10.Quédate.

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- ¿ Y que pasará cuando ya no estés aquí? - Pregunté.

Miré hacia el suelo conteniendo las ganas de llorar. Ya no quería ser lastimada, no quería que otra persona que me agradaba se fuera.

-Cuando no me necesites y tengas otras personas con las cuales compartir tus días... ¿Que ocurrirá conmigo? -Continué.

-Nunca me iré, eso no pasará. Nos tenemos el uno al otro ¿Comprendes? Juntos logramos ser uno, no necesitamos más. Me quedaré todo el tiempo que me dejes. -Respondió con esa voz tan dulce que yo admiraba de él.

-Siempre te dejaré Francisco.

No entiendo, porque al pensar que un día yo seré invisible para él, me duele el corazón y los ojos se me vuelven llorosos. ¿Como se le llama a esto?

-¿Estás llorando? Deja de llamarme Francisco, para ti soy Fran. Y deja de ponerte triste, nada de lo que tu mente este calculando pasará. - Se acercó y colocó mi cabeza en su pecho mientras acariciaba mi cabello.

-Estoy cansada de perder a la gente que quiero y odiaría perderte a tí también.

-Te quiero demasiado. Tranquila, siempre estaré aquí.

-¿Y seremos algo asi como inseparables?

-Claro, no lo dudes -Dijo sonriendo.

Sus palabras son como una medicina para mi corazón. Le creo. Confío en él aunque tal vez esto sea un sueño del cual despertaré pronto.

Luego de unos minutos volvió a mi mente un pequeño flash <<Mati>> debía ir a buscarlo. Tomé su abrigo y baje corriendo las escaleras, decidida a enfrentarme a ese tormentoso día.

-¡Espera Bren! No te vayas sin mi. -Él venía corriendo unos pasos atrás.

-Está muy fresco. - Lo miré y note su piel pálida. Además tiembla por momentos.

-Realmente si, demasiado - Dice al mismo tiempo que toma mi mano y la entrelaza con la suya, curvando sus labios en una hermosa sonrisa.

La lluvia se volvía más intensa, los truenos y relámpagos abundaban. Corrí sin soltar su mano, él reía cada vez que pisaba un charco de agua y me contagiaba su dulce risa.

-Es aquí, debemos esperar. - Dije.

-Moriremos congelados.

-No lo dudes. Aunque falta muy poco para que llegue, supongo que sobreviviremos unos minutos más.

Él frotó la mano que tenía libre en el pantalón y el temblor no abandonaba su cuerpo, podía sentirlo. Desabroché mi campera, me la quité y se la ofrecí.

-¿Estás loca? Te enfermarás. Vuelve a ponertela.

-Vamos, no tengo tanto frío como tú. -Se la coloqué en los hombros mientras hablaba. Él sonrió y me rodeó con sus brazos, por lo tanto los dos estabamos cubiertos.

Las heladas gotas chocaban contra mi rostro una y otra vez, pero no era lo mas importante en ese momento. El perfecto cuadro de los dos, abrazados en esa posición, era mi único pensamiento. La manera en que se ocupaba de mí, cada minuto de su tiempo, esa hermosa sonrisa y además, su bella forma de ser.

Es demasiado perfecto para ser real, demasiado completo y perfecto para mi.


Libérame (Completa, en fase de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora