20.Libertad.

646 28 3
                                    

 -Y si te acompaño hasta su casa. ¿Quieres? - Me pregunta, tratando de ayudarme de la manera más rápida posible. 

-¿Lo harías? -Me siento junto a él incorporándome. 

-Si eso te hace sentir mejor, pues claro. - Sonrié y yo lo abrazo con el mayor cariño que siento hacia él, en este momento. 

No soy tan demostrativa con él. Solo en situaciones especiales, como la Navidad. O cuando era pequeña, me acomodaba siempre en sus piernas y le pedía que me contara como había sido su día en el trabajo. él ocupa el lugar que mi padre no pudo ocupar nunca. 

-Gracias, te lo agradezco mucho, de verdad.

-Lo sé, niña.

En menos de diez minutos ya me encuentro en la puerta, esperando a Nick. Vamos en su automóvil. Va a una velocidad media, es decir, solo vivimos a cuadras de distancia, no tiene porqué ir rápido. 

-No se si debo entrar. -Digo indecisa ya frente a su hogar. 

-Si, si debes. Tú no lo sabes, pero yo si lo sé. Vamos Brenda. 

El auto de su padre no estaba allí, así que lo más seguro es que Francisco esté solo. Entro con cuidado, si, la puerta estaba abierta. Subí las escaleras y me paré en la entrada de su habitación.

-Vamos entra, no seas cobarde. -Me repito a mi misma dos veces y entro. 

Él asustado, se encontraba en un rincón de la habitación, en posición fetal. Solo cubrió su rostro al sentir la puerta y los pasos. No sabe que soy yo. Es un pobre angelito con miedo. Dios mío, como puede ser capaz ese infeliz de hacerle tanto daño. 

-Soy yo Fran. -Corro hacia él y lo acurruco a mi pecho con fuerza. - Ya no temas nada, estoy contigo.

-Te he explicado Brenda, no debo verte, vete. -Deja al descubierto su rostro, hiriente, tanto fisica como emocionalmente.

-Que tú no debes, que yo no debo, que no debemos esto y aquello. Ya basta, nada más me interesa, solo tú. Ven conmigo, te sacaré de aquí. 

-Él me mataría al saber que nuevamente me fuí. No saldré vivo de esta. 

-No vas a quedarte. ¿Entiendes? Mi padrastro está aquí él va a cuidarnos, nada nos pasará. -Él emite una mirada confusa, no decide si es mejor quedarse o por fin irse.

-Gracias, siempre seras mi salvavidas Bren. -Acarició mi mejilla y sonrió. 

-Te amo y no quiero estar un día más sin tí, de verdad. Eres más importante de lo que creía.

Lo besé con todo el deseo que tenía comprimido. Extrañaba la sensación de sus labios sobre los míos. 

Él sonrió, se incorporó  llenando su bolso de prendas y cosas básicas. Tomé su mochila con todo lo necesario y acaricé sus nudillos. Él miraba su alrededor, como buscando algo más que llevarse o tal vez despidiéndose de todo. 

-Todo está más que perfecto si vas conmigo. -Dije. 

Nos subimos al auto y más rápido que nunca, esta vez si, llegamos a casa. Él se acomodó en mi cama y pude notar la sensación de libertad que reinaba su rostro. Por fin se sentía bien, pude liberarlo, lo he logrado. Lo he liberado. 

Lo primero que hice fue llamar a mi madre y comentarle que Francisco se encontraba en casa, se alegró por mí y creo que se emocionó tanto como yo, al contárselo. 

Lo tengo nuevamente aquí, no se hasta cuando, pero espero sea hasta siempre.

Libérame (Completa, en fase de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora