XXI

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— Pues mucho gusto, mi nombre es Mérida— dije de manera cálida, me ayudaron a olvidar lo que momentos antes había pasado.

Nos dirigimos hacia donde se iba a llevar a cabo la sesión fotográfica, durante todo el camino la pasamos felices, hablábamos de cualquier tema desde que les gustaban las carreras clandestina hasta del grano de Fred, hasta que a este se le ocurrió la "excepcional" idea de contar algunas de sus anécdotas...

— Y así fue como casi me quedo sin dedos— Fred acaba de contar su quinta anécdota de cuando trabajó para un car wash como el chico del letrero.

—Pues si a eso le llamas anécdota la vez que casi me destrozo una rodilla por andar en carreras clandestinas es toda una comedia— todos rieron al comentario de ahogo, у en eso tiene razón ya que creo que Wasaby tiro por la ventana todo lo que había desayunado gracias a la tercera "anécdota".

— Ja ja muy graciosa Gogo — Fred la fulminó con la mirada pero ella no se dio cuenta — muy bien ¿quién quiere otra?.

— ¡No gracias! — respondimos al unísono.

Oh no, Fred, su rostro, está triste piensa Mérida piensa.

— Es decir, ya hasta me duele la barriga de tanto reírme, jajaja en serio, ya no aguanto — y en ese momento mis palabras cayeron como gasa en el ego herido de Fred.

— ¡Ya lo sabía, mis historias son las mejores! — y... para qué hable — ya les conté de la vez que intenté convertirme en súper héroe — hay no, y ahí viene de nuevo.
Mejor me hice la distraída mientras los demás aguantaban la rara historia de Fred y me concentré en el camino, edificio por edificio íbamos pasando hasta que vi un rótulo con Hiccup como modelo, sinceramente se miraba guapo, pero había algo en su mirada que nunca pude descifrar, era algo que estaba más allá de las palabras. El auto paró tan repentinamente que mi cara fue a parar al respaldo del asiento de enfrente.

Y ahí estaba, con un volcán en mi cara, si antes Fred era el centro de atención por su grano pues el mío estaba peor ya que tras el golpe me destripó la espinilla de mi frente el bendito asiento.

Al bajarme pude notar las miradas posadas en mi, porque digo que en mí en el volcán de mi frente sería más acertado, hasta que Astrid bajó del auto al mismo tiempo que Hiccup, y al instante la vista de la chica recayó sobre mi.

—¡Ja ja ja! — una sonora carcajada de parte de Astrid llegó hasta mis oídos.

Y antes de que Hiccup me viera, bajé mi cabeza y me cubrí la frente con mi flequillo, rápido me fui hasta donde estaban los chicos con los que venía en el auto.

Ellos, habían visto lo que Astrid hizo y no pasó desapercibida por ellos, sobre todo mi nueva amiga Gogo, con quien tengo bastante en común, ella estaba a punto de gritarle algo a Astrid pero rápido la pare jalándola del brazo y con mi cabeza aún gacha le hice una señal de negación, ella comprendió todo y mejor se dispuso a caminar fulminándola con la mirada mientras hacía una bomba con su goma de mascar.

Yo solo caminaba detrás de ella y los demás chicos se juntaron conmigo para evitar que alguien más me mirara.

— ¿Mérida?— escuché la voz de Hiccup, pero no le hice caso y caminé con pasó decidido hacia dónde los demás iban.

Llegamos a la recepción y de ahí al ascensor por el cual subimos hasta el quinto piso.

Los chicos comenzaron a preparar los aparatos mientras yo simplemente esperaba sentada en un banco, aunque quisiera ayudarlos sé que en cualquier momento aré un desastre por mi torpeza.

Hasta que vi que llegó Astrid al lugar de la mano de Hiccup, en ese momento sentí un repudio enorme hacia ella.

Me levanté del pequeño banco rápidamente y me dirijo hacia donde según yo podría encontrar agua, así es buscando agua en los pasillos de un hotel.

Llegué hasta el final de un pasillo y de pronto empiezo a escuchar voces...

—Mérida— ¿Alguien me está susurrando?

Hiccup...

Desde que llegué aquí Mérida no me ha dirigido la palabra o tan siquiera la mirada, no sé qué pasa.

Creí que estaba haciendo lo correcto con llevar a Astrid, porque se lo merecía de la vez que ella intentó posar conmigo pero no funcionó, me sentí mil mal.

Me estoy preparando en mi habitación de hotel después de revisar que el equipo estuviera haciendo su trabajo.

— Vaya vaya, mi querido hijo— esa voz, no puede ser.

— Padre, que gusto que estés aquí— intenté soñar lo más calmado posible.

— Mi mejor demonio, mira en qué humano te has convertido, jamás creí verte así.

— Aún sabiendo que este era mi futuro— el sabía que era cierto.

— Si te crié fue por algo, tú eras diferente al resto de demonios sabías pensar y actuar conforme a tu personalidad, porque eras un humano mitad demonio.

— Hiccup, disculpa pero te necesitan en la sala— de pronto llega Astrid— oh disculpe pero no lo vi los dejo a solas — asentí con mi cabeza.

—No, no pasa nada querida puedes quedarte— para mi sorpresa mi padre habló — Ven pasa— Astrid llegó hasta su lado y lo saludo.

—Verás soy el padre de Hiccup, y no sabía que tenía a alguien tan guapa a su lado— habló Pitch acercándose a Astrid.

Ángeles Vs Demonios. (Mericcup)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora