Como ocurría en los últimos días, acudí a mi cita en el paseo marítimo con una alegría y un optimismo impropio de mí.
Saludé a Bridget, la chica artesana que solía colocarse a mi lado y extendí mi chiringuito. El sol aún brillaba pero la brisa marina hacía que la temperatura fuera agradable.
Debía decidir si volvía a mi coqueto apartamento en el mismo paseo, pero bastante más abajo en la costa. En tal caso ir a trabajar supondría un desplazamiento en un Ford que se negaba a prestar más servicio.
—Tienes visita, Fanny.
Levanté la vista de mi caja de pinturas y efectivamente, Rick caminaba hacia el lugar donde yo estaba. No llevaba puesto el uniforme y no sabía decir cómo estaba más atractivo.
—Qué bombón —dijo Bridget, a pesar de que tan solo una semana atrás había amenazado con romperle un plato decorado en la cabeza.
—Sí, está bastante bueno.
Yo estaba cambiando, hasta apenas hacía un año, me costaba muchísimo abrirme a los demás y ahora no había más que verme. Todos los que compartíamos el paseo marítimo nos tratábamos en mayor o menor medida, pero con los más cercanos la relación era más intima.
Y no, ya no se me aceleraba el corazón cuando veía a Rick, no. Ahora eran una especie de danza de mariposas en el estómago que debía hacer presión en algún nervio gástrico (si es que eso existía) que provocaba que las comisuras de mis labios se elevaran mostrando una amplia sonrisa de dentífrico. No podía parar de sonreír.
—Hola —me dijo nada más llegar. Traía una cara rara, como si guardase un gran secreto. Supuse que sería su cara de ir a detener a alguien.
Tomé la lata fría de coca cola que me traía y que yo recibí de muy buena gana.
—Alguien quiere hablar contigo.
Entonces me di cuenta de que unos pasos detrás de él venía un individuo alto, falto de pelo y de unos cincuenta años de edad. No sé cómo me había pasado desapercibido, quizás fuera que cuando vi llegar a Rick, todos los demás detalles de la escena quedaron desdibujados. Me lo quedé mirando fijamente, tratando de dilucidar quién era ese "alguien" y que interés tenía en hablar conmigo.
—Fanny, este es el señor Weiss.
¿Weiss? No recordaba ya las veces que le había pedido verme con él, pero siempre me eludía alegando estar ocupado, y ahora, mira por donde, aparecía como por arte de magia.
—Bien. —Me levanté y comprobé que Weiss era colosal. Era algo más alto que Rick—. Ya me tiene aquí. Hable.
El señor Weiss, a pesar de ir trajeado en un lugar como aquel, donde los parroquianos vestían muy informal, no parecía desentonar. Sin duda tenía una elegancia innata que le hacía lucir igual de bien un traje hecho a medida que unos harapos mugrientos.
Me indicó que me sentase pero rehusé, aunque solo fuese para llevarle la contraria y mostrar mi recién adquirida vena rebelde. Rick se alejó de nosotros para no inmiscuirse en la conversación.
—Estaba preocupado por ti.
—¿Ah, sí? —Sin duda era él, me sabía su voz de memoria.
—Desapareciste sin dejar rastro.
—Claro, es mi especialidad —respondí cínicamente.
¿Por qué hasta ahora no se había molestado en conocerme en persona? ¿Qué quería? Sin duda, era mi momento para hacer todas las preguntas que tenía pensado plantear algún día.
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Amor Caprichoso
RomanceLa vida de Fanny cambia radicalmente el dia que interviene para intentar salvar la vida de su vecino. ¿Quién le iba a decir que aprendería a abrirse al mundo, que encontraría una familia y también el amor?