carter maldecirlo y reírse.

Fue a paso ligero hasta quedar de nuevo ante el reto de cruzar o no la puerta de la tienda de Edgar, todos sus sentidos le decían que saliera de allí por patas pero al pensar en Cóndor los pies se plantaban firmes en el suelo con valor... tomó aire y descorrió la tela que cubría la puerta para entrar.

-Hum, no me hagas esperar más, tengo otros asuntos que atender y no tengo tiempo para tus pequeños actos de rebeldía.- Edgar dejó caer unos cuantos papeles sobre la mesa que parecía haber estado leyendo.- Vamos, ven aquí que tengo hambre.

Dan se acercó a regañadientes y sin ocultar su cara de desagrado pero esto no parecía importarle a Edgar cuando se levantó para apresurar un poco las cosas. Se quedó a escasos centímetros de su cuerpo y lo agarró por la cintura hasta llevarlo a su cama donde lo obligó a tumbarse... más o menos, Dan no estaba dispuesto a quedarse en una posición desventajosa así que al final quedó sentado a pesar de la insistencia de Edgar.

Edgar colocó sus brazos a los costados del cuerpo de Dan para poder inclinarse perfectamente sobre él y con toda la cara del mundo apretó su rodilla en la entrepierna de Dan. Este trataba de apartarse pero Edgar continuó frotando hasta que el miembro de Dan empujaba contra sus propios pantalones en una clara erección gracias a la insistencia del otro.

-Oye, esto no estaba en el trato.- Dan lo empujó con furia cansado ya.

-Y yo que pensaba hacer la velada más agradable para los dos...- volvió a colocar su rodilla donde estaba junto a un lento vaivén relajante.- Vamos... sé que lo disfrutarás... y no llegaremos hasta el final si así estás más tranquilo.- le susurraba a la oreja como si fuera una serpiente tratando de engatusarlo... y había algo, quizás en el ambiente o quizás fueron sus palabras hicieron que la firmeza de Dan flaqueara sintiéndose psicológicamente débil. Dan entrecerró los ojos y poco a poco terminó de tumbarse en la cama.- Así me gusta...

Edgar comenzó tacándole las caderas hasta meter las manos bajo su ropa, jugando sobre su piel asegurándose de que en ningún momento Dan se distrajera. Con cuidado bajó los pantalones de Dan junto a la ropa interior hasta la mitad del muslo dejando totalmente libre su miembro caliente erguido. Dan no podía pensar en otra cosa que en su propio placer, sus sentidos estaban aturdidos y el cuerpo no parecía responderle como debería... cerró los ojos dejándose llevar sin remedio por las caricias del capitán. Edgar no tardó demasiado en sacar su propio miembro al bajar la cremallera de su pantalón, se pegó a Dan y los mantuvo juntos mientras sonreía con satisfacción. Agarró una de las manos de Dan para que también sujetara y masajeara ambos miembros pero Edgar llevaba el ritmo sin dudas y no lo dejó en paz hasta estar totalmente satisfecho... En cuanto terminó tiró de Dan que seguía grogui en la cama y lo besó con pasión hasta dejarlo prácticamente seco y sin vida. Se relamió y se levantó de la cama con indiferencia para alistarse, no mintió cuando dijo que había mucho trabajo por hacer.

Dan se despertó de nuevo cogiendo una gran bocanada de aire, se quedó unos segundos incorporado en la cama observándose a sí mismo y analizando lo que acababa de ocurrir...

-¿Qué...?- frunció el ceño confundido.- ¡Joder, de nuevo...!- golpeó la cama con furia para desahogarse un par de veces.

Salió da la tienda sintiendo asco de sí mismo y no pudo evitar ir directo al río para lavarse... allí por supuesto no tenían duchas así que se las apañaban con el río para casi todo. Se desnudó y lanzó al agua sin más, notando el frío del agua chocar con el calor de su cuerpo pero eso lo espabilaría del todo... frotó su cuerpo a conciencia tratando de eliminar todo recuerdo del toque de Edgar pero eso era algo que solo Cóndor podría hacer. Su humor mejoró en cuanto empezó a pensar en él, quería verlo de nuevo... bueno, en realidad quería estar siempre con él y hacer bastantes más cosas que solo mirarlo. Volvió a ponérsele la cara de tonto enamorado mientras terminaba de bañarse... y mientras se vestía... y mientras volvía a su tienda...

Se detuvo a mitad de camino pensando que tenía hambre recordando que ya era hora de comer algo, así que cambió su ruta hacia la carpa comedor pero cuando estaba llegando los soldados parecían alterados con algo, todos parecían susurrar sobre lo mismo pero no decían nada realmente coherente al igual que pasaba con los rumores usuales... así que Dan se mantuvo comiendo sin darle importancia... hasta que un amigo soldado se acercó a él confidente.

-Oye Dante, no sé si lo sabes pero está pasando algo extraño en la zona de mercenarios... no nos dejan acercarnos pero me han dicho que han visto a tu amigo el albino en el centro del asunto... y al parecer no se veía bien la cosa.- Dan abrió mucho los ojos y se levantó sin más de su sitio dejando su plato ahí en la mesa... empezó a recordar el estado en el que su querido grupo había dejado la última vez que habían tenido una discusión... no permitiría que lo golpearan más y mucho menos que lo mataran.


Averno (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora