Cap 77

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El color blanco predominante de las paredes de los hospitales jamás le había gustado a Hans, todo era demasiado frío e impersonal, sin un solo toque de calor humano... Por no hablar del puñetero olor a fármacos que lo inundaban. Lo único bueno era la limpieza, nada que ver con la "enfermería" que montaban en las habitaciones cuando aún luchaban en la arena.

Miró las sábanas que le cubrían las piernas, esa era otra, en cuanto recuperó la consciencia tras una intensa operación el cirujano que lo había tratado le había comunicado con pesar que no habían logrado que recuperara la movilidad de sus piernas.

Bueno, ¿qué importaba? Ya no tenía nada que perder. Suspiró, no le gustaban los hospitales y al tener tiempo de sobra para pensar no pudo evitar que le vinieran a la mente su hija y su esposa... Apretó lo puños con rabia, de verdad le habría encantado matar a Aaron con sus propias manos pero al menos sabía que estaba muerto, podría ser peor, podría estar con Edgar vivito y coleando... por el momento. Si Cóndor y Dorian conseguían llegar hasta Edgar sabía que la sangre correría, de unos u otros pero correría. Hans los animaba desde aquella cama de hospital, solo esperaba que cumplieran su promesa de volver.

-S..señor, no puede entrar así como así, tenemos pacientes graves que necesitan descansar.- La enfermera a cargo de aquella planta trató de detener a Andrew mientras abría la puerta de la habitación de Hans, sin éxito por supuesto.

-Disculpe, tengo entendido que usted llegó al hospital gravemente herido hace unas cuantas horas.- Ignoró a la enfermera y entró a sentarse frente a Hans con una cara seria y escrutadora.

-Me levantaría a saludarle pero...- Se encogió de hombros y le señaló la tablilla de información de paciente. Andrew la tomó sin inmutarse y la dejó sin más.

-Lamento su pérdida pero tengo que preguntarle algo.- se cruzó de brazos.- ¿Tiene algo que ver con la matanza de las afueras?- Andrew sabía que sí, no todos los días llegaba un caso así al hospital y menos justo después de algo como aquello. Hans le sonrió de medio lado.

-Oh, sí estoy involucrado y también en el infierno ese al que habéis llamado "Las ruinas rojas".- Andrew lo miró sorprendido, no esperaba que confesase tan fácilmente y menos que estuviera en aquello también.- Ah, pero eso no significa que vaya a contar algo todavía.- Se acomodó en la pila de almohadas que tenía en la espalda.

-¿Es usted consciente de que puedo detenerlo aquí mismo por lo que acaba de decir?- Andrew se levantó molesto.

-¡Oiga!- La enfermera entró tras estar hablando de las condiciones con el compañero de Andrew.- ¡No puedo permitir algo así, acaba de salir de una operación importante, ni siquiera estoy de acuerdo con que reciba visitas, por muy "importantes" y "oficiales "que sean.- La mujer arqueó una des sus elegantes cejas.

-Oye Andrew... no podemos hacer eso, no en su condición.-El compañero se acercó y Andrew suspiró mientras Hans sonreía triunfal.

-Tsk.- Frunció el ceño ante sus limitaciones legales.

-Tranquilo... ¿Andrew era?- Hans se sentía algo adormecido por la anestesia y toda la mierda que le habían metido dentro.- Dije que no hablaría aún pero cuando llegue el momento te juro que os contaré todo lo que queráis saber en exclusiva... Y creedme que tengo mucho que contar.

-¿En serio?- Dijo algo emocionado el compañero, lo normal era que la gente se negara a abrir la boca.

-Claro... Solo pido una cosa.- Miró a Andrew fijamente.- Después de contar todo lo que tengo que contar no me meteréis en la cárcel, quiero la inmunidad.- Abrió los brazos para señalar su cuerpo.- Ya veis como estoy, no puedo hacer gran cosa en mi estado y ya he tenido suficiente confinamiento en mi vida... Solo eso.

-¿Solo dices?- Andrew bufó incrédulo.

-Andrew...- su compañero trataba de calmarlo y miró a Hans, no sabía quien era pero si pedía aquella inmunidad era por algo.- Veremos lo que podemos hacer.- Empujó a Andrew ligeramente para sacarlo de la habitación.

-Yo en vuestro lugar me daría prisa... Mi oferta es temporal y cuando hablara podría ser demasiado tarde.- cerró los ojos cediendo al cansancio y el efecto de las drogas de hospital.

-¡¿Qué quiso decir con eso?!- Andrew se resistía pero a los empujones se unió la enfermera para que se largara y dejara de gritar y molestar a los pacientes.

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-¿Cual es el plan?

Dorian apretaba las vendas a sus heridas casi obligándolas a que dejaran de sangrar, miraba la carretera casi con temor al ver la velocidad descontrolada que llevaban todo gracias a la furia de Cóndor.

-Encontrar a ese cabrón y matarlo, ese es el plan.- Iba devorando el volante de lo aferrado que estaba a él.

-Me gusta el plan pero el cuatro ojos no nos ha dado más información a parte de la dirección de Geralt y ni siquiera sabemos si está ahí de verdad.- Se iba moviendo en el asiento por las violentas curvas que tomaba Cóndor con el vehículo.

-Yo no necesito más que eso...- Apretó los dientes y Dorian se lo quedó mirando entendiendo como se sentían los demás cuando perdía el sentido común por la rabia.

-Verás, en el hipotético caso de que Geralt esté ahí... ¿de verdad crees que estará completamente desprotegido?- No obtuvo respuesta pero supo que tenía su atención.- A demás, ¿cuantos tiros te han dado, tres?- le miró las heridas.- Así dudo que consigamos algo.

-Pero no hay tiempo que perder...- Apretó el volante con frustración, él sabía mejor que nadie que era prácticamente un suicidio....Sacudió la cabeza y pisó el acelerador más a fondo aún, tenían que llegar o podrían perderles el rastro para siempre.

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El duelo de miradas era inquietante y aquel intenso silencio se vio interrumpido por una llamada que Geralt no pudo ignorar... Conforme escuchaba lo que uno de sus hombres le transmitía con gravedad su cara fue cambiando también.

-Parece que tus queridos amantes me han dejado un regalo de despedida muy vistoso... En fin, tampoco van a durar mucho, que se diviertan mientras puedan.  

Averno (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora