9. Necesito vacaciones.

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9. Necesito vacaciones.

Era una mañana como cualquier otra en la vida de Adalynn. Despertó a eso de las seis, desayunó con sus padres y luego fue a preparar su bolso para visitar a sus amigos (si es que así se los podía llamar) de la Creepy-House. Su madre, quien a veces podía resultar bastante molesta, se asomó por la puerta de su habitación para preguntarle lo mismo de siempre:

–¿Segura que no tienes ningún novio secreto por allá?

A Adalynn le molestaba que sus padres sospecharan cosas de ella. Siempre les contaba todo, jamás les ocultó ningún secreto, ni siquiera en su época de adolescente rebelde que cometía errores cada vez que parpadeaba. Su madre la había escuchado hablar cientos de veces por teléfono con sus amigos y siempre sacaba conclusiones por sí misma sin siquiera preguntar.

–Voy a visitar a mis AMIGOS. –respondió Adalynn, rodando los ojos.

–Claro, claro –su madre le dio un guiño–. "Amigos".

La parada de autobús se encontraba a tres cuadras de su casa. Acostumbraba a comprar algo de comer, pero estaba bastante llena después del desayuno que su madre hizo. Mientras aguardaba a que el autobús llegara se puso sus audífonos y subió el volumen al máximo.

En el momento exacto en que tomó asiento en el fondo del autobús, su teléfono comenzó a vibrar: era un recordatorio de que ese mismo día debía ir por Sally. También se había comprometido con Dina, la ayudaría a repasar para su examen de derechos. También Jack la había invitado a cenar en la noche; no era una cita ni nada por el estilo, solo una salida de amigos... o conocidos. Su prioridad por ahora era Sally pues necesitaba con urgencia ese dinero, pero tampoco podía dejar plantados a Jack o a Dina. Pasó una mano por su cabello suelto. Su agenda estaba que explotaba de tantas cosas que tenía para hacer. ¿Cómo no se dio cuenta?

Echó la cabeza hacia atrás y tuvo ganas de llorar.

–Necesito vacaciones. –murmuró tras soltar un bufido.

Pero eso no sería posible. Apenas estaban a mitad del mes de octubre y no podría disfrutar de dormir junto a la piscina hasta dentro de siete meses más. Si bien sus padres solían viajar a la Cordillera de las Cascadas, en Oregón, para las vacaciones, esta vez ella no podría (ni tampoco le permitirían) acompañarlos. Perdería casi un mes de clases y no le iba muy bien que digamos, sobre todo en Salud Mental.

Realmente extrañaba los años en que todavía era una adolescente de preparatoria. Se la pasaba acostada escuchando Maroon 5, faltaba a la escuela cuando quería, iba a más de dos fiestas en un fin de semana, salía a cenar con sus amigos (al menos durante el corto período en que aun los tenía) y, sobre todo, se iba de vacaciones con sus padres más de una vez al año. La playa, las montañas, el bosque. Sus padres amaban el turismo y se pasaban ahorrando casi tres meses para realizar sus viajes.

–Genial, parpadeaste. Ya comenzaba a creer que estabas muerta o algo.

Adalynn se atragantó con su propia saliva a la vez que daba un brinco hacia atrás, golpeando su espalda con el respaldo del asiento. Comenzó a toser descontroladamente, cubriendo su boca con ambas manos. Brian la ayudó dándole unas palmadas en la espalda. Cuando ya estaba más calmada, el rostro de Adalynn enrojeció.

–No te había visto. –dijo entonces, mirando hacia otro lado.

Brian rio. –Eres extraña.

De inmediato ella volteó a mirarlo. Su timidez pareció desvanecerse justo cuando Brian terminó su oración con la palabra "extraña". Tuvo que soportar las ganas que tenía de golpearlo.

–¿Perdona? –su tono de voz le recordó a Toby la última vez que lo vio en la clínica y se sintió mal, pero ahora no era momento de pensar en eso–. No sé a qué te refieres con que soy extraña y te recomiendo no volver a llamarme de esa forma si no quieres terminar sin test...

Fue interrumpida por Brian.

–No, no en ese sentido. Creo que me expresé mal... quise decir que quizás eres algo diferente.

–En este momento me dan ganas de tirarte un diccionario en la cara –murmuró Adalynn–. Hay una gran diferencia entre la palabra "extraña" y "diferente", Brian.

El autobús frenó, ya estaban en la universidad.

Rayos. Nunca tengo tiempo suficiente para hablar con él. Pensó Adalynn.

–Bien, Brian, creo que ya debo despedirme... No creas que olvidé lo que dijiste, eh.

–Yo tampoco olvidaré lo que dijiste.

–¿Qué? –Adalynn enarcó una ceja.

Pero cuando se volteó, Brian ya se estaba alejando entre la multitud. ¿A qué se refería? Ella no había dicho nada malo, a no ser que Brian se hubiera tomado enserio la broma de tirarle un diccionario a la cara. Ya tendría otras oportunidades para verlo.

Cuando se encaminaba a su clase, se dio cuenta que podría haberle preguntado a Brian si sabía algo de Toby. No había vuelto a la clínica desde entonces y la tenía preocupada. Decidió que esa tarde no visitaría la Creepy-House (Ben y ella podrían jugar The Legend of Zelda cuando quisieran, a pesar de que a ella no le gustaba). Comería algo con su familia y tal vez luego iría a la clínica para preguntar si sabían algo de Toby. Todavía le quedaban unas semanas de tratamiento con el psicólogo, en algún momento debió volver a la clínica.

Debería pedirle su número a Brian... Por supuesto que para saber algo de Toby, no con otras intenciones... Claro que no. Pensó mientras mordisqueaba su lápiz.

La clase se había vuelto aburrida. Por un momento sintió que estaba nuevamente en tercer año, en clase de Historia con la profesora Higgins. Allí Adalynn solía recuperar las horas de sueño que había perdido quedándose hasta tarde viendo películas o haciendo cualquier otra cosa menos estudiar.

Adalynn: Dina, lo siento pero no podré ayudarte a estudiar hoy.

Suspiró al enviar en mensaje. Tenía miedo de que ella pudiera enfadarse. Enseguida le llegó su respuesta.

Dina: No t preocups Lynn. Helen me está dando una mano ;)

Dina eres la mejor. Cerró sus ojos y sonrió aliviada.

Solo le quedaba ir por Sally cuando la clase finalizara. De alguna forma había conseguido su número y le envió un mensaje diciendo que la esperaría en la parada de autobús a unas cuadras de la vieja casa donde Sally vivía. Podría dejarla un rato con sus padres mientras visitaba la clínica.

–Lo único que quiero es saber cómo está Toby. –murmuró para sí, esta vez decidida a prestar atención a la clase, que estaba a pocos minutos de finalizar.


The proxy symbol. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora