15.Peligro.

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-¿Así que me quedaré en tu casa? Bien -Sonrío y aplaudo emocionada.

-Vamos. -Ríe y toma mi mano, corriendo por todo el pasillo y con la misma velocidad llegamos a su casa.

-Aquí es. -Se detuvo frente a una edificación con un gran jardín de tulipanes blancos. A los costados unos pequeños arbustos decoraban el lugar. El frente era color verde esmeralda y las ventanas llevaban cortinas del mismo tono.

Al abrir la puerta, un diminuto caniche se nos abalanzó, aunque nos llegaba apenas a los talones, parecía feroz.

-Que hermoso es. ¿Como se llama?

-Tomi - Dice tomándolo en sus brazos.- Cuando te conozca mejor, ya no ladrará al verte.

-¿Puedo acariciarlo?

-Adelante, no te hará daño. - Con su mano me conduce a la cabecita del canino. -

-Hola Tomi. -Dije acariciándolo con mi mano sobre la suya.

-Entremos, por lo que veo, mi padre no está.

No solo tenía un cachorro, también tenía una pecera y un pequeño hámster. Su casa era más grande que la mía seguramente. Subimos a dejar las mochilas y en el camino veo retratos, fotografías, cuadros hermosos... ¿Pertenecían a su mamá?

-Déjala donde quieras, siéntete cómoda.

-Lo estoy, gracias. -Admiraba su enorme habitación, su biblioteca repleta de libros, los ventanales. Me concentraba en ese espacio.

Él se tumbó en la cama y con los pies se quito los Converse. Lo observé colocar sus dos brazos bajo la nuca y acomodarse. Me recosté junto a él admirando la comisura de sus labios, volviendo a mi mente esos recuerdos recientes, esa sensación que hacía latir mi corazón a mil por hora.

-¿Te ocurre algo? -Dice acariciando mi cabello.

-Nada, solo te miraba. -Besé su mejilla y sonreí. - No te molesta que lo haga ¿Cierto?

-Oh no, al contrario, me tranquiliza. -Acaricia mi cintura, sus ojos clavados en los míos.

Me acerqué a él quedando a milímetros de su rostro, posando mi mano en su abdomen. Parece que se hubiera paralizado en ese momento, aunque rápido volvió a lo natural. Conecté nuevamente nuestras miradas en busca de una explicación a su actual reacción.

-Nota esto -Conduce mi mano hacia su pecho y la aferra a la suya. -¿Lo sientes?

Creo que su corazón le saldrá por la boca o el pecho se le perforará.

-Me tocas y a modo de instinto se altera todo mi ser. -Sonríe y arrima su rostro a mi pecho- Me gustaría estar así por siempre.

-También yo. Eres mi persona favorita y conviertes a todo lo nuestro en mis acciones favoritas también. Me mal acostumbras.

-¿Yo? ¿Te acostumbro mal?

-Si, tú. -Con mi dedo índice toqué ligeramente el extremo de su pequeña nariz.- Es como a un niño recién nacido, lo acostumbras a los brazos, luego solo quiere estar allí y la cuna le da pesadillas.

-Aprecio la idea de que no quieras dormir en otros brazos que no sean los míos.

-En cierto sentido, es mejor estar acompañada. -Lo abracé con fuerza y sonreí.

Tomi ladraba desesperado, corría de un lado a otro de la habitación sin parar, como avisando que alguien llegaría.

-Deberías fijarte... -Se levantó al instante que mis palabras fueron emitidas.

-Es mi padre, ha llegado hace unos minutos, el auto ya no esta estacionado en la entrada. -Dijo luego de mirar por la ventana de la habitación.

-Quédate aquí, vuelvo enseguida. -Agregó. Salió rápidamente dando un golpe fuerte a la puerta.

Libérame (Completa, en fase de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora