5.Help.

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-Hola Mati ¿Estas cansado? - Digo mientras tomo su mochila y me la acomodo en el hombro derecho.

-Algo...¿Puedes cargarme?

-Claro, ven aquí superman- Lo tomo en mis brazos y acaricio su cabello.

-Soy tan fuerte como él. -Dice entre risas.

-Por supuesto que sí.

-¿Está mami en casa?

-No aún, llega tarde y lo sabes.

-Pero quiero estar con mamá.

-Llegas, duermes, te acuestas y en segundos mami llega.

-¿Con chocolates?

-Exacto -Río ante su comentario y lo bajo tomándole de la mano para que camine junto a mi los metros que quedan.

-Nicholas dice que no es tu papá pero si el mio, no entiendo ¿Quien es el tuyo?

-Recuerdas aquel señor que un día te regalo un gran oso de peluche?

-Si, en mi cumpleaños...creo.

-Ese es mi papá. Y mira que rápido, ya llegamos. Corre, corre pequeño saltamontes.

-Son feos esos bichitos saltarines Bren -Dice mientras sale disparado hacia la puerta, la abre y entra corriendo.

Este ser tan diminuto me hace completamente feliz, es lo mejor que me ha pasado en la vida, hasta ahora. Ha sido la única persona que nunca me defraudó, cuando estoy triste dice cosas divertidas para que me ría, al darse cuenta de mi angustia. Y si estoy feliz es el primero en compartir mis sonrisas. 

Siempre nos hemos cuidado mutuamente y cada vez que lo observo jugando en el parque, quiero que se quede así, siendo un niño para el resto de su vida, que las preocupaciones de la adolescencia no le atormenten jamás.

Subo a mi habitación y allí está Francisco, lo veo dormido, como un niño pequeño, como Mati cuando se cansa mucho. Me quedo suspendida en el marco de la puerta unos segundos mirando como su pecho se infla y desciende al inhalar y exhalar. 

-¡Bren, ayudame a quitarme los zapatos! -Grita desde su recamara y Francisco da una vuelta en la cama sin despertarse.

-Aquí estoy, no grites mucho, hay un nene durmiendo - Digo mientras desato sus cordones y le hago con el dedo índice la señal de ''Sh''.

-¿Un nene? ¿Dónde? ¿Vino a jugar conmigo? 

-No, no vino a jugar, es un nene grande, no te emociones tanto. 

-¿Es tu novio?

-No bebé, somos amigos, él no se sentía bien y quedaba más cerca mi casa que la suya, así que vino hasta aquí, solo por un ratito.

-Yo soy tu único novio. El único.

-Claro que sí. Ahora novio, duérmete para descansar un poco. -Sonrío y lo cubro con las sábanas.

-Te quiero mucho.

-También yo, te quiero hasta el cielo. -Beso su frente, el cierra los ojos por unos segundos al sentir mi beso y sonríe.

-Yo hasta la luna, las estrellas y todo.

-Me ganaste, lo admito. Duerme, yo estaré en casa, no me iré.

Cierro la puerta con cuidado y vuelvo a mi habitación, él está ahora sentado de espaldas a la puerta, con los codos sobre las rodillas y las manos sosteniendo su rostro.

-Hola.

 -Oh, Brenda, disculpa, me quedé dormido. -Dice al escuchar mi voz.

-Está bien, puedes quedarte - Me siento a su lado y lo miro.

-¿Hasta mañana?

-Es jueves y tenemos clases.

-Lo sé, pero puedo irme contigo desde aquí. No quiero llegar a mi casa.

-¿Porque no? ¿Que ocurre?

-Nada que no pase siempre, gritos, llantos, peleas, discusiones. Y todo eso me hace mal, ya no quiero vivir más con mi padre.

-¿Porque se pelean tanto?

-No hay razón inicial, esa es la cuestión. Me grita porque sí, me pega porque quiere y ya no lo aguanto .

Me mira a los ojos y encuentro en su mirada ese pedido de ayuda, de esperanza. 

No comprendo aún como se ha generado tanta confianza entre los dos, como de un momento a otro hemos pasado de caminar en un largo pasillo liceal a conversar sentados en mi cama. Sentí la necesidad de escucharlo y de darle algún que otro consejo si es que se me ocurría uno, la situación que me estaba contando no era fácil de comentar. 

-Tranquilo Fran, todo va a pasar, un día te despertaras y...- Él corta mi oración.

-¿Y qué? Alguna cosa mágica lo convierte en buen hombre de un día al otro, claro. Un ángel tal vez aparece en sus sueños pidiéndole por favor que ya no me maltrate. Disculpa, pero hace tiempo que ya no creo en cuentos de hadas.

-Mírame. Todo va a salir bien, solo debes hablarlo con alguien especializado en el tema. O hablarlo con él, decirle como te sientes.

-Jamás me prestará atención, tendría que tomar la forma de un cigarrillo o una botella de alcohol, para que eso pasara. Desde que mamá se fue nada es igual.

Sus pequeños ojos verdes comenzaron a ahogarse en lágrimas que rociaban lentamente sus mejillas. Yo solo lo miraba paralizada, no sabía que hacer ante tanta información sobre su vida.

-Mamá me amaba, en cambio él, él me odia Brenda. - Rompió en llanto mientras cubría con sus manos su dulce y puro rostro.

Acaricié su espalda en modo de compasión y entrelacé mis dedos en su pelo. No se me ocurren palabras para contestarle y pienso que tal vez no aportarían nada mis comentarios, sino el hecho de estar ahí para él, de poder escucharlo, abrazarlo y darle un hombro en el cual llorar, hacer que se sienta acompañado. 

Muchas veces las palabras no son necesarias cuando se tiene el cariño de por medio y yo había aprendido a quererlo en horas, es raro pero cierto, al segundo de conocerlo ya me agradaba y lo quiero más ahora. 



Libérame (Completa, en fase de edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora