— Entonces es el hijo del...
— Señor Agreste — me interrumpe Hiccup.
Después de eso nos sumergimos en un silencio bastante incómodo. Me percaté de ese olor que me sorprendio la primera vez que vi a Hiccup, era un olor intenso pero al mismo tiempo dulce un olor capaz de embriagarte olía a... Hombre. Cierro mis ojos para poder concentrarme mejor en ese exquisito aroma.
Pero todo es interrumpido por un carraspeo de Hiccup.
— ¿Ah? Ah si! ¿Dónde me quedaré? — dije con la cara más que roja por la posición en la que me encontró Hiccup.
Hiccup me ve con una mirada que no se si expresaba diversión o me miraba como una loca. Pensándolo bien al ver sus ojos más detenidamente puedo notar que sus ojos son muy hermosos se que dije lo mismo con Jack pero estos expresan algo más como si dentro de tanta belleza algo pide a gritos salir. He visto a las esmeraldas pero estas simplemente no se comparaban con las esmeraldas que el joven tiene por ojos.
¡Pero en que estoy pensando!. Muevo mi cabeza de un lado para otro para que se me olvidara todo.
— ¿En qué estaba pensando?.
— En algo — le respondo, sinceramente ni un loco diría lo que yo acabé de decir.
— Eres más rara que Bárbara.
— Nadie es igual a otro todos somos... Únicos.
— Y tienes razón — esto lo dijo susurrando.
No veía por donde caminada solamente hiba siguiendo los pies de Hiccup y cuando estos paran los míos siguen hasta que el golpe de mi cabeza contra algo me detuvo.
— ¡Auch! — dije agarrando mi cabeza para después sobarme la parte del golpe.
— ¡Ja ja ja! — Hiccup empezó a reír escandalosamente se que dije que todos somos únicos pero no somos tan diferentes, de pronto a Hiccup se le escapan algunas risitas de chanchito ¡Qué tierno!.
— Bueno aquí me quedaré entonces — dije ¡con mi rostro ardiendo de la vergüenza!. abrí la puerta y entre al hermoso cuarto ¡esto es para la Reyna!.
Me acomode vi bastante ropa en el armario y curiosamente es de mi talla. Me tiro a la cama totalmente ¡feliz de mi nueva vida!.
— Si claro — escucho allgo al parecer viene de afuera.
— ¡Será un desmadre de los buenos!. — es la voz de Hiccup. Me pegue más a la pared para escuchar mejor.
— En mi casa — creo que está hablando por teléfono.
— Trae a los chicos y a las chicas yo me encargare de la diversión — escucho un "pup pup" que es señal de que colgó el teléfono.
— ¡Mérida! — Hiccup me llama... ¡HICCUP ME LLAMA! ¡debe de ser algo urgente!.
— ¡A cumplir con mi deber! — y sin más salgo disparada de la habitación.
— ¡¿Qué pasó?! — grite desesperada entrando a la sala de la suite.
— Emm... Nada solo que si me traías un café — hablo Hiccup un poco confundido con mi comportamiento.
— Oh, a jajaja — dije intentando ocultar mi vergüenza — ¡Oh! Si claro el café! — salí de ese lugar más que roja.
Entro al elevador y hago click en el que dice cafetería.
Esta en el segundo piso. El elevador abre las puertas enseñándome la cafetería más lujosa que halla visto.
— ¿En qué podemos servirle? — Pregunto una mujer con el cabello rubio en su gafete decía Rapunzel Agreste, Rapunzel como la de los cuentos de hadas y no era solo por eso es sumamente linda.
— Este emm... Si estoy buscando la cocina para pedir el café del señor Hiccup.
— Oh eso yo misma se lo haré, después de todo es mi hermano y nadie conoce mejor sus gustos que yo — A decir verdad Rapunzel no es tan igual a Hiccup, es cierto que Hiccup tiene ojos verdes y toda la cuestión, pero los ojos de Hiccup son un verde más penetrante, pero si hay alguien a la que se parece la señorita, es a Adrien los dos son rubios y tienen el mismo tono de verde en sus ojos, ¡el de seguro es su hermano!.
— ¡Oh! Hola Mérida — hablo Matinette a mis espaldas. Mientras la señorita Rapunzel se hiba a preparar el café yo me quedé con Matinette.
— ¡Hola Matinette! — la saludé con el spmismo tono feliz que la caracteriza.
— No recuerdo haberte dicho mi nombre.
— Y yo tampoco.
— ¡Jajaja! El señor Agreste nos hablo sobre ti y nos dijo tu nombre ¡nos llevaremos muy bien!.
— Okay. Pues yo se tu nombre por que lo leí de ahí — dije señalando su gafete.
— ¡Cierto! Bueno te veo después tengo que ayudar a Adrien, ¡Adios! — Matinette se fue de ahí dejándome en espera del café.
— ¡Bueno aquí lo tienes! — la voz de la señorita Rapunzel hace que voltee a verla para recibir el café.
— Gracias — dije agarrando el café y me fui con mucho cuidado de no derramarlo.
Ya estaba por llegar al elevador cuando la voz de alguien muy conocido logra centrar mi atención en el.
— ¿Mérida?.
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Ángeles Vs Demonios. (Mericcup)
Fanfic¿Y si lo que crees que es el bien en realidad es el mal? • Historia larga. • Derechos de autor reservados