Cap 5

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Los dos caminamos en silencio hacia al bar, pero sin embargo ella me llevaba la delantera.

—Vamos Julian, muévete— dijo Juliet haciéndome señas con las manos.

Si en algo ella es buena, es teniendo energía de más.

Unos minutos después por fin llegamos, un lugar bastante pequeño y con la música ensordecedora.

—Y que se supone que haré yo? Solo verte trabajar?— pregunte mientras la seguía hasta la barra.

—Puedes ir a distraerte por ahí— respondió sin siquiera mirarme.

Decidí hacerle caso a las palabras de Juliet, así que explore un poco aquel lugar, afortunadamente no había mucha gente. Al pasar por un costado de un hombre algo mayor, de aproximadamente 50 años, me tocó suavemente el hombro.

—Hey chico, te gustaría cantar una canción conmigo en el karaoke?— preguntó.

—Lo siento, pero no me gusta cantar— respondí con una amable sonrisa.

—Solo una, por favor.

De alguna manera, el seguía insistiendo hasta que acepte ¿cuales eran sus intenciones?.

Minutos después nos encontrábamos cantando Heart-shaped Box de Nirvana en el pequeño escenario de aquel bar. No lo disfrute demasiado pero aún así trate de hacerlo lo mejor posible.

Al terminar el hombre me dio las gracias, se presentó conmigo y me entrego una pequeña tarjeta con su numero de celular, al darle la vuelta traía el logo de RCA.

—Yo puedo darte muchas oportunidades, tenlo en cuenta— añadió guiñándome el ojo.

Antes de que yo pudiera decir una sola palabra, el dio media vuelta y se dirigió a la salida abriéndose paso entre toda la gente.

Admiré aquella tarjeta entre mis manos por unos cuantos segundos más, la cual yo no pretendía usar al tratarse de una empresa discográfica, no estaba interesado en eso. Así que sin cuidado alguno la metí en el bolsillo de mi pantalón.
Aunque debo de admitir que obligar a una persona a cantar solo para promocionarse fue muy buena idea.

Vagué por aquel bar prácticamente toda la noche. Cuando Juliet terminó su turno, nos dirigimos de nuevo a mi apartamento.

—Te escuche cantar, tienes una voz muy bonita— añadió Juliet dando pasos más largos para alcanzarme.

—Eso es mentira, yo ni quería hacerlo.

—¿Que te hace creer que yo miento? Solo digo la verdad.

—Claro, lo que tú digas— dije fastidiado.

—Vaya, que humor tienes.

Para evitar responderle de mala manera, opte por no hablarle durante todo el camino; y al parecer ella pensó lo mismo.

Al llegar a mi apartamento cada uno se dirigió a su respectiva habitación sin decir ni una palabra.

Tome una ducha rápida, me coloqué solamente un pantalón y me metí en mi cama para quedarme profundamente dormido casi al instante.

Human Sadness (Julian Casablancas) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora