VIII Maratón 2/3.

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- El señor Hiccup Agreste se encuentra en el decimotercer nivel en una sesión fotográfica - dijo la recepcionista revisando su computadora.

- ¡Gracias! - dicho esto entre al elevador con café en mano aún seguía caliente.

Hice click en el botón del decimotercer nivel.

Al llegar me encuentro con un montón de empleadas que andaban de un lado para otro en todo el pasillo, todas conversando entre sí. Pero...¿de qué?. Bueno no me importa, su vida es su vida.

Al llegar en donde se llevaba a cabo la sesión fotográfica me encontré con una escena poco linda para mis ojos.

En frente de mi se encontraba Astrid haciendo el papel de ayudante para Hiccup, vi que en su mano tenía un envase de café al parecer alguien ya se me adelantó, antes de que alguien me viera me oculté detrás de una de las cortinas de fondo.

-¡No no no! Hace falta algo, pero no lo sé - grito el fotógrafo con acento francés.

- ¡Ah! ¡Ya se usted señorita! Venga, usted será nuestra reyna - Astrid simplemente sonrió satisfactoriamente ante las palabras del profesional.

Pero, después de trece poses fallidas...

- ¡No como puede ser posible, no veo pasión en sus ojos! - grito refiriéndose a Hiccup el cual lo miro confundido.

- ¡Y usted! - se dirigió a Astrid - simplemente no sirve para este trabajo - espetó, pude ver como el ego de Astrid hiba cayendo en picada, como un avión que recién se estrelló contra otro, horrible.

Bien merecido se lo tenía, el último día que la vi me grito cosas horribles como "eres fea" o "eres una tonta".

Pues hoy la vida se lo pagaba con la misma moneda.

Y en ese momento se me sale una pequeña risa y siento que poco a poco empiezo a perder el equilibrio y para mantenerme de pie me sostengo con la tela de fondo, pero no me di cuenta que la jale con demasiada fuerza.

La tela se desploma en el suelo enfrente de mis ojos y al no tener apoyo caigo sobre un cuerpo ¡sin camisa! Ese era... Hiccup.

Mis mejillas se tornaron de color escarlata.

Los ojos de Hiccup me miraban intensos fijos en los míos, lo cual provocó en mi una sensación rara, no se como describirlo.

En ese momento el flash y el sonido de una cámara sonaron por todo el estudio, la cara de Astrid estaba roja de la furia.

- ¡Exelente! ¡Magnífico! ¡Ea una obra de arte! - comenzó a gritar de felicidad el profesional en fotografía.

- ¡Se puede observar la pasión en los ojos de Hiccup y la belleza de esta hermosa dama completandolo todo! - siguió diciendo.

Y así seguimos haciendo poses, algunas eran más incómodas que las otras pues en algunas debía admitirlo Hiccup se veía bastante... Sexy.

Al terminar fui a buscar un vaso con agua.

- Pero miren nada más a quien tenemos aquí, pero si no es nada más que la pequeña Mérida, la inútil, fea y tonta Mérida - Esa era Astrid. No poseo el valor necesario para decirle algo, pero algo pasó Hiccup se posicionó a la par mía y me coloco uno de sus brazos en mi hombro acercándome más hacia el.

- Algún problema - espetó Hiccup, Astrid solo abrió la boca, pero regresó a su postura firme y pasó a un lado guiñándole un ojo a Hiccup.

- Estuviste radiante en la sesión de fotos Mérida - hablo Hiccup cambiando de tema.

- Gracias, tu también Estuviste genial Hiccup.

Hiccup se me quedó viendo unos segundos y acerco sus labios a mi mejilla.

- A la próxima no dudaré en quitarte ese labial de tus labios - me susurro Hiccup en el oído para después maecharse.

¡Wow! ¡Que fue eso!.

Continuara...

Ángeles Vs Demonios. (Mericcup)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora