Pienso en él.
Probablemente no lo sabe pero pienso en él casi a diario. Cada vez que cojo el tren, pienso en él. Me asalta su recuerdo de improviso.
¿Y si me lo encuentro hoy? ¿Seríamos indiferentes? Le hice una promesa. Si nos volvemos a encontrar... ¿Seguirá la promesa en pié?
Aquel viaje en tren de una hora... mi rutina diaria pero aquel día él la hizo nada rutinaria. En aquella hora dos perfectos extraños nos desnudamos el alma.
Antes de bajarme, un instante antes de que se cerraran las puertas y el tren siguiera su marcha, me hiciste una pregunta inesperada.
"¿Si nos volvemos a encontrar vendrás conmigo al cine?"
Mi corazón dio un vuelco pero me lancé al río y dije "Sí", a pesar de todas las razones por las que mi mente adulta repite que somos incompatibles. Me dejé llevar, no pensé, solo sentí, dije sí.
Los dulces besos que posaste en mis mejillas a modo de despedida se han difuminado como el aleteo de una mariposa.
"¿Nos volveremos a encontrar, verdad?"- pregunté con una sonrisa. Me miraste a los ojos con una tormenta en la mirada que me fue indescifrable. No respondiste y tuve que dejar el tren con un corazón palpitante
No era la primera vez que nos veíamos pero sí la primera vez que reuníamos el valor para hablar. Dos perfectos extraños en un tren. Desde entonces no hemos vuelto a encontrarnos. Mi mente madura sigue razonalizando que es mejor así, pero una parte de mí no puede evitar seguir galopando expectante cada vez que cojo el tren, preguntándose y si...
Y si hoy estás ahí.
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Divagando por la vida
Non-FictionEsto no es una novela. No cuenta una historia. Podrías decir que es un diario, pero tampoco. Ya que no va a ser diario sino ciento-en-ventario (quien me conoce sabe que me disperso con facilidad). Es como, el título bien define, un cúmulo de mis div...