Especial (Edgar x Clarck x Mat)

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Clarck caminaba de noche por la calle mientras miraba distraído la lista de la compra que su madre le había dado, era fin de semana y Clarck tenía la posibilidad de salir de ese maldito internado así que la aprovechaba, cualquier cosa era mejor que estar allí, incluso hacer la compra podía ser toda una aventura en comparación... las calles no estaban muy transitadas a esa hora, es más, tendría suerte si estaba abierta la tienda pero como su madre era una despistada se había olvidado de comprar y de la maldita hora que era, aunque lo mejor era no llevarle la contraria así que Clarck aceleró el paso.

-Brrr... ¡Joder, que frío!- Clarck metió las manos en los bolsillos y enterró la cara en el cuello de la chaqueta, distrayéndose intentando coger la cremallera con los dientes pero se aburrió rápido, sacó su teléfono, enchufó sus auriculares y se entregó a la música.

Lo que fue un terrible error... No escuchó la puerta abriéndose y ya fue muy tarde cuando sintió el golpe.

-Buen trabajo, déjalo ahí mismo.- El hombre que estaba dentro del coche señaló el asiento que estaba junto a él y sonrió de medio lado mientras le examinaba la cara.- No está nada mal, al jefe le gustará...- Cuando su compañero entró de nuevo en el coche dio la orden de partida.

Las grandes puertas metálicas de la verja exterior eran imponentes y la enorme mansión que las secundaba dejaba en ridículo a los mejores palacios victorianos, no tardaron en aparcar el coche junto a la fila de vehículos idénticos y entre los dos sacaron al inconsciente Clarck para llevarlo casi a rastras hacia una de las puertas traseras. Recibieron un mensaje, directo y conciso con la ubicación donde debían dejar al chico, no solía variar pero lo mejor era asegurarse, si se equivocaban por lo más mínimo lo mejor que podría hacerles su jefe era pegarles un tiro en la cabeza... Entraron en la habitación y dejaron al pesado Clarck sobre la cama, se habían acordado de toda su condenada familia a la hora de subir las escaleras, después de todo Clarck era considerablemente grande y no tardaron en abandonarlo a su suerte.

Unas horas más tarde Clarck abría lo ojos dolorido, mirando a su alrededor y preguntándose cómo había llegado hasta esa elegante habitación. Un pensamiento pasó por su cabeza, se levantó la camiseta para asegurarse de que sus riñones seguían donde debían y tras comprobar aquella tontería buscó una forma de salir.

-Mierda... está cerrada.- Había empezado por la ventana, si tenía que huir esa era la mejor opción pero...

Abrió una de las puertas, un baño ridículamente espacioso e inútil en este caso. No le quedaba más remedio que ir por la puerta de la habitación pero cuando ya estaba a punto de girar el pomo notó como alguien quitaba el bloqueo de la puerta y gracias a sus reflejos de boxeador tubo el tiempo suficiente como para alejarse de un salto de la puerta solo para ver a un hombre un poco más alto que él, lo cual era raro, entrar en la habitación.

El hombre se limitó a observarle y Clarck hizo lo mismo. Un hombre de mediana edad o quizás menos, no podía decirlo fácilmente por su apariencia... Llevaba una camisa blanca impecable sin corbata, lo que hacía resaltar su cabello pelirrojo... ese pelo lo había visto antes.

-Por favor, siéntate...- La profunda voz del hombre sobresaltó a Clarck en aquel silencio que habían mantenido hasta ahora, no confiaba en él ni por asomo, así que esperó a que se sentara el hombre primero.- No tengas miedo, solo quiero hablar de negocios...

-¿Qué asuntos tienes conmigo?- Clarck estaba molesto.- ¡¿Y qué maldito derecho tienes para secuestrarme, eh?!- Clarck se acercó a él amenazante, pero este ni se inmutó.

-Cálmate y siéntate antes de que pierda la paciencia...-Algo en su tono hizo que Clarck se encogiera, ni siquiera había alzado la voz. Se sentó en la cama inconscientemente, alejado.- Así me gusta, verás, mi tiempo es oro y aunque esto sea solo un capricho espero que no me des ningún problema.- Clarck lo miró extrañado, sin saber de qué demonios hablaba. El hombre lo miró fijamente- Ahora mismo cuatro de mis hombres están en tu casa y tienen a tu madre y tu hermanita como rehenes, si no haces lo que o te digo... te enterarás por las noticias.

Averno (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora