#16

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—¡Hace mucho calor!
—¿Ya prendiste el ventilador?
—Ya, puse la calefacción baja y...¡hace mucho calor!
—Quítate la ropa.
—¡Buena idea carnal!
—¡No! ¡No, estaba bromeando! ¡No se te ocurra...!

Es así como, lastimeramente, Towntrap tenía que luchar en contra de su voluntad para fijar la vista en la pantalla del ordenador y no en su mejor amigo tumbado tranquilamente en el sofá, estando parcialmente desnudo.
Bueno, realmente sólo no llevaba camisa. Pero para él contaba como tal.

Habían pasado cinco minutos y para él parecían haber pasado horas y horas. Jugueteaba con la liga de su cabello, intentaba mirar algún vídeo. Hacía cualquier cosa con tal de distraerse.
"Esta es una situación tan horrible..."

Y sin embargo Eak no se enteraba de nada, nisiquiera de la cara que puso Towntrap al verlo así.
Le entró sed y se levantó. El piso estaba caliente y lo odiaba, pero definitivamente odiaba más ver a su amigo con aquella estúpida computadora, prestándole más atención que a él.
No es que quisiera que lo mirara realmente, para nada. Simplemente quería... a alguien con quien hablar. Y Bonnie no mostraba señales de vida.

—¿No puedes acabar mañana?
—El trabajo es para mañana.
—¡vamos! Hay que hacer algo. Entre el calor y el aburrimiento voy a terminar más muerto que los cuarenta y cin-
—Yo también tengo calor y no me quejo todo el tiempo.

Eak refunfuñó mientras volvía a su posición. Sin siquiera ir a tomar algo. Y se quedó golpeando el piso con el pie para hacer ruido y molestarle, hasta que tocaron el timbre de improvisto.

Y fue a abrir la puerta, para encontrarse a una mujer pequeñita con uniforme. Parecía ser el cartero.

Y mientras Towntrap observaba la escena de lejos. Pudo observar como la chica, al mirar a Eak, le sonrió y se puso como un tomate. Y se sintió extraño. No le gustó para nada aquel gesto.

Tuvo un impulso de hacer algo, de acercarse y terminar aquella innecesaria plática entre su mejor amigo y la chica. Pero pensó que era una tontería.
Sin embargo, cuando Eak le devolvió la sonrisa a esa mujer, las ganas de ir le ganaron a sus pensamientos negativos.

Caminó lentamente, hasta estar cerca suyo. Y sin pensarlo dos veces, se colocó a un lado de su amigo mientras que, con la mano izquierda, se aferraba a su cintura.

—¿Qué pasa, bonito? ¿Algo importante?

No se molestó siquiera en mirar a Eak, simplemente fijó la vista en la chica -que de había puesto de mil colores-
Así que ella simplemente le tendió un paquete con millones de estampillas e hizo firmar al otro para después irse como el rayo.

Y tras cerrar la puerta, Towntrap se sentí mucho mejor. Al menos hasta que notó que su mano seguía en la cintura de Eak.

Y caminó de regreso a su sitio como si nada hubiese pasado.

—¿¡Porqué hiciste eso!?
—Porque te tardabas mucho.
—¡No es cierto!

Towntrap no contestó, simplemente hizo como que no escuchaba, aunque realmente el corazón le iba a mil.
No miró a su amigo porque tenía miedo de hacer algo de lo que se podía arrepentir. Pero si lo hubiera visto, se hubiera encontrado al Eak más rojo que el mundo pudiese haber presenciado.

Unos días después, al volver del trabajo, Eak se volvió a encontrar con la chica-cartero.

—¡Hola!
—Hola-dijo, bebiendo un jugo de manzana de su tienda.
—¿Cómo estás?
—Yo, genial.
—¿Y tu novio?

Eak se atragantó con la bebida. Al menos ella sabía primeros auxilios.

Together [ Eaktrap ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora