Capitulo 76. Abi y luciano

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Andrea tenía a ambos bebés en sus brazos, no podía dejar de verlos. Siempre pensó que Dios se había olvidado de ella, pero el le demostró con crece que no era así, perdió un bebé y la compensó con dos y otra pequeña que la amaba como si fuera propia. Estuvo un largo rato obcecando a esos angelitos dormir con sus puñitos apretados. sus padres, su hermana, cuñado y Regina habían salido y ella ni siquiera lo noto.

Necesitaba conocer cada parte de sus cuerpo, aún con ellos en sus brazos y después de pujar por mucho tiempo seguía sin creer que ese par de angelitos eran de ella

Samuel: son hermosos -al fin dijo luego de un largo rato de silencio-

Andrea: más que eso.. -dijo sin despegar la mirada de ellos-

Samuel: estos dos angelitos necesitan nombres, no crees?

Andrea: ya los tienen... Mi beba se llama... Abigail, mi pequeña abi -dijo emocionada-

Samuel: me gusta -dice emocionado- abigail Gallardo del junco -dijo- tu... Querrás llamar al pequeño Diego? -preguntó, durante todo el embarazo el estaba casi seguro que andrea lo querría llamar así-

Andrea: oh no! No quiero que este bebé sea la sustitución de otro, Diego tiene su propio lugar apartado en mi corazón así como también también mi pequeño Luciano, tengo muy claro que este precioso no es Dieguito, es Luciano, otro bebé hermoso porque el cual daría la vida si es necesario

Samuel: te amo sabes? -dijo por lo que acaba de escuchar, algo en el le decía que andrea no había superado esa parte de su vida, y esas palabras le dejaron bastante claro que no era así- y me encanta también ese nombre. Luciano

Andrea: si te digo te amo te estaría mintiendo, porque créeme que lo que siento por ti, lo que tu me provoca, le queda aún grande a esa palabra, jamás dejare de agradecerte que me hayas devuelto la vida

Samuel: mi amor -dijo y se acercó con cuidado a besarla- no crees que deberías descansar ya? Haz estado con ellos mucho rato

Andrea: no quiero, los quiero aquí pegaditos a mi

Samuel: ay amor! Que egoísta. Los dejaré pasar a todos otra vez, tu mama debe de estar volviendose loca, hace un rato casi me despelleja porque quería cargar a sus nietos...

...............

Deborah: como que dos! Tenía entendido que sólo era uno! Porque no me dijiste eso antes?!

#####: pues porque yo tampoco sabía señora, yo sólo soy una enfermera de turno, no soy adivina

Deborah: te llamo en un rato para decirte que vas hacer -dice enojada y cuelga-

Darío: dos?

Deborah: si, la muy estúpida tuvo dos mocosos

Darío: y ahora?

Deborah: pues haremos lo que teníamos pensado desde el principio, nos llevamos al bebé y lo abandonamos por ahí. Aunque bueno, pensadolo bien creo que sería mejor llevamos a andrea, la pobre sufrirá tanto alejada de sus cosita

Darío: eso me parece mejor, así al fin podremos ser felices justos, ella y yo

Deborah: sólo hay que pensar bien las cosas. Y tu! Cuidado con hacer alguna locura -le advierte, debora sabía muy bien que a su hermano se le hacía un poco más difícil controlar su enfermedad-

Andrea ya había quedado dormida otra vez, estaba muy agotada, sus padres se fueron para dejar a la nueva familia descansar, el señor Antonio prácticamente tuvo que arrastrar a la señora Maritza para que pudieran irse, Bianca y Jorge su fueron con Regina que hizo tremendo berrinche porque quería quedarse con su mami y sus hermanitos. dejando a Samuel vigilado el sueño de dos angelitos y de la que pronto sería su esposa

Samuel: que sería de mi sin ti, bonita? -dijo en un susurro-

Samuel pov

Andrea era todo para mi, mi cuerpo, mi alma, todo mi ser le pertenecía, ahora entiendo perfectamente ese dicho que dice "el momento más obscuro es ante del amanecer" si me mantuve de pie todos estos años era porque mi hija dependía de mi, creí que jamás iba a salir de la oscuridad que me dejo la muerte de Regina, hasta que andrea con esos ojos le devolvió la luz a mi camino...

Pasaron tres días en los que andrea y los pequeños tuvieron que permanecer en el hospital, andrea ya se había acostumbrado perfectamente a los bebé y a tenerlo que amamantar a los dos juntos, porque ambos lloraban al mismo tiempo.

La pequeña abi tenía un poco de cabello castaño en su cabecita, sus mejillas siempre estaban sonrojadas y regordete, pesó más que su hermano y eso se notaba, apenas había abierto sus ojos, eran de un perfecto color miel como los de samuel, la pequeña era una mini fotocopia de su padres.

Luciano sin embargo era pequeñito en comparación con su hermana, pero eso no le quitaba lo perfecto y hermoso que es. Su pelo era negro y abundante, incluso se podía ver más en su cabecita que en la de su hermana, tenía los mismos ojos que Samuel y su hermana, pero todo el resto era idéntico a su madre, era muy parecido a su primo Andrés.

el pequeño se aferraba a su hermana cada vez que lo ponían juntos, Andrea y Samuel se rindieron tratando de ponerlos en Moisés separados, cada vez que lo hacían, Abigail empezaba a llorar desesperadamente y cuando ponían a su hermano juntó a ella, dejaba de hacerlo. Sospechaban que aquella niña sería una manipuladora en potencia y que el pequeño se encargaría de siempre cuidar a sus hermanas mayores a toda costa

Andrea: ya! Ayúdame samuel -dijo un poco desesperada, esos bebés si que tenían buenos pulmones-

Samuel: lo harás con los dos? En serio, como puedes?!

Andrea: tengo otra opción? Anda, ayúdame acomodarlos -dijo mientras bajaba su blusa y colocaba dos cojines alrededor de su cintura-

Samuel era muy paciente y estaba con Andrea ayudándola cada vez que podía.

Los pequeños eran realmente hermosos, Andrea no podía dejar de verlos, Regina los amaba, siempre cuando llegaba del colegio se bañaba porque quería estar con sus hermanitos y ella decía que estaba muy mugrosa para estar cerca de ellos, su grado de cuidado con ellos era enorme

Hoy toda la familia se reuniría en casa de los padres de andrea y bianca para celebrar el nacimiento de los bebés y también para poner fecha a la boda de Andrea y Samuel y al bautizo tanto de los mellizos, como de Andrés, el pequeño tenía casi un año y aún no lo habían bautizado

Andrea: hola pequeña abi -dijo a su bebé que ya había abierto sus ojitos- como está la princesita de mamá? -dijo y toco su nariz- déjame decirte que eres muy hermosa, te pareces mucho a tu papi

Samuel: por eso es que es tan guapa -dijo desde el marco de la puerta- ya están listos? Abajo nos esperan

Andrea: escuchaste que egocéntrico es tu papi?. Si amor, ya estamos listos, te estaba esperando para que me ayudarás a bajar

Llegaron a la sala y como bien dijo Samuel ya todos estaba listos, se irían en dos autos porque definitivamente ya no cabían en uno

Cuando iban de camino a la casa de los abuelos, un auto se atravesó en medio del camino, haciendo que samuel tuviera que frenar de golpe, provocando que los bebés empezaran a llorar

Andrea: que pasa samuel?! -preguntó preocupada-

Samuel: no lo se, pero quiero que permanezcas aquí, nada va a pasar, los de seguridad vienen atrás, tranquila

De aquel auto negro empezó a salir una persona que Andrea conocía bastante bien

Andrea: Darío...

Miedo al amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora