#4

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Era una noche fría.
No estaba asustado, no tenía porque. Simplemente era su primera vez estando la que a partir de ahora sería su nueva casa y estaba nervioso. Al menos eso pensaba.
No estaba acostumbrado al silencio, a pesar de que tan solo era un pequeño departamento de un par de metros cuadrados.
No tenía miedo porque sabía que él estaba ahí. Estaba cerca suyo y eso lo hacía sentirse protegido.
Sin embargo, algo no lo dejaba dormir. No sabía que era. Era una sensación que, aunque le pesasen los párpados, le impedía cerrar los ojos. Sentía que algo le faltaba.

Eak escuchó ruido desde su habitación. Miró el reloj desde su triste Sony Ericsson sólo para ver que eran más de las dos y media de la madrugada. Debajo de la puerta se veía una débil luz que, aunque tenue, molestaba terriblemente.
Se levantó. Caminó entre la penumbra -chocando un par de veces, aún no estaba acostumbrado a la posición de los muebles- hasta llegar a la puerta, abrirla, y salir.

Un Towntrap adormilado y acostado en una posición de todo menos cómoda aguardaba en el sofá. Su brillante cabello era lo único notorio entre toda esa oscuridad, apenas iluminada por la luz que emitía la pantalla de la televisión.

—¿Qué chingados estás haciendo ahí?—dijo, mientras se acercaba. Realmente no lucía bien.
—Ah, ¿Eak?¿Te desperté?— Su voz parecía desganada. Por más que intentase aparentar, era notorio que se sentía mal. —Lo lamento, no podía dormir.
—¿Tienes frío? Si no te tapas los pies vas a estar helado...—caminó,  sentándose a su lado en el sofá.
—No tengo frío.
—¿Entonces que pasa?
—Nada, simplemente...no lo sé. No puedo dormir. Me siento extraño.
—¿Puedo ayudar?—Sintió como su estómago se revolvía al ver aquellos bonitos ojos naranjas postrados en él, mirándole con curiosidad.

Eak no lo pensó mucho. Cerró los ojos con cierta fuerza a la par que extendía los brazos. No parecía como si estuviese ofreciéndole un abrazo a su amigo. Mas bien parecía que se  estaba entregando a la policía con miedo a ser golpeado brutalmente con una porra.

Al principio Towntrap se extrañó. No entendió pero, después, solamente se dejó caer como un peso muerto sobre él, pasando sus brazos por debajo de los de su amigo.
Eran contadas las veces que ellos dos se habían abrazado a lo largo de los muchos años que llevaban de conocerse. Pero aquel en especial, era el que más necesitaban.

Eak apretó al otro ligeramente con los antebrazos, apegándolo más a él. Cerró los ojos mientras hundía la nariz en su hombro. Sintió como le costaba respirar cada vez más, como de un momento a otro el palpitar de su corazón aumentaba vertiginosamente. Sintió como las manos de Towntrap temblaban, aferradas a su espalda.

Y él continuaba encogido entre los hombros de Eak, cerrando los ojos, respirando tenuemente su aroma. Con los dedos acariciaba, lento, la espalda del contrario.
Y entonces entendió que lo que le hacía falta aquella noche para dormir tranquilamente era estar lo más cerca posible de su mejor amigo. Era él quien le hacía falta.

—¿Ya estás mejor?—dijo él, esperando una respuesta que no llegaba.—Town...
Solo hizo falta un movimiento para notar que estaba totalmente dormido sobre él. Estaba tan cansado que parecía muerto. Se aseguró de que no lo estaba esperando a que respirase.
"¿¡Y que hago ahora!? ¡Es muy pesado como para llevarlo a su habitación cargando como en las culeras telenovelas!"
Aquella sensación que tenía en el pecho no era normal. Las manos le temblaban, estaba nervioso.
Eak pensó y pensó en una posibilidad por mucho tiempo antes de caer dormido en el sofá, con su mejor amigo encima de él y con una ténue sonrisa puesta en los rostros de ambos.
Ah, y con el color rojo más intenso que alguien puede llegar a tener adornándoles la cara.

••••
Me estaba muriendo mientras escribía esto, bai :v

Together [ Eaktrap ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora