17.Vacía.

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Llegué a mi casa, con los ojos tornándose a rojos, de tanto llorar en el camino. Se que es mi culpa que se haya metido en un lío con su padre, que lo maltrate y le hable mal. 

No me tomé la molestia de fijarme si mi madre estaba ahí, corro tal una estrella fugaz hasta la habitación, donde cubrí mi rostro con la almohada de plumas, tan suave como su rostro, como su voz, como sus lágrimas...Llena de rabia y dolor llenaba de lamparones a ésta.              

Daría lo que fuera, tan solo porque estuviera bien. Quería llamarlo, volver a su casa, denunciar a ese hombre. Pero simplemente siento que debo quedarme aquí por horas, sin ver la luz del día ni la oscuridad de la noche, sola, como me encontraba antes de que él apareciera.  Antes de que el verbo <<Vivir>> tuviera su significado y las tardes no fueran vacías.

Una pequeña puntada en el pecho estaba castigándome hacía algunos segundos, cuando por fin sonó el teléfono. Esa llamada que pensé sería un <<Estoy bien, no te molestes>> al levantar el tubo, no tuve que molestarme en hablar. Francisco fue el que comenzó y culminó la corta conversación.  

-No puedo volver a verte, no debemos cruzarnos más ni pasar tiempo juntos, ya no me haces bien. Disculpa la manera tan directa de emitir el mensaje. Gracias por todo.

Sus palabras fueron, cada una de ellas, un cuchillo enterrándose en el fondo de mi ser, o como caminar descalza sobre brazas calientes. Fueron grandes y fuertes puñaladas atravezandome. Era una sensación hiriente, no la esperaba, realmente no. 

Él no pronunció la frase ''No quiero verte'' sino ''No puedo'' y a continuación ''No debo''. 

Esto me hace pensar que existe la posibilidad de que su padre esté impidiendo mi presencia. Estaba imponiéndole algo, por la forma en que me habló y el tono al expresarse. 

Su padre era realmente igual a como Francisco lo describía, violento, abusador, controlador, pude comprobarlo.

Mi misión es liberarlo de toda esa oscuridad, guiarlo hacia la luz, el amor, la felicidad. Tengo que encontrar la forma de separarlos, aislarlos, uno del otro. Yo no soy más que una extraña en toda su problemática, amaría consolarlo y poder decirle que jamás volverá a pasar.

¿Él me creería? ¿Confiaría en mis palabras? Claro que no, si lo único que logré fue empeorarlo todo. 

Libérame (Completa, en fase de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora