Cap 66

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El corazón empezó a latirle a mil por hora, se le hizo un nudo en la garganta y por un segundo pensó que había olvidado como respirar... pero eso no le impidió incorporarse silenciosamente en la cama en la completa oscuridad que le rodeaba. Se sentó en el final de la suave sábana que hasta hace unos momentos lo cubría y se levantó sin hacer un solo ruido, nadie podría haber imaginado que había alguien andando por la habitación... mucho menos con unas intenciones como las de Dan.

Pasó su mano por la cama y el cabecero de ésta, guiándose para no caer al suelo por un movimiento mal calculado, llegando hasta la mesa que no se encontraba a más de dos metros que se hacían interminables gracias a las condiciones desfavorables. Tocó el borde de la mesa con cuidado en busca de algo que ya había visto cuando Mat no estaba, alargó el brazo por la áspera superficie hasta dar con el cilindro metálico que contenía un sin número de lapiceros y bolígrafos... pero Dan buscaba otra cosa, una que sobresalía entre las puntas desgastadas de los grafitos y que Dan no tardó en tomar el fino extremo metálico para darle la vuelta y empuñarlo... El brillo de la hoja de las tijeras se hizo presente por un segundo avivando las llamas del odio en el interior de Dan.

Caminó hasta donde sabía que Mat estaba durmiendo... Bueno, en esos momentos Dan no veía precisamente a Mat sino una extraña visión de Edgar que había creado su dañado subconsciente que no atendía a razones y tenía tomado el control de las acciones de un Dan con el juicio completamente nublado.

Lo observó por unos segundos con una expresión llena de rabia y locura, con los ojos bien abiertos mientras levantaba bien alto el brazo que sostenía las tijeras.

Quizás fue por la respiración agitada de Dan que se había vuelto más fuerte conforme pasaban los segundos o tal vez las ganas de matar eran tan intensas que podían sentirse... pero por estos u otros factores Mat se despertó y giró en la cama apretando el interruptor de la luz para encontrarse a Dan prácticamente saltando sobre él con las evidentes intenciones de apuñalarlo.

-¡Joder!- se apartó en cuanto lo vio y Dan erró el golpe, atravesando la almohada que apenas unas milésimas de segundo antes había ocupado la cabeza de Mat.-¡¿Qué mierda haces maldito loco?!- le dio una patada en el estómago lo suficientemente fuerte como para mandarlo volando a la otra punta de la habitación causando un gran estruendo. Mat saltó de su cama y corrió hasta donde había aterrizado Dan, le quitó las tijeras que aún agarraba con fuerza y lo sujetó por el cuello de la camiseta de su pijama zarandeándolo con fuerza.- ¡¿Quién te envía?!- No debía ser la primera vez que le atacaban.

Su pregunta ni siquiera fue escuchada, Dan trataba de liberarse golpeando los brazos de Mat e intentando morderle con desesperación, gruñía como un perro rabioso que luchaba en sus últimos momentos de vida antes de ser sacrificado... Una locura casi comparable a la que tenía Mat en la mirada en esos mismos momentos...


El pelirrojo tomó aire, preparándose para el esfuerzo que iba a hacer a continuación, exactamente el mismo que haría tiempo después en su compañero Clarck... solo que con un resultado diferente. Agarró la cabeza de Dan y la estampó contra la pared hasta saber que como mínimo estaba fuera de combate, lo soltó impasible al ver la sangre que corría por la frente de Dan hasta la barbilla y se volvió a meter en la cama con toda la tranquilidad del mundo mientras Dan se quedaba tendido en el suelo junto a un pequeño charco de su propia sangre.



Todo estaba negro, Dan sentía un terrible dolor en la cabeza que la hacía palpitar contrastando notablemente con el frío que tenía en el resto del cuerpo. Abrió los ojos viendo que la débil luz del sol se filtraba por la ventana e iluminaba toda la habitación... Mat seguía en su cama durmiendo por lo que debía ser muy temprano todavía...


Dan se incorporó, su pelo estaba pegado al suelo por la sangre, lo que le extrañó muchísimo ya que ni siquiera sabía qué hacía durmiendo ahí... y con una herida como aquella. Se tocó el pelo y se asustó. Se levantó tambaleándose y fue al baño para ver la mitad de su cara salpicada con sangre reseca...


En un impulso abrió el grifo y se mojó la cara para limpiarla y de paso investigar las posibles heridas, aunque tan solo encontró un pequeño corte en su cara del que era imposible que hubiera salido tantísima sangre. Salió del baño y recogió algo de ropa para cambiarse, necesitaba salir de la habitación y tomar un poco el aire creyendo firmemente que se asfixiaría si no lo hacía. Abrió la puerta sin hacer ruido para no despertar al pelirrojo y salió.


Los pasillos estaban completamente desiertos, nadie se había levantado aún o al menos no habían salido... Dan lo agradeció, pudo correr por allí hasta llegar a las puertas que llevaban a uno de los hermosos jardines que rebosaban de vida. Se detuvo al sentir el césped bajo sus pies y tomó aire, llenando sus pulmones de aquella fresca brisa mañanera pero antes de relajarse del todo notó que había alguien más allí, bajo un árbol no muy lejos, podía ver sus pies asomarse por un lado. Dan se acercó, rodeando el árbol hasta descubrir que quien estaba allí era el chico con el que se había chocado en el pasillo el día anterior. El rubio dio un sobresalto al ver a Dan mirándolo tan fijamente.


-¡Ah! Me asustaste...- se llevó la mano al pecho tratando de detener su corazón desbocado.


-¿Qué haces aquí? Shun, ¿verdad?- Dan no se anduvo con rodeos, se sentó a su lado y contempló la sección del jardín que se veía desde aquella posición.


-Sí y tú eres Dan, ¿cierto?- soltó una pequeña risa.-Oh, no me llevo muy bien con mi compañero de cuarto...y a veces no me queda más remedio que venir aquí a enfriar mi cabeza.- le sonrió con algo de tristeza.


-Creo que yo tampoco me llevo bien con el mío.- Dan se rascó la nariz pensativo.


-¿Crees?- se rió.- ¿Quién es tu compañero?- rodeó sus rodillas con los brazos.


-Mat...


-Mat.- repitió el nombre del pelirrojo con una sombra en su rostro.-Lo lamento por ti, de veras... ¿qué tienes ahí?- se tomó las confianzas de tocar la cara de Dan, justo donde estaba herido, a lo que este reaccionó retirándose rápidamente por el acercamiento repentino.- Lo siento...- retiró su mano lentamente.


-No, perdón, me sorprendiste.- Dan volvió a acercarse y descubrió su herida.- No sé lo que pasó, cuando me desperté ya estaba así...


-Eso es muy raro.- Shun frunció el ceño, haciéndose mil ideas extrañas que terminaron en cuanto vio el sol salir del todo indicándole que tendrían que prepararse pronto para ir a clases.- Deberíamos entrar ya o nos perderemos el desayuno.- Shuun se levantó y extendió el brazo para ayudar a Dan a levantarse. Tomó su brazo, dando por comenzada su amistad.

Averno (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora