31. Presente.

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Pasaban ocho horas desde el incidente, no me había movido de aquel lugar y es todo lo que recuerdo de mi vida ahora, esa tormenta, aquel viento fuerte, aquel coche, ese audi al que vi con mis propios ojos embestir a Francisco, porque para mi siempre va a ser Francisco, diga lo que diga su identidad real.  

Vuelvo a sentarme en el mismo banco al que hace horas me aferro, con una sensación un tanto extraña en mi interior, busco alguna respuesta a todo esto que nunca lograré encontrar.

Nadie me ha dicho absolutamente nada de su situación actual y realmente comienzo a perder las fuerzas necesarias para seguir adelante, porque de solo pensar que pueda pasarle algo malo, todo mi cuerpo se estremece. 

Voy cuatro tazas de café y nada, no consigo encontrar paz. Mi madre no puede acompañarme, con lo alterado que quedo Mati con todo el asunto, no debe dejarlo solo y lo comprendo. Es un niño y seguramente se pregunta cada dos segundos qué fue lo que pasó. 

La sala de este hospital es terrible, helada, las luces no ayudan, no iluminan. Los pasillos son cada uno más siniestro que el otro y claro, nadie se preocupa por quienes caminan por ellos. ¿Por qué alguien se ocuparía de los hospitales? Si es un sitio de muerte, al fin y al cabo, y pues nadie quiere estar cerca de la muerte. 

Me acomodo en el asiento otra vez, observo por la ventana de aquel quinto piso, no hay nada más que pueda hacer. Las hojas de los árboles recorren las avenidas, danzando de un lado a otro entre la gente. El cielo sigue gris, otra tormenta se avecina, el clima acompaña a mi estado anímico. Abundan los niños corriendo y jugando entre los charcos de agua, recuerdo cuando era pequeña, lo mucho que me gustaban los días lluviosos. 

Los vidrios de la ventana se empañan y con mi mano trato de volverlos a su estado natural, mi mano se vuelve helada, aún más de lo que estaba, siento que todo mi ser se ha congelado, y no puedo esperar a estar cerca de una estufa a leña que pueda calmarme del frío. 

-Acompañante de Francisco. 

Oigo esa voz, miro hacia la dirección en que la escuché, es un médico de unos treinta años de edad a juzgar por su apariencia. Viste unos jeans claros, zapatillas vans negras y su cabello es de un color cobrizo. No me dan las fuerzas para enfrentarme a él, una parte de mi no quiere saber lo que ha pasado, siento temor de no volver a verlo. Pero por fin, me acerco. 

-Soy yo. ¿Ocurre algo? 

Él me mira, con una mirada desconsoladora, observa el expediente médico que tiene en sus manos con mucha paciencia, levanta su mirada, me mira, y vuelve a observar el historial. Noto que así como yo no quiero saber lo que me va a comunicar, tampoco él quiere expresarlo. Se toma su tiempo, y finalmente habla. 

-Lamento tener que darle esta noticia pero necesito hacerlo. ¿Usted es familiar del paciente? 

Se me llenaron de lágrimas los ojos y comencé a esparcirlas por mis mejillas sin la mínima intención. 

-Soy su novia. 

-Bueno. Francisco ha sufrido un traumatismo de cráneo, lo que significa que el golpe ha sido duro, bastante agresivo y fuerte. El impacto es lo que lo ha causado. Él se encuentra en estado de coma, por ahora, no sabemos por cuanto tiempo más.

Llevé las manos hacia mi rostro y lloré sin parar, nada puede calmarme, grito hasta más no poder y maldigo cada dos segundos a ese maldito conductor. El médico me abraza y me contiene, dice algo así como ''No te preocupes, todo estará bien'' Lo que dicen siempre, cuando se supone que deben hacerte sentir bien.

-No lo comprendo, por favor, dígame algo más. Él estará bien, ¿cierto? ¿Puedo verlo? ¿Puedo hablarle y que me escuche? 

-Está en un estado de suma inconsciencia, lo cual significa que no le responderá, porque no puede responder a su entorno, él está vivo, pero no de manera consciente. Lamento mucho esto, no sé por cuanto tiempo estará así, pero es alguien fuerte. Lo único que le pido es paciencia, ya que hay pacientes que no lo logran con brevedad, pasan meses aquí, hasta que el familiar más cercano a ellos nos permite desconectarlos, cuando ya no hay esperanzas. 

-¿Usted me está diciendo que morirá? 

-No, no es eso. No es el caso, puede sobrevivir. Pero necesita tiempo de parte suya y de su alrededor. Me refiero a que precisa tranquilidad y apoyo, tú puedes estar aquí todo el día si quieres. Pero me parece un tanto peligroso para tu salud, deberías tomarte un descanso y dejar a otra persona en tu lugar. 

-No hay otra persona, solo yo. Y no me moveré de aquí hasta que abra sus ojos. Permítame. 

Evito a los demás doctores que están deambulando por el pasillo y me encamino hacia la sala en donde está Francisco. Lo veo allí, entubado, conectado a miles de aparatos que yo no entiendo su función.  Solo comprendo que alguien le ha arruinado toda la vida que hasta ahora tenía, y quiero encontrar a ese alguien y destrozarlo tanto como ha destrozado al dueño de mis días. Me acerco a él y trato de comunicarme de alguna forma. 

-Hola. ¿Me escuchas, cierto? Puedes oírme y de alguna manera saber que estoy aquí. -Tomo su mano y beso cada huella de sus dedos. - Estoy ahora y estaré siempre, nunca te abandonaré, no tengas miedo. Me han dicho que puedes saber todo lo que hablo, que algún día me podrás contestar pero que no será pronto y eso me duele. Déjame decirte que el día está fatal, se avecina otra tormenta y las personas ni siquiera vienen al hospital, hace diez horas no veo más que médicos aquí. Recién el doctor me ha dicho que vas a salir adelante, porque eres fuerte y yo se que puedes lograrlo. Sé que si has podido soportar todo lo de tu padre y demás, puedes con esto, que solo será pasajero. 

Mientras hablo, mis lágrimas descienden cada vez más hacia el suelo y realmente me siento sola. Me gustaría que al menos él pudiera mover un dedo en señal de comunicación y al mismo tiempo sé que no puede lograrlo. 

-No me moveré de aquí, amor. Sabes que no lo haré, que hasta el fin de los días te acompañaré y que nunca, nunca, permitiré que ese hombre vuelva a acercarse a ti. 

Recuesto mi cabeza en su hombro y beso su cuello, me quedo allí contemplando su rostro y deseando que él pueda notar todo el cariño que le tengo en este instante y para siempre.



Libérame (Completa, en fase de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora