Expatriación

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Le he dicho al silencio que no invoque tu nombre, que calle tu ausencia.

Le he medido al tiempo las horas hasta nuestra despedida, los años para que seas memoria.

Le he robado al lamento un suspiro y a la soledad un abrazo disfrazado de caricia.

Y con todo ello me he armado de valor para expedirte un billete sin retorno a la estratosfera de mi vida.

Así quizás no olvidarte, pero aprender a quererte menos. A que la soledad sea mi persona y no tu ausencia. El silencio sosiego y no el mutismo sin tu voz. El tiempo mío y no el que falta para verte. Y el frío el clima en vez de la carencia de caricias o las estalactitas de mi cama desierta.

Cuando termine la expatriación me pregunto que quedará de mí, pero se que será más de lo que has dejado tú.

Divagando por la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora