-Tranquilo, desahogate, está bien hacerlo de vez en cuando - Dije para intentar sentirme útil ante la situación.
-Toda mi vida es una entera porquería. ¿Comprendes? Ya no tengo a mi madre para que me arrope en las noches frías, para que me haga café en las mañanas o pelee conmigo por demorar mucho en bañarme. -Sonrió al recordar esos momentos
-¿Por qué las mejores personas tienen que irse? ¿Por qué Brenda?
-Nada es para siempre, solo Dios sabe cuanto tiempo nos queda en la Tierra.
-¿Dios? Es algo totalmente inexistente. Si él existiera, ella no estaría muerta, aún seríamos muy felices en nuestra casa cercana al mar, viendo como todos los veranos el balneario se llena de turistas. Aún podría ver sus tiernos ojos grises despertándome en las mañanas y su piel blanca como la nieve, combinando con sus risos rubios. -Sonrió por un instante y volvió a recordar.
-Se lo difícil que es para ti y lo lamento mucho, de verdad.
-No sabes cuanto la extraño, todo lo que me hace falta ahora... Solo hace un año y parecen cientos, miles de ellos.
Besé su mejilla inundada en lágrimas, liberando con mi otra mano a éstas.
-Es algo duro, no es fácil de superar.
Él tomo mi mano y la acarició, posándola sobre su pierna.
-¿Te ha pasado? -Pregunta un poco más sereno.
-Mi madre vive, pero una amiga muy unida a mi falleció casi en mis brazos. Un año, dos meses y veinte días, para ser exacta.
Respondí casi con un nudo en la garganta. Ella era mi única mejor amiga y no voy a olvidar nunca el momento en el que se desmayó junto a mí, dejando de respirar en cuestión de segundos.
-Lo lamento, no quise provocarte recuerdos.
-Estaba en la clínica hacía ya bastante tiempo, la trataban por leucemia. Maldita enfermedad, aún puedo dibujar un destello de su sonrisa en el aire. Era muy bella...
Mi voz se entrecorta cada vez más y no quiero llorar. Se supone que lo estoy apoyando, soy yo la fuerte, no puedo tomar su mano y caer sobre el mismo abismo.
-Ahora está en un mejor lugar ¿No crees?
-Así es. También la extraño mucho, como tú a la creadora de tus días. Ella era la única en quien podía depositar toda mi confianza, fuimos amigas mucho tiempo y la voy a recordar cada minuto de mi vida por las ganas de vivir que tenía. Ella sabía que en cualquier momento podía irse y jamás tomó partido de ello para victimarse ni mucho menos
Él solo me mira, con sus ojos aún llorosos y las mejillas teñidas de un color rosa fuerte.
-No podemos vivir del pasado, es algo ilógico, como un objeto punzante que se entierra en tu corazón, causandote daño. -Digo rodeando sus hombros con mis brazos
-Lo mejor es pensar en el hoy, supongo.
Sonrió levemente y me abrazó. Yo cerré los ojos.
Me acomodé en su hombro y no pasaron más de dos horas hasta que me despertara. Estoy junto a él observando la expresión de tristeza que aún invade su rostro. Su brazo está colocado alrededor de mi cintura y mi mano, de alguna manera llegó a estar sobre su pecho. Podía sentir perfectamente sus latidos.
-Bren, querida. ¿Estás aqui? - Puedo sentir los pasos de mi madre en las escaleras.
Sin molestarlo tomé su brazo con delicadeza, lo coloqué sobre las frías sábanas y caminé en puntas hasta la puerta. Salí.
-Aquí estoy mamá. No grites.
-¿Porque?
-Mati está durmiendo y va a despertarse. -Mentí. Pero no era una gran mentira en sí, Mati si estaba durmiendo.
-Veo que tú también dormías. - Sonrió y beso mi frente - Te llamé a tu celular muchas veces y no contestabas.
-Está sin sonido, perdón.
-No sé para que lo tienes si no lo escuchas.
-Por favor mamá, olvido sacarle el silencio, solo eso.
-Bien, iré a comprar algo para la cena, vuelvo en media hora.
-Ok, ¿Y Nicholas?
-En el trabajo, creo que hoy no llega a casa. ¿Precisas algo?
Si, preciso permiso para traer a un recién conocido a casa, que en realidad ya está dentro. No, mejor no decirlo así.
-Un paquete de Lays, si puedes. Y si traes bebida, compra una de más.
-Es jueves Bren, solo comes esas cosas los sábados...
-Hoy tengo ganas de hacerlo ¿No debo?
-Claro, no he dicho nada, ya regreso.
Es jueves, exacto, queda un día para terminar esta semana y por lo tanto un día más para tener a Francisco en casa sin que lo vea mamá. Es difícil, ella siempre sabe todo o lo averigua.
Subí a mi dormitorio y allí sigue él aún dormido. ¿Cuántas horas ha dormido hoy? Me conviene despertarlo. Me acerco tímidamente a la cama, ubicándome junto a él.
-Fran- Digo en un tono de voz suave. - Es hora de que despiertes.
Él da un par de vueltas en la cama y cubre su rostro entre las sábanas. Río al ver su respuesta y lo destapo.
-Vamos, me traes problemas si no lo haces.
-¿Tu madre llegó? -Responde de repente.
-Si, vuelve en media hora, así que tienes tiempo suficiente para arreglarte y aparentar que recién llegaste, no hables de todo el rato que llevamos aquí.
-Descuida Bren.
-El baño queda por este pasillo a la derecha, la segunda puerta. -Digo sonriendo al ver que frota sus ojos y se sienta en la cama.
-Seguro. Gracias por todo.
-Ya deja de agradecer, tómalo como un favor que algún día me devolverás.
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Libérame (Completa, en fase de edición)
Roman d'amourElla es una chica solitaria. Él es nuevo en el instituto y en el vecindario. Parece un chico sumamente normal, pero está atado con las crueles situaciones de su pasado. Solo Brenda logra darse cuenta de que Francisco no está pasando por un buen mome...