Es curioso...

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Es curioso... volver a pisar esta casa después de varios años. Es curiosa... la sensación de hogar que me ha asaltado al cruzar el marco de su puerta. A pesar de ser un apartamento diminuto, vacacional, en que solo he puesto el pié en contadas ocasiones... es curioso.

Quizás se debe a que pertenece a mi familia, a dos de mis seres más queridos, que siempre me han hecho sentir en casa. Su casa es mi casa. Así lo siento aunque en esta ocasión no me acompañen. Mirando al pasado es la primera vez que pongo un pie sola en esta casa.

Este pequeño apartamento está cargado de recuerdos. Y casi todos los ligo a él. Casi todos, no, todos. En los albores de aquel romance que una vez creí mi vida entera, este piso tuvo su protagonismo.

La primera vez que lo visité... aquella niña enamorada y ciega que lloraba por las esquinas la lejanía de su amado, la despedida de un verano turbulento.

Y más tarde, todas las ocasiones en que fue nuestro nido de amor, nuestro refugio.

Estas jóvenes paredes han sido testigos de mis desamores y de mis pasiones por aquel hombre.

Es curioso... creí que me asaltaría la melancolía, pero las memorias que me visitan apenas se tiñen de nostalgia.

Es curioso... que aquel hombre con quién juré compartir mi presente y futuro, a quién prometí mi amor inquebrantable, con quién compartí todos aquellos años (y los recuerdos en este apartamento) ya no sea parte de mi vida.

Es curioso... como personas que conforman el día a día a veces dejan de hacerlo. Pero, en este caso, su falta no me huele a ausencia.

A veces me siento culpable pero estoy en paz conmigo misma, con esa yo que había perdido y que poco a poco estoy reencontrando. Y así crearé nuevos recuerdos, por mí misma, en este apartamento y en muchos otros lugares. Serán mis recuerdos, no los nuestros. Míos. Mis recuerdos.

Divagando por la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora