34.Confesionario.

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Mientras los pensamientos consumían todo mi tiempo y reflexionaba acerca de cómo había dejado ir al casi asesino de Francisco, observo la sala de espera desde la habitación y me doy cuenta de que nadie espera allí jamás, por lo tanto no comprendo el porqué de su nombre.

Veo a un oficial de policía parado frente a la telefonista y seguido a ello, la administrativa señala con su dedo hacia la habitación donde estoy. Sabía que llegaría el interrogatorio, porque era de esperarse que sucediera una serie de cuestionario acerca de cómo fue que lo dejé escapar y lo extraño de que estuve frente al automóvil pero aun así no puedo reconocerlo.

Se acerca a mí sonriendo levemente y acto seguido se adentra a la habitación.

-Buenas tardes, soy el oficial Tyler Blues, necesito hablar contigo un momento. Fuera de esta sala, si es posible.

-Claro, soy Brenda, a sus órdenes.

Lo seguí hasta la misma oficina en que había hablado con el médico hace dos días atrás. Se sentó frente a mí y sacó una carpeta ubicada dentro de su mochila, la depositó sobre el escritorio y me miró a los ojos.

-Realmente necesito tu ayuda, no queremos que esto termine mal y ser responsables de un asesinato a causa de pruebas faltantes.

-¿Qué tipo de pruebas quieres?

-Preciso testigos y sé que no eres la única.

-Lo soy, aunque no lo crea. Fui la única que lo vio siendo embestido.

-Entonces si te muestro un retrato del hombre que pensamos lo ha hecho, ¿eso ayudaría?

-Jamás vi su rostro, las luces me encandilaron en ese momento, no vi su cara.

-¿Con quien estabas en ese momento antes de llamar a la ambulancia?

-Con Francisco simplemente, con mi madre unos minutos después, pero ella no llegó a ver nada.

-¿Tú cómo puedes asegurarme eso?

-Porque es mi madre y me hubiese mantenido al tanto de cualquier pista si la tuviese. Ella se volvió tan loca como yo en ese momento, nadie sabía cómo reaccionar.

-Sabes que vamos a tener que interrogarla, ¿no?

-Háganlo, no van a obtener nada de ello.

-Un oficial ya lo está haciendo desde hace exactamente dos horas. Sólo espero que ella recuerde algo, cualquier cosa, porque el mínimo detalle ayudaría. Hemos estado investigando y puedo decir que tenemos algún sospechoso del caso, pero no estamos seguros del todo. Te los nombraré y me indicas si los conoces, ¿sí?

Asiento con mi cabeza y pienso en lo mal que se estará sintiendo mi madre en este momento, sin saber qué decir.

-Como te imaginaras, tenemos al padre como primer sospechoso. Es el que más problemas ha tenido con él.

-Es imposible, no creo que desde la cárcel puedas conducir un automóvil.

-Entre rejas se pueden crear crímenes múltiples. Teniendo uno o dos matones libres no crees todo lo que puedes lograr.

-De verdad que no es posible. Buscamos a su padre por días y cuando lo hallamos los dos estaban muy felices juntos. Lo conozco y sé que era una bestia con su hijo, pero lo amaba en el fondo de su alma, créame.

Él anota en su carpeta mis declaraciones mientras hablo y eso me está poniendo nerviosa.

-Bien, nuestro siguiente sospechoso es su vecino, un chico joven que conoce a Francisco desde hace mucho tiempo.

-¿Dylan? ¿Por qué él querría matarlo?

-Tal vez porque el padre de Francisco asesinó al suyo por accidente.

Siento como mis sentidos se debilitan y todo a mi alrededor da miles de vueltas, todo se acelera, el espacio se encoje y mi cuerpo se siente desvanecer. 

El sujeto agita su mano frente a mis ojos y aun así no puedo responderle cuando me pregunta cuántos dedos visualizo. No logro comprender el porqué de mi malestar, porque solo vi a Dylan una vez en mi vida. Me invade la sensación de que fui engañada aquella vez y no por Francisco sino por él. Y a su vez pienso que aquellas palabras que Dylan pronunció acerca de porqué Francisco había cambiado su identidad, tenían que ver con ese asesinato del cual me hablaba el oficial.

-¡Brenda! Por favor, dime cuantos dedos ves.

Su voz me conduce nuevamente a tierra.

-Cinco. Veo cinco.

-Bien, déjame hacerte una última...- No dejo que acabe su frase, pues ya sé cómo termina, lo interrumpo y respondo lo que se supone que querrá escuchar.

-La única vez que hablé con Dylan en persona, él me reveló la verdadera identidad de Francisco, sin que yo se lo pidiera, como si intentara decirme algo importante, algo que quería que yo supiera. Acabó hablándome sobre los gritos y golpes que escuchaba provenientes de la casa de al lado y por último mencionó que Francisco había cambiado su identidad porque todo estaba volviendo a suceder. No comprendí en ese momento de lo que me estaba hablando y tampoco lo hago ahora, pero es todo lo que puedo aportar a la investigación.

-Sabes que eso es muchísimo, ¿no? Muchas gracias Brenda.

- Y déjeme decirle que vi ese auto frente a mí, pero no logré visualizar al conductor y eso es lo peor que pude haber hecho. Dios.

Me largo a llorar desesperadamente porque sé que si lo hubiese visto todo sería diferente ahora. Él me mira sin saber cómo calmarme y apoya su mano junto a la mía.

-Todo estará bien, lo encontraremos, ese es mi trabajo, no el tuyo. Tú ya hiciste demasiado.

-El día en que me otorgaron el permiso de ser la única acompañante de la sala, minutos antes de hablar con el doctor yo lo vi, vi a un hombre caminando hacia la avenida y subirse a un automóvil. Nadie puede quitarme de la cabeza que él es el asesino. Algo me impulsó a quedarme mirándolo hasta que se subió al coche y créame, mi sentido característico de mujer no ha fallado nunca.

Necesitaba contárselo a alguien y no existe mejor persona que un oficial de policía. Sequé mis lágrimas y él tomó mi mano para acariciarla suavemente.

-¿Entonces podemos decir que estas cien por ciento segura de que ese es el sujeto que buscamos?

-Tal vez  un noventa por ciento, pero si, lo estoy. 

-¿Puedes describírmelo? 

-Era alto, robusto, de piel blanca. Su cabello era rubio casi platinado y vestía un traje negro.

-No te dejaremos sola, ni a ti ni a él. Gracias de verdad, por todo lo que me has dicho. Mañana volveré a traerte noticias si es que las tengo.

Se impulsa en el asiento para levantarse y camina hacia la puerta, espera a que yo pase primero y luego él me sigue detrás. Se despide de mí con un beso en la mejilla y me jura por todos los dioses que encontrará a ese hombre. 

Y yo le creo.


Libérame (Completa, en fase de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora